Llegó silenciosa. Dicen que siempre estuvo detrás de mi. Fue calculadora. Ante el primer momento de debilidad dió un portazo y entró en mi vida para siempre. No entiende de horarios ni de lugares. Todo los días me pone a prueba, exige cuatro contactos físicos, sin chistar. Es crónica e insaciable. Quema toda mi energía. Si dejo que me domine, es capaz de dejarme tirado en cualquier lugar.
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