Farallones: celebrar “con altura”
- Por Claudia Arias Espinosa
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En 50 líneas no caben las montañas de esta parte de la isla, ni Farallones, ni su gente. Tampoco el asombro que son los paisajes o la manera arrasadora en que la vida fluye por aquí. Pero hagamos el intento.
La Sierra de Farallones de Gran Tierra de Moa, de constitución caliza, está ubicada en el centro de una zona de rocas ultramórficas y vulcógenas de la provincia de Holguín, lo que se considera un fenómeno único en Cuba.

Entre sus pliegues se abre, además, la Gran Caverna de Moa , un área privilegiada para la investigación científica. Por eso, en 1981 fue declarada Monumento Local.
Mucho antes, el tiempo necesario para que más de una generación encaneciera, a la Sierra le creció un asentamiento. Como buen hijo llevó, al menos, parte del nombre. Y se llamó así: Farallones.

A esta comunidad del Plan Turquino se llega por los caminos del hombre y del agua, que suben, bajan, se retuercen y causan cierta aprehensión en quienes por primera vez vamos a bordo del camión Kamaz.
Por estos días, su gente salió antes de los cafetales y los sembrados, porque Farallones se convirtió en punto de confluencia de importantes acontecimientos: el acto por el 61 aniversario del Triunfo de la Revolución y por el Día Internacional de la Montaña.

El día 12 llegaron los artistas. El Círculo Social sirvió de escenario a los jóvenes de Guabajaney show, que bailaron “Mambo” y “El tren”; a los malabares de Edisnelson Vega; al humorista Carlos Armas; a los actores del Teatro Guiñol de Holguín y al Mimo de Camagüey: los cuatro que se fueron.
Esa noche se reconoció a la Tumba Francesa de Bejuco, por contribuir a la conservación del patrimonio cultural de la nación. Y también al Consejo de la Administración Municipal de Moa, por su destacada participación en la organización y desarrollo del Fórum Tecnológico Especial del Plan Turquino 2019.

En la mañana del día 13, tuvo lugar el acto en celebración del triunfo revolucionario. Hasta Farallones subió también la máxima autoridad del territorio, encabezada por Ernesto Santiesteban Velázquez, Primer Secretario del Comité Provincial de Partido Comunista de Cuba y Julio César Estupiñán Rodríguez, presidente de la Asamblea Provincial del Poder Popular.
En ese espacio se reconoció a numerosos organismos que contribuyeron a que, por estos días, el consejo popular de Farallones, del municipio de Moa, luzca diferente. Allí, donde se unen las nubes y la tierra, varias obras remozadas suman colores al paisaje.

Nueve personas encontraron su fuente de empleo en el recién reparado Taller de Industrias Locales Varias, donde se elaborarán, con yagua y guaniquiqui, cestos, sombreros, portabotellas y centros de mesa. Estos productos se comercializarán en la red de tiendas en divisa y engrosarán la lista de exportaciones del territorio holguinero.
Tras una inversión de 64 mil pesos, los abuelos ya pueden disfrutar del Sistema de Atención a la Familia, “La cueva”. El restaurante tiene capacidad para 32 comensales y, tras prestar su principal servicio, se convierte en otra opción de esparcimiento para la comunidad.

También la panadería recibió una inversión de 60 mil pesos. Se repararon el horno criollo tradicional, que arde con leña, la batidora, la mezcladora, el baño y el falso techo. Otra vez, la gente se levantará con el olor del pan, la galleta de brilla, el cake, el pinol de harina de maíz, el gofio tostado con azúcar, los licores y el pru oriental.
La tienda mixta “El yunque”, tras muchos golpes de voluntad para repararla en casi su totalidad, a partir de una inversión de 26 mil pesos, también reabrió sus puertas a unos 600 consumidores. En sus mostradores están los productos de la canasta básica, del programa materno infantil, ropa, calzado...

En ese recóndito lugar de la geografía holguinera también se apuesta por la recreación sana. Los niños siempre han tenido el río. Ahora tienen también un parque. Y los jóvenes, el estadio y un gimnasio al aire libre. La escuela primaria, por cierto, también fue reparada.
En Farallones quedan, por supuesto, otras necesidades por cubrir. La comunidad, como la casa, es así: cuando se arregla una cosa se rompe otra, y hay que seguir trabajando para preservar, reparar y construir.

Por suerte, Lázaro Vázquez, que es el secretario de la Comisión Nacional de Plan Turquino y también ha recorrido estos caminos del hombre y del agua, dice que “Holguín es una provincia con mucha iniciativa, que se caracteriza por tener sensibilidad con el montañés. Por eso me encanta venir y todo esto que hemos visto aquí, haremos todo lo posible por explicarlo en otros lugares”.