Ana y el bien de todos
- Por Reynaldo Zaldívar
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Foto: Del autor
Ana Bárbara García Zúñiga no es una adolescente a la que solo preocupa actualizar su Instagram o ver el último capítulo de la serie de turno. A sus 16 años, lleva en los ojos la luz de quien ha encontrado un propósito más grande que sí misma. En un mundo donde muchos jóvenes crecen entre las grietas que la crisis económica ha dejado sobre el patrimonio espiritual de los pueblos americanos, sumiéndolos en luchas desenfrenadas por alcanzar el éxito personal, Ana ha elegido un camino que procura el bien de todos como máxima fundamental.
La pasada noche del 12 al 13 de agosto, en Birán, mientras jóvenes de toda Cuba festejaban en acampada el cumpleaños de Fidel, recibió el Premio Joven Patria, la máxima distinción que otorga el Movimiento Juvenil Martiano (MJM) a nivel nacional, un reconocimiento que celebra no solo su labor investigativa, sino su convicción de que la juventud puede —y debe— ser protagonista de la historia, preocupándose por promover valores que beneficien al mayor por ciento de cubanos. En este sentido, José Martí ha sido guía fundamental.
Ana Bárbara García Zúñiga recibió el Premio Joven Patria. Foto: Jonathan Miranda
“En 2016, cuando tenía siete años, recité 'La Bailarina Española', de Martí, en la escuela. Allí comenzó todo. Pocos meses después, junto a otra niña llamada Indira Pérez Almaguer, presenté al Seminario municipal de Estudios Martianos un trabajo titulado 'Un niño que llegó a ser un Gran Hombre', que era un análisis de la infancia de Martí, de cómo fue surgiendo el sentimiento humanista en él. El trabajo resultó ganador en ese evento, y en el que se hizo a nivel provincial”.
Ana recuerda emocionada el día que lo presentó en el evento Nacional, en enero de 2016, celebrado en la provincia Camagüey. Recibió el premio a manos de René González, héroe de la República de Cuba, por entonces vicepresidente de la Sociedad Cultural José Martí.
Ana Bárbara junto a René González, héroe de la República de Cuba. Foto: Cortesía de la entrevistada
Bajo el título “La universalidad y actualidad del pensamiento de José Martí”, sucedió en La Habana (enero de 2018) el Primer Encuentro Internacional de Jóvenes Martianos, que reunió a más de un centenar de jóvenes y niños de varias partes del mundo. A este evento fue invitada Ana Bárbara.
Ana Bárbara junto al intelectual y periodista Luis Toledo Sande. Foto: Cortesía de la entrevistada
“Del evento recuerdo la conferencia 'A la altura de Fidel', de Luis Toledo Sande, fundador de los Seminarios Martianos; recuerdo a un estudiante nigeriano hablar de Martí como bandera anticolonial, y a Sise, un joven de Malí, que me regaló una bufanda como muestra del calor humano que ha de imperar en la sociedad mundial. Aún la conservo, junto a la experiencia de representar a mi provincia en un evento de indiscutible referencia para nuestro Movimiento Juvenil.
“La mayoría de los seminarios y eventos a los que fui por esos años casi siempre era la más pequeña. Eso era intimidante, y a la vez me llenaba de orgullo. Aún me falta mucho por conocer de Martí, pero haber comenzado desde tan poca edad me ha permitido adelantar en ese conocimiento. Tratar de ser como Martí es una meta que sigo. Martí es verbo, acción. Ese modo de pensar procuro mantenerlo latente en mi vida. Y es que ser martiano es más que sentir amor por José Martí. Implica humanismo, amor por la Patria, sensibilidad ante los problemas de las demás personas; ser martiano es reflejar empatía. Significa sentir la necesidad de ayudar a otros.
Ana Bárbara declamando poesía en un acto público. Foto: Cortesía de la entrevistada
“El apoyo de los padres y de los maestros es fundamental para poder llegar a participar en los eventos, y estos en la construcción de nuestra ideología. Pero si un niño conoce y se acerca a la 'Edad de Oro', aunque no vaya a eventos, la influencia de la obra martiana lo va a llevar indudablemente a ser un buen ser humano. También lo hará si se acerca a la obra de Fidel. Estudiar a Fidel es estudiar a Martí, y estudiar a Martí es estudiar a Fidel”.
Además de miembro activo del MJM, Ana Bárbara ha sido dirigente de la Federación de Estudiantes de la Enseñanza Media (FEEM) en todos los niveles, hasta llegar a su actual responsabilidad como Ideológica Nacional de esa organización.
Jóvenes de la FEEM reciben Caravana de la Victoria en el municipio Cacocum. Imágen: Cortesía de la entrevistada
“Estar cerca de otros estudiantes con las mismas motivaciones que yo me ha permitido crecer en espíritu. Uno de los mayores retos para mi generación es la guerra mediática contra nuestra Historia, donde hay ataques constantes para desmotivar y alejar a los jóvenes de la identidad y la memoria de lucha de nuestro pueblo. Tanto el MJM como la FEEM me han permitido trabajar para revertir eso. Estas organizaciones promueven el estudio como principal deber, pero también el amor a la patria, a nuestra identidad, con proyectos que van encaminados a brindar estabilidad ideológica y emocional a los jóvenes.
“Se hace muy necesario el estudio de la historia de Cuba para fomentar, a través del conocimiento, los valores necesarios para la construcción de un futuro mejor para la Patria. Admiro mucho a los profesionales de la salud; salvar vidas es lo más hermoso, tal vez por eso desde pequeña quise ser doctora. Cuando la brigada Henry Reeve (Contingente Internacional de Médicos Especializados en Desastres y Graves Epidemias 'Henry Reeve'), de la que formaba parte un familiar mío, era epicentro de las noticias, la labor humanista que realizaban me impactaba y seducía. Tal vez por eso dije en muchas ocasiones que deseaba estudiar medicina. Pero ahora creo que puedo ser útil en otras facetas, desde carreras afines a las ciencias sociales. Deseo ser periodista, y desde ahí ser útil a Cuba, donde pueda realizar trabajos investigativos y referentes al estudio de la historia que lleguen al pueblo con objetividad y sencillez. Martí fue periodista. Y su obra me motiva mucho. Según Martí, el periodismo debe ser examen y no censura. Debe representar los intereses de la sociedad, dar respuesta a las inquietudes de la población, y creo que en eso puedo aportar mi granito de arena”.
Ana Bárbara junto a jóvenes en campamento de Birán, 12 de agosto de 2025. Foto: Del autor
Este 13 de agosto se cumplió el aniversario 99 del natalicio de Fidel Castro, y se hizo el lanzamiento, desde Birán, de la campaña ideada para no dejar morir sus ideas y promover en las nuevas generaciones el aprecio por el estudio de su pensamiento.
“Somos los jóvenes de la generación del centenario de Fidel, y es un gran reto, pues el Comandante encabezó la lucha para no dejar morir al Apóstol en su centenario. No solo en la marcha de las antorchas, o haciendo alusión a él en su alegato de autodefensa, sino mostrando con su ejemplo un amor incuestionable por Cuba. Hoy se hace necesario no dejar morir a Fidel en su centenario, estudiar su vida y obra. Y es nuestra tarea de orden. Eso nos hará hombres y mujeres de bien, que defenderán su legado; hombres y mujeres que defiendan la historia y la soberanía de esta tierra amada, jóvenes que desde cualquier ámbito sean defensores del bien: desde el surco, las aulas o los hospitales, ser protagonistas de no dejar morir a Fidel, que Fidel siga naciendo en cada joven como ha seguido naciendo Martí. Lo más importante es llevar en nuestro espíritu sus ideales. En mi caso, para honrar a Fidel, lo haré desde el aula, sobre todo, pero también desde mis responsabilidades en la FEEM o donde quiera que se me asigne”.
Delegación holguinera a la Edicion 48 del Seminario Nacional de Estudios Martianos.
En tiempos donde la crisis espiritual golpea más fuerte que la económica, Ana Bárbara es el recordatorio de que Martí no es un lujo, sino una necesidad. Como aquel Cristo de los pobres que caminó junto a los humildes, su legado sigue siendo brújula para los que no se resignan. Ana no pertenece a la generación del desencanto, como algunos insisten en promover. Es parte de la generación que eligió creer y fundar.
