En el centro del pueblo de Holguín
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Cuando regresaba de pase, las primeras horas en la beca preuniversitaria podían ser una dulce tortura. Dulce, porque disfrutaba escuchar las historias de mis amigas sobre sus paseos de noche por la ciudad. Tortura, porque no podía acompañarlas.
- Por Rosana Rivero Ricardo
- Categoría: Opinión
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