"Smiley", amor en todos los colores
- Por Milo García
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"Smiley", me gustaba el nombre. Lo venían anunciando desde el primer día. Una obra de teatro escrita por el dramaturgo español Guillem Clue, que llegó a las instancias del Festival Internacional de Cine Pobre de Gibara dirigido por Josep María Coll.
Una historia de amor, de esas que consumimos desde siempre, donde los protagonistas, por no tener el valor, se ven envueltos en una espiral de complicaciones. Con la actuación de Georbis Martínez y Roberto Romero, víctimas del hilo rojo, el público sintió la obra; todos en algún momento hemos vivido la incertidumbre de no saber lo que siente el otro, y hasta hemos alargado el inicio de un romance por no reconocer lo que sentimos.
"Smiley" cuenta el vaivén de dos jóvenes que se conocen por una equivocación, que, castigados por la experiencia del pasado, las inseguridades y hasta el ego, pretenden callar antes de confesar lo perdidos que están. Una obra representativa del colectivo LGBTQ+ que no recae en los estereotipos de géneros, todo lo contrario.

"Smiley" cuenta el vaivén de dos jóvenes que se conocen por una equivocación, que, castigados por la experiencia del pasado, las inseguridades y hasta el ego, pretenden callar antes de confesar lo perdidos que están. Una obra representativa del colectivo LGBTQ+ que no recae en los estereotipos de géneros, todo lo contrario.

Eran las 6 de la tarde cuando presentaron la obra, no sé si muy temprano o tarde para llorar, pero vi lágrimas en el público -yo incluida-. Porque la historia lo mismo te hacía reír que llorar, te hacía recordar, y hasta querer gritarle a los protagonistas que no perdieran más tiempo. La sinceridad muchas veces ahorra turbulencias en el camino, pero seamos sinceros, qué sería del ser humano sin un poco de drama.


A pesar de los sinsabores del camino, todo queda en el lugar que le corresponde. Quizá fuiste un Alex preso del miedo, un Bruno confundido, o hasta un Pablo que sufrió las consecuencias de dos personas que no terminaban de reconocer lo que sentían por el otro. En algún punto de la vida, hemos sido todos y cada uno de ellos.