Importancia de la historia
- Por Rodobaldo Martínez Pérez
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Las complejas realidades cotidianas del país patentizan que el más seguro sostén ideológico es la Historia de Cuba, arma e instrumento para afianzar, cada vez más, la unidad, identidad, orgullo por defender, a cualquier costo, las cuatro letras y sus más genuinos valores.
Buscar la unidad de los cubanos hermanan a Martí con Fidel en sus ejemplares legados de lucha. En sus prosas y oratorias cobran vida los mártires caídos, los héroes presentes y los procesos acontecidos para que dieran razón de ser a las nuevas gestas y estos empeños enlazan firmemente sus pensamientos y acciones que cristalizan en la Revolución de los humildes y para los humildes de 1959.
En la organización de la Guerra necesaria, el Apóstol busca apoyo en las figuras cimeras de las gestas anteriores, para vertebrar un movimiento que logre sus objetivos libertarios, sin repetir errores anteriores, fundamentalmente el caudillismo y la desunión.
Desde la Damajagua hasta hoy el pensamiento político cubano defiende siempre la unidad, desde la concepción de lucha, cualidades morales, éticas e ideas sobre cómo concebir la Revolución, la necesidad de la existencia de un Partido y la confianza en el pueblo.
Martí desde 1895 batalla por animar un desarrollo ideológico popular adecuado, para una sociedad en indudable proceso de constantes búsquedas por su independencia.
Fidel piensa no solo en educar a un buen ciudadano a través del ejemplo del Maestro, sino de hacerlo y, al mismo tiempo, generar preceptos que requieren ser auténticamente transformados para imponer un nuevo orden revolucionario que emana de las necesidades inscriptas en un estado de la práctica y la fisonomía histórico-político de los hombres y mujeres que construyen una nueva sociedad en el país, a partir de 1959.
En la Historia de Cuba la unidad es el factor decisivo, con muestras elocuentes de que cuando hay fisuras el peligro es inmenso, de ahí la lucha constante por mantenerla tanto por Martí como Fidel, sus máximos defensores para garantizar la soberanía nacional.
La trilogía historia- política- pueblo, deben centrarse en la unidad, como sobresalen en los objetivos y pensamientos de Martí y Fidel para afianzar la victoria, factor decisivo para la perdurabilidad de la libertad, que se expresan con los realces de uno u otros conceptos, según lo que cada situación les aconseje.
A lo largo de tantos años de lucha toda la estrategia de la Revolución se basa en su pueblo, en sus ilimitadas energías morales, en la enorme fuerza renovadora, de resistencia, audacia, sacrificio, combatividad e inteligencia.
Y ese pueblo aporta no solo a los integrantes del destacamento inicial, sino también los medios indispensables para comenzar la lucha, mantenerla y perpetuarse como se revela ahora.
El pueblo heroico de Martí y Fidel recibe de sus directivos la actitud de lealtad, entrega y sacrificios para poder estar a su altura, la subordinación de sus conductas a los principios revolucionarios, a los valores morales, el rechazo a cuanto signifique evitar el cumplimiento del deber, la conjugación del heroísmo con sencillez, el constante antimperialismo y su entrega a la causa del internacionalismo.
La concepción de Fidel sobre la historia requiere un estudio constante desde la ciencia, para las difíciles tomas de decisiones en la realidad, para aprovechar, en todas sus dimensiones, el rico y estratégico pensamiento histórico- cubano, además de contribuir, decisivamente, desde una mayor intencionalidad y coherencia a la formación integral de las presentes y futuras generaciones de la Patria.
Al hacer una retrospectiva histórica hay una línea de reflexión estratégica, con ricos saberes acumulados de nuestras características en los diferentes momentos de la vida e indispensables para los análisis, decisiones y principios de mantener la libertad o entregar la vida en el combate.
