Un brindis por los 20 años del Ballet Español de Holguín
- Por Jorge Suñol Robles
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El espectáculo por los 20 años del Ballet Español de Holguín tuvo como escenario la sala Raúl Camayd del “Suñol”. Fotos: Carlos Parra“Perseverancia y pasión” fue el título del espectáculo que regaló la compañía Monika Dance Ballet de Español de Holguín, como cierre del décimo quinto curso del taller Amor flamenco, correspondiente al periodo 2018-2019, un espacio de formación y preparación de niñas, de 4 a 16 años, que surge con el objetivo de crear una fuerte cantera para ingresar luego a la compañía de forma profesional.
Clases de flamenco, ballet, castañuelas y preparación física, son algunas de las materias que Monika González Martínez, directora y máxima impulsora de este proyecto, ha tenido en cuenta en los encuentros con las pequeñas alumnas. Este año, como una novedad, se decidió crear también un grupo especial con adultos, para los que, como hobbie, quieran aprender de estas tendencias danzarias.
El espectáculo, que tuvo como escenario la sala Raúl Camayd del “Suñol” cierra el ciclo de celebraciones por los 20 años del Ballet Español de Holguín cumplido el pasado febrero, se concibió de una manera variada, pues no solamente se disfrutaron piezas de flamenco, sino de música infantil, y otros géneros más fuertes como las alegrías, las bulerías, las rumba y el tango, lo cual denota, de cierta manera, la versatilidad en el registro que proponen estos talleres.
La compañía Monika Dance tiene como objetivo formar cantera para futuros profesionales“No solo han sido momentos lindos, hemos tenido muchos avatares y tropiezos en el camino, pero no obstante a eso, nos hemos levantado, hemos continuado y estamos aquí tras 20 años de trabajo”, afirma la propia directora, quien agradece a las autoridades del Partido, el Gobierno, la Asociación Hermanos Saíz, la Casa de Cultura así como a los trabajadores del teatro Eddy Suñol por la excelente acogida.
En la presentación se fusionaron las bailarinas más experimentadas con las más pequeñas, logrando un equilibrio y apoyo entre pieza y pieza, que ante los ojos del público, muchos familiares de las niñas, funcionó y convenció, no obstante hace falta más riesgo en las coreografías, más expresión en el cuerpo, comunicar con el movimiento, más allá de la simplicidad y la repetición de pasos. Ese sería uno de sus retos. Talento y ganas sobran.
