Inteligencia emocional
- Por Hilda Pupo Salazar
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Las emociones requieren prioridades, en todos los momentos, para el bienestar en los colectivos, las relaciones personales, sociales en cualquiera de las posibilidades, pero hoy nos referiremos al mundo laboral.
Para lograr esa jerarquía es decisivo desde los hogares, escuelas y en las exigencias sociales, priorizar al máximo la responsabilidad afectiva e implementarla como un valor en todas las etapas educativas, de cada quien.
Porque esta conducta demanda una práctica conscientemente en las relaciones humanas, que solidifican los vínculos afectivos que, a su vez, eludiría posibles males psicológicos derivados por una mala gestión de la responsabilidad hacia los demás.
De acuerdo con las normas la responsabilidad emocional colectiva es un compromiso del centro laboral, para mantener el bienestar emocional de sus trabajadores, pero según las estadísticas no siempre es así, unos sí, otros ni lo intentan, alejados de la ciencia e innovación.
Si en el ambiente productivo florece la inteligencia emocional hay un clímax propicio para el éxito, al reinar la alegría, satisfacción y el amor por lo que se hace que optimiza la comunicación interna, hace crecer la motivación y el compromiso tanto colectivo como individual, con mejores rendimientos, creación, responsabilidad en el ámbito profesional, con sólidas relaciones efectivas para con los demás y el orgullo personal del colectivo, o sea se llegaría al corazón de cada quien.
Debería dominarse, desde la excelencia, que la responsabilidad emocional o afectiva reconoce el impacto positivo o negativo de acciones, palabras, lenguaje corporal, reacciones impensadas, violencia verbal, acoso, inobservancias de los compromisos, entre otras.
Una mala gestión emocional da al traste con un positivo clímax laboral, al dañar el funcionamiento grupal, liderazgo y obstaculiza el propósito para que cada miembro aporte todas sus potencialidades.
Las emociones naufragan por actuaciones egoístas como priorizar, de los mismos responsables, sus propios intereses, burlarse de los sentimientos de los demás, romper acuerdos o promesas, del colectivo, mentir u ocultar informaciones, permitir a los aduladores, insinceridad y deshonestidad, desaparecer en los momentos trascendentales, evadir conversaciones enredadas ni reflexionar sobre temas álgidos, con temor a los problemas y cruzar límites sin consideración por los demás.
Para Daniel Goleman, psicólogo estadounidense: "La inteligencia emocional es la capacidad de reconocer sentimientos propios y ajenos, de motivarnos y de manejar adecuadamente las relaciones… abarca cinco competencias principales: el conocimiento de las propias emociones, la capacidad de controlar las emociones, la capacidad de motivarse a uno mismo, el reconocimiento de las emociones ajenas y el control de las relaciones", para Deepak Chopra, escritor indio: “ La inteligencia emocional crece a través de la percepción. Observa tu situación actual a tu alrededor y obsérvala a través del nivel de los sentimientos.”