Numa y sus hacedores de logros
- Por Jorge Fernández Pérez
- Hits: 796
Fotos: Del autor
Sus jornadas trascurren entre la blancura de las harinas y el calor de los hornos, siempre matizadas por la pericia resolutiva que les posibilita innovar con nuevas materias primas o convertirse en valerosos reparadores de piezas y otros elementos técnicos.
Con la premisa de aportar a la producción de alimentos, sin importar el escenario, se las ingenian para mantenerse a flote con lo que tienen, pues saben que su misión social está ligada de forma directa a la alimentación del pueblo holguinero.
Son hombres comunes en apariencia, con alegrías y dificultades, aciertos y errores, pero los distingue el compromiso que los une al centro laboral que les abrió las puertas y, sin sospecharlo, se convirtió en una extensión de sus hogares: la Empresa Provincial Productora y Distribuidora de Alimentos (Numa) de Holguín.
Llegaron sin conocimientos sólidos en materia de elaboración de alimentos a esa entidad, que este 30 de octubre fue anfitriona del acto nacional por el aniversario XV del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Industria Alimentaria y la Pesca, pero las ganas de aprender sobraban.
Ellos demuestran en el día a día el principal mérito de Numa, industria de referencia a nivel de país, que comprende a su recurso humano como un aspecto esencial detrás de cada logro y reconocimientos merecidos por su incansable equipo.
El profe Mario
Mario José Oliva Muñiz es panadero o, dicho técnicamente, operario A en la panadería La Estrella, donde trabaja hace 30 años. Estudió técnico medio en soldadura y por su mente nunca pasó dedicarse al oficio que lo ha acompañado buena parte de su vida, pero las circunstancias tenían otros planes.
“Cuando salí del servicio militar estaba sin trabajo y no tenía una plaza. Soy vecino de La Estrella, me acercaba aquí por las noches y ayudaba a los compañeros. Un día, me avisaron de que algunas personas se iban a retirar y me sugirieron que me quedara.
“Nunca soñé con ser panadero, pero enseguida me gustó esto. Cuando entré, fui aprendiendo de los maestros panaderos que había, quienes me enseñaron muchísimo. Me preparé hasta que le informaron a la administración que ya yo estaba apto para ocupar cualquier responsabilidad.
“Antes, se horneaba con hornos de vara y la tecnología era mucho más atrasada, más difícil. He ocupado puestos aquí de todo, desde almacenero hasta jefe de turno, lo que me ha permitido ampliar mis conocimientos.
“Llega el momento en el que tocas la harina y sabes cuando no está buena, si hay que darle más o menos tiempo, subirle un poquito la sal, trabajar en la estufa sin agua o sin vapor y otras cosas de las que nos vamos dando cuenta sobre la marcha.
“Soy de los más viejos y los muchachos me dicen profe o papi, me tutean como muestra de cariño y para mí ellos son mis hijos, parte de lo que soy.
“Significa mucho trabajar aquí y elaborar el pan de la canasta básica, pues sentimos que aportamos al pueblo, a pesar de que no siempre llega como quisiéramos. A veces, tenemos problemas en la materia prima o retrasos y el proceso debe llevar un tiempo de fermentación determinado.
“Cuando la harina llega de noche o en la madrugada, a la hora que sea, estamos listo para empezar a producir alrededor de 19 mil panes para la canasta básica, hogares de ancianos, hogares maternos y otros centros priorizados. Es todo un reto.
“Numa es parte de mi vida, llevo más de la mitad de mis años trabajando en la empresa, donde planeo seguir hasta que me jubile o, mejor dicho, hasta que ellos me necesiten”.
El valor de la innovación
¿Quién en Numa no conoce a Lázaro Richelmis Proenza Estrada, maestro jefe de brigada en la fábrica La Excelencia? Este innovador destacado, que cuenta con varios reconocimientos por su trayectoria, es ejemplo de la modestia que debe acompañar a los éxitos.
“Llegué a la empresa en el 2008, como dependiente de almacén y estuve un período a prueba. En ese tiempo, pasó un evento climatológico y me incorporé enseguida. Hizo falta que trabajara en la garita, pues no había mucho personal, y allí estuve casi dos meses; también trabajé de dependiente.
“Al terminar esa etapa, pasé al almacén, donde estuve unos cuentos años. Además, fui aprendiendo con Diego, un muy buen maestro, y fui cogiendo ideas, hasta que pasé el curso y me hice maestro de unidad. Me he movido por diferentes áreas para aprender cómo se hacen las cosas. Yo estudié electrónica, pero esto es lo que me gusta.
“Me han ofrecido plazas administrativas, pero no he aceptado. Prefiero estar directo en la producción, tocarla, ver lo que se hace a diario.
“Creo que, en cualquier esfera laboral, es importante tener un equipo de trabajo, tener confianza en las personas, pues nosotros tenemos que tomar muchas iniciativas aquí, buscar otras elaboraciones ante la falta de materias y siempre apostar por la innovación.
“Como innovadores, encontramos la forma de prestarle el servicio a la población, siempre con el apoyo de la empresa. Pienso que el que no ha tenido la posibilidad de innovar es porque no ha estado en el lugar adecuado, pues esa capacidad forma parte de los cubanos.
“En Numa, todo el mundo pone su granito de arena, desde el chófer hasta la alta dirección. La empresa es muy creativa y muy importante para todos, pues siempre nos apoya. Sabemos que faltan muchas cosas por lograr todavía, porque nunca dejamos de aprender”.
Numa en la sangre
Al maestro dulcero de la fábrica La Excelencia, Rolando Rojas González, le venía en la sangre la buena mano en la elaboración de alimentos, por la parte paterna. Hace 7 años, se incorporó al equipo de Numa, donde también laboraba su progenitor y, a día de hoy, este técnico medio en contabilidad y finanzas no se imagina en otro sitio.
“Mi papá me enseñó todo lo que sé. Iba a su trabajo de madrugada siendo un niño, lo veía cumplir el proceso en la dulcería y, poquito a poquito, fui aprendiendo, a pesar de que nunca pensé en trabajar como dulcero. Tuve varios trabajos en la empresa, antes de asumir esta función.
“Me gusta aprender, pues eso nunca está de más, por lo que es importante investigar sobre lo que uno hace y preguntar mucho a los que llevan más tiempo y tienen más experiencia. En mi caso, me he especializado en el tema de la decoración.
“Siempre damos alternativas para que el cliente salga satisfecho. A veces, traen una idea o un logotipo y tenemos que encontrar la manera de plasmarla, con la mejor calidad posible. En el momento que vivimos hoy, buscamos soluciones para mejorar el trabajo y nuestro desempeño.
“En la dulcería tenemos un equipo unido, sin discordias, pues de haberlas la producción no quedaría igual. En los procesos intervienen varias personas y todos deben hacerlo a conciencia con el deseo de que queden bien.
“En la empresa, hemos logrado crecer en lo personal, cruzar obstáculos con la intención de que todo quede mejor cada día, a pesar de las dificultades y las carencias. Trato de superarme donde quiera que esté y planeo continuar haciéndolo en Numa, porque tengo muchos deseos de trabajar”.