“Paso por paso”… un taller de animación

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hcs animatallerdeautismo 01Gabriela, integrante del taller de animación, dibuja con el uso de aparatos electrónicos. Fotos: Heidi Calderón Sánchez

Fácil no es, dice ella mientras lleva la mirada hacia lo lejos, donde la gente camina con prisa entre los canteros de Ixoras rojas; luego, un poco más optimista, afirma que es necesario, se refiere a lograr una mejor inserción social de su hija Gabriela, diagnosticada con trastorno del espectro autista

Para encaminar a la niña ha buscado ayuda en varias instituciones culturales, cuenta que durante varios días merodeó por la sede de los Estudios de Animación “Anima” en Holguín, hasta encontrar a la persona que le abrió las puertas.

El productor Rosell Morales Morales quiso colaborar desde el inicio, y además propuso que surgiera un espacio capaz de ayudar a otros con las mismas necesidades. Así nació el Taller de animación para niños autistas, en el que un grupo de jóvenes, con la habitual tarea de crear dibujos animados, se organizó para proveer las necesarias herramientas electrónicas, conocimientos, tiempo y sobre todo compromiso.

“Es indudable que ellos tienen habilidades para las artes plásticas”, piensa el productor de Anima, “en el caso de Gabi, tiene buenas ideas, crea sus propias historias, sabe cómo contarlas, tiene un mundo de fantasías con personajes que solo necesitan mejorar en perspectiva, color, y otros tecnicismos.”

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“Hemos creado una estrategia para el desarrollo del taller, primero formación de dibujo, después enseñarles animación, y luego realización audiovisual, hasta ayudarlos a que realicen cortometrajes de ficción,” asegura.

El pequeño grupo de niños acude cada jueves a los estudios de animación en compañía de Yolanda Fernández García, maestra de apoyo de la escuela Haydée Santa María Cuadrado, institución que atiende educandos con trastornos del espectro de autismo.

“Ellos son pensadores visuales por excelencia, en nuestra escuela trabajamos a través de pictogramas y claves visuales porque a ellos casi toda la información les llega por la vista, y eso mismo lo expresan en sus habilidades para crear, quizá no puedan expresar una idea escrita en un párrafo, sin embargo, lo hacen a través de una pintura”.

La educadora explica, además, que el autismo es una condición que dura para toda la vida, no tiene cura, pero en el caso de los niños que acuden al taller de animación no poseen una discapacidad intelectual, es decir, tienen la condición del autismo, que afecta cuatro áreas fundamentales, lenguaje, comunicación, conducta y socialización, pero mantienen un intelecto conservado que les permite avanzar en el aprendizaje.

“Con este espacio, además de ejercitar la memoria visual pueden socializar, llegan a otro medio, se comunican con otras personas, les abre posibilidades, ayuda en la regulación de su conducta, se expresan, liberan energía, buscan equilibrio; por eso, cuando la mamá de Gabriela creó este puente la escuela la respaldó, los padres se preocupan por el futuro de sus hijos, por ayudarlos a lograr una vida adulta independiente”.

hcs animatallerdeautismo 03Rosell Morales Morales, Productor de Estudios Anima, enseña técnicas de dibujo a Alejandro, otro integrante del taller de animación.

La maestra expone también que el autismo es un desorden del neurodesarrollo profundo a nivel de la corteza cerebral, que se identifica con un rompecabezas donde falta una ficha, estas personas requieren de mucha orientación, hay que guiarlas y en el taller lo hacen de esta forma.

Además de la niña Gabriela, participan varios chicos con diferentes edades e inquietudes. Antony, que prefiere trazar las formas obtusas del juego Minecraft, su hermano Alejandro que no posee la condición del autismo, pero cuida al pequeño mientras disfruta de las bondades del taller, Ernesto, de quien cuentan que es un excelente dibujante y Brayan, que posee una dulce sonrisa y tiene además dotes para tocar el piano.

“Ellos son el ejemplo de que nuestra sociedad puede ser mucho más inclusiva”, comenta la madre de Gabriela, “nos falta mucho por aprender en ese aspecto, porque si otras entidades y otros proyectos se abrieran a las personas con trastornos del espectro de autismo y quisieran ayudar, la carga para las familias sería más ligera, pero falta conciencia de que son parte de la sociedad y todos tenemos responsabilidades con ellos”.

El taller de animación hace su parte, José Rafael Calzadilla Fernández, director de Anima, comenta sobre el interés del equipo en brindar instrucción. “Nosotros tratamos de que ellos consuman la mayor cantidad posible de conocimiento de animación, desde los procesos tradicionales hasta técnicas más complejas; partieron del dibujo en papel hasta llegar al uso de la tecnología, y el manejo de softwares.”

“No pedimos ningún requerimiento, solo vocación. Yo puedo establecer comparaciones porque soy profesor también en la Escuela de Artes Plásticas El Alba y me agrada ver como estos niños tienen la capacidad de buscar soluciones en el aprendizaje práctico, pero tratamos de no abarrotarlos de contenido, porque tuvimos un encuentro con especialistas de la escuela a la que pertenecen y nos dieron preparación para el trato con ellos”.

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Los estudios Anima trabajan también en otros talleres y proyectos, una de sus metas a corto plazo es terminar dos nuevas entregas de la serie de Audiolibros Retoños de Almendros, destinados, fundamentalmente, a la distribución en escuelas especiales que acojan niños débiles visuales. Estos materiales se producen en conjunto con Ediciones La Luz.

Sobre los vínculos de colaboración que ha logrado establecer la escuela Haydée Santa María Cuadrado, comenta la maestra Yoli Yero: “Hemos tenido otras colaboraciones, como la ayuda que recibimos de la compañía de Narración Oral Palabras al Viento, o Ronda de los Sueños, pero necesitamos muchas más, sobre todo requerimos ayuda para formar a los educandos en posibilidades laborales, ellos tienen facilidad para tareas manuales y artesanías, por ejemplo, en esto hace falta más ayuda, incluso de las nuevas formas de gestión, de los particulares, de todos”.

La destreza para crear formas lógicamente dispuestas en un relato la demuestra Gabi, desde el aparato electrónico que comienza a operar en los estudios de animación, la niña organiza tramas coherentes en la que cada personaje está caracterizado por ella, tiene su propia voz y nombre.

“Yo quiero dar movimientos a mis personajes”, afirma sin apartar la vista de su labor, “hace tiempo que hago los dibujos, pero la animación es algo más, esto me encanta”. Ante otras interrogantes, ella sonríe con amabilidad, dice que no sabe las respuestas en ese momento porque está concentrada en otra cosa, pero afirma que va bien. “Lo voy a lograr, paso por paso, paso por paso, paso por paso…”


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