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Las pretensiones del Movimiento 26 de Julio eran lógicas. No se podía dejar sola a la expedición del yate Granma. Había que movilizar a las tropas de la Tiranía hasta Santiago de Cuba y así evitar su concentración en la zona costera oriental del sur, por donde desembarcarían los 82 revolucionarios. Read more “Si entro, triunfo”

Aniversario tras aniversario, crece el significado de lo ocurrido en 1961, durante la primera derrota del Imperialismo en el continente americano. Girón tiene de pólvora y morteros, de dientes de perro y ciénaga.

Una operación enemiga con nombre de personaje de Disney (Pluto), creada por la CIA y con la anuencia del gobierno estadounidense, trató de echar abajo la Revolución. Exbatistianos, terratenientes, burgueses y personajes antisociales se insertaron en el contingente mercenario, entrenado en distintos sitios, incluso por militares del Ejército yanqui.

Abel Diéguez y Tomás Vidal tenían solo 20 años por esa época y se conocían de la zona de Las Minas de Melones, actualmente municipio de Rafael Freyre. Ambos pertenecían a fuerzas revolucionarias que participaron en la defensa del territorio nacional, agredido desde el mismo 15 de abril, cuando aviones terroristas bombardearon objetivos nuestros, a fin de eliminar la reducida técnica aérea de la Isla.

“Fidel, el 16, declara el Carácter Socialista de la Revolución y yo estaba acuartelado esperando órdenes. Lo que no se sabía por dónde era el desembarco. El 17, durante el desembarque enemigo, esperamos, y al otro día, se reúne el Batallón completo en el Castillo de Atarés y nos entregan armamentos y municiones. En esa misma jornada, el Comandante Efigenio le habla a la tropa y plantea que, por órdenes del Comandante en Jefe, debíamos dirigirnos hacia la Ciénaga de Zapata, donde no se le podía dar tregua al enemigo, porque este quería instalar un gobierno provisional que favoreciera la intervención más directa de EE.UU.”, narra.

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Agrega que “en rastras fuimos hasta la zona de combate, encabezada la compañía por el capitán Roberto Sotomayor”. En la tarde, estaban ya en la Comandancia, en el central Australia. Pararon allí, y los jefes sostienen una reunión con el puesto de mando. Se plantea que avanzarían en la noche, acercándose lo más posible a Playa Girón. Adelantaron y a las 10:00 pm se posicionaron como a cuatro o cinco kilómetros de esta.

“Al amanecer –rememora–, un avión nos ametralla, mas este cae en el central Australia, abatido por nuestra artillería. Por la parte de la ciénaga y el terraplén nuevo empezamos a tener bajas desde las 9:00 am, más o menos. Entablamos un duro combate dos horas después. Con nosotros también intervinieron efectivos del Ejército Rebelde y batallones de las milicias. Cayó en esa lucha el capitán Carbó, uno de los nuestros”.

Cruzando la carretera tuvieron unos cuantos muertos y heridos, pero ya se veían las edificaciones de Playa Girón. Una explosión de mortero lo levantó en peso (echó sangre por los oídos) y mató a un miliciano. A las tres o cuatro de la tarde observaron en Playa Girón las barcazas y los barquitos en desbandada. A las 5:10 pm, se informa, en un parte, la derrota del Imperialismo.
“En Playa Girón, me mojé los pies y hasta la cara me lavé. Nuestro Batallón fue bastante osado y los jefes tomaron aquello como un asalto suicida, con mucho valor, incluso reconocido por los propios mercenarios, quienes creían que éramos rusos o chinos. Fueron alrededor de 30 fallecidos y más de 80 heridos en nuestra fuerza”, recuerda.

“En Pálpite, se ubicó la artillería. Esa noche, y al amanecer del 18, avanzamos a Playa Larga, por una carretera rodeada de dientes de perro y ciénaga, detrás de los tanques. Comenzamos a pie y terminamos así. Los tanques nos acompañaron, yo iba en la primera compañía, pero a uno le dieron un cañonazo que le arrancó la estera. Y al segundo otro disparo le llevó la torreta. Un tercero nos ayudó y al frente de Playa Larga pudimos desplegarnos. Ahí, se produce un momento donde se silencian las armas. Ya habíamos formado una línea de combate. Sentimos cuando los mercenarios se iban retirando. Harold Ferrer era mi jefe”, añade Vidal.

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Un cuarto tanque traía la orden de Fidel para cortarle la retirada al enemigo. Respiraban el olor a metralla y mar. “Vimos a los civiles que salían del área de combate y nos confirmaron la huida mercenaria. En la carretera de Pálpite a Playa Larga perdimos 17 compañeros, entre los días 17 y 18. Regresamos al central Australia y hasta la aviación nos atacó. Mis piernas sangraban, estaban lastimadas por el diente de perro (sus compañeros pensaban que lo había alcanzado un proyectil), y me llevaron a curarme. Luego se nos asigna la misión de proteger al Comandante en Jefe, en los movimientos que este realizaba en la zona de guerra; creábamos prácticamente un anillo alrededor de donde se movía, tal vez ni él sabía que lo hacíamos”, relata.

Reforzaron al Batallón de la Policía para la batalla de Girón. En la tarde del 19, se trasladan al Helechal con Fidel y de allí empiezan a salir los tanques para el asalto final, cuando el enemigo se reembarcaba. En Playa Girón, se encontraron con la fuga enemiga, integrada por grupos enteros rindiéndose y escondiéndose: “Hicimos varios prisioneros, hasta rodeamos a algunos en una casa. El mismo Fidel entrevistó a invasores en los predios de combate. Un Quinto Batallón mercenario estaba intacto en la Ciénaga y lo capturamos completo el día 20. Retornamos dos o tres días después a La Habana”.

Tanto Diéguez como Vidal ratifican que las historias de Bahía de Cochinos no quedaron sobre las arenas o escritas solamente, son lecciones de lo que es capaz de hacer un pueblo tras ver amenazada y atacada su soberanía, su Carácter Socialista. Han pasado 58 años de aquellos hechos, cuyo honor merece ser recordado cada abril.

 

Créditos:


Periodista: Nelson Rodríguez Roque

Fotografía : Elder Leyva y Archivo

Infografía : Adrian Fernández Cuba

Video :Juan Pablo Aguilera Torralbas

Edición: Yani Martínez Peña 

Desarrolladora web: Yeni Nogueira

 

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yamarex 1Fotos: Trabajadores y Radio Angulo
 
La Unidad Empresarial de Base (UEB) Confecciones Yamarex, de la provincia de Holguín, obtuvo la sede del acto nacional por el Día del Trabajador de la Industria Ligera, como reconocimiento a la meritoria labor realizada durante el año 2017. Read more Celebrará Holguín Día del trabajador de la industria ligera

Todavía frescas las heridas de la Segunda Guerra Mundial, Japón se pidía entre quienes creían, entre otros ideales, en el conservadurismo imperial y fascista, o veían un futuro sin tanta propiedad privada, movido hacia la izquierda.

Esa última tendencia socialista tuvo un líder, Inejiro Asanuma, asesinado el 12 de octubre de 1960 en un acto popular, mientras pronunciaba su discurso. Un estudiante radical, armado con una espada samurái, acabó con la vida del también conocido como La Locomotora Humana, debido a su fortaleza física, energía y grave tono al hablar.

Quiso la Historia que, del otro lado del mundo, casi al unísono, surgiera una Revolución Socialista en Cuba. Y los revolucionarios de la Isla decidieron crear una Hilandería en el municipio holguinero de Gibara –el 21 de mayo de 1961–, cuyo nombre recuerda a Asanuma y que, en dos ocasiones (en 1962 y 1964), fue visitada por otra personalidad que dedicó su vida en favor de las clases desfavorecidas, el Comandante Ernesto Che Guevara.

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Hoy, la referida industria es una UEB, adscripta al GEMPIL (Grupo Empresarial de la Industria Ligera), cuyas producciones se comercializan bajo la marca Gihilan. Son allí 285 trabajadores, de ellos 82 mujeres, y 124 menores de 35 años, lo que dice mucho del potencial juvenil del centro.
Su principal objeto social es la producción de hilazas, cordeles, frazadas de piso, confecciones textiles, colchones, almohadas, cojines y productos plásticos, incluyendo envases. La producción mayoritaria es la obtención de hilos y cordeles de algodón 100 por ciento.

 

 

 

Aida Oro Lao, directora allí desde hace 26 años, afirma: «La entidad tuvo una reforma tecnológica en 1998, aprobada por el Comandante en Jefe, que permitió el cambio del 80 por ciento de la tecnología –era japonesa y estaba obsoleta. Entraron técnicas suiza y alemana, las cuales posibilitaron el incremento de las capacidades productivas y la calidad del hilo producido.
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«En 2017, empezamos otra inversión, culminada en junio de 2018, consistente en la modernización y ampliación de la industria, con una línea más de producción (tenían antes una sola), igualmente de procedencia suiza y germana, que permite producir 2 mil 634 toneladas de hilo al año, algo que le ahorra al país, de manera total, la importación de la hilaza cruda de algodón y de 50 toneladas de cordeles, ambas representan más de 11 millones de dólares de sustitución efectiva y propician el encadenamiento productivo de esta industria con otras, para la producción de bienes de consumo con destino al pueblo y a otras entidades. Hay una gama de productos, derivados de la hilaza de algodón, que se fabrican en otras textileras cubanas, que también sustituyen importaciones».

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El ingeniero industrial Adolfo Sarmiento, especialista principal de Inversiones, asegura que la última inversión tuvo una buena concepción desde la etapa de preparación hasta la explotación de las nuevas tecnologías de hilatura, para la producción de hilos de algodón 100 por ciento.

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«Proyectamos la instalación de dos líneas, en función de obtener hilos cardados y peinados. En el primer año de post—inversión, los resultados se corresponden con lo previsto en el estudio de factibilidad. Se garantizó lo que necesita la tejeduría nacional y tenemos posibilidades de encadenamientos productivos, teniendo en cuenta la revitalización de la tejeduría de punto», añade.

«Estamos trabajando un proyecto para la introducción de tecnologías de producción de frazadas de piso. Se va a instalar una línea a fin de producir más de 7 millones de unidades anuales. Nosotros ahora elaboramos frazadas con una tecnología que tiene más de 40 años, a la que hemos tenido que hacerles muchas inventivas. Estamos buscando financiamiento, pues eso impulsaría la materialización de esa inversión», agrega Sarmiento.

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Para poder acometer los trabajos de inversión, se han tenido que hacer transformaciones en el sistema constructivo de la Hilandería. Se han materializado adaptaciones estructurales, modificaciones en el sistema eléctrico, de mantenimiento. Han influido todas las especialidades de la construcción.
«Tuvimos que contratar entidades proyectistas y constructivas para garantizar la obra civil. La Hilandería cuenta con la instalación de los sistema de Seguridad Integral», especifica Zoila Cantillo, también especialista de Inversiones.

 

 

 

En la Hilandería, el ahorro es tarea fundamental, es parte de la cultura de la organización. Resulta una fuente de ingreso, toda vez que en todos los talleres se recupera y recicla, incidiendo esas acciones en los niveles de utilidad. En la práctica, se generan desperdicios y a partir de estos una parte se incorpora al proceso productivo (abarata costos) y la otra se emplea en la producción de frazadas de piso.

«La propia producción de frazadas de piso genera productos como la recortería, que a su vez se utiliza en la propia industria como fuente de encadenamiento productivo interno, por ejemplo en la obtención de módulos textiles en el taller de costura, y junto a otros desperdicios del proceso, se producen almohadas, cojines y colchones, y nos encadenamos hacia fuera con Industrias Locales, cooperativas de producción agropecuaria y cuentapropistas», explica Aida Oro.

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Las pacas de algodón que llegan como materias primas importadas traen ocho alambres acerados como promedio, que se utilizan internamente en la elaboración de muelles de colchones, y posibilitan encadenamientos con otras entidades del territorio, para la producción de elementos de construcción de viviendas: marcos de puertas y ventanas, tablillas de persianas, celosías, mesetas para cocinas, tapas de tanques, entre otros.
Toda la recortería que se genera en el taller, la cual no es utilizable en ese lugar, se procesa y recicla en una máquina construida en la propia fábrica. Logrando después obtener rellenos de cojines, almohadas y colchones.


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La experimentada Directora acota que «tenemos un taller de producción de plásticos, que incluye un proyecto de Desarrollo Local con resultados. Allí se producen piezas de repuesto y accesorios para nosotros y otras industrias del país en general, así como, desde hace dos años, desarrollamos una línea de envase que cuenta con cuatro formatos dirigidos fundamentalmente a la industria alimentaria y el MINAG.


«Recientemente, firmamos contrato con el Turismo para el empleo de nuestros envases en una fábrica de helado holguinera. De todo el desperdicio del plástico, se derivan otros productos comercializados en moneda nacional en los mercados industriales y por otros organismos: perchas, vasos, platos y envases con tapas. La persificación que hicimos de nuestro objeto social surgió en 1993, en pleno Período Especial. Fue una solución para mantener la industria, la fuerza laboral y los salarios».

 

 

Cuentan con aulas de la enseñanza Técnica y Profesional, en las que han graduado dos cursos de Obreros Calificados (30 alumnos) y uno de Técnicos Medios (26), todos con total respuesta laboral aquí, lo que profundiza el sentido de pertenencia. Muchos de esos egresados participaron en el montaje de sus máquinas, recientemente, y renunciaron a sus vacaciones. Ahora tienen dos aulas anexas nuevas, para mecánicos industriales y electricistas.


Una preocupación que acompaña a Aida Oro es que el ingreso monetario devengado por cada trabajador no está en correspondencia con su aporte, ni con el éxito de la última inversión: “Es una inconformidad, porque la inversión nueva, por ejemplo, fue acreedora de un reconocimiento internacional y está reconocida como algo hecho bien y de calidad. Aun cuando se crece en la producción y en los indicadores de eficiencia, el salario ha ido involucionado”.
Ella alega que esa problemática está dada por un plan económico de la entidad dañado, modificado a nivel de Empresa (la Textil Nacional). «Queremos que se rectifique ese tema», aclara.

LisbethLisbeth Ferrer (23 años), quien se graduó del curso de Obrero Calificado, es secretaria del comité de base de la UJC. «Somos nueve militantes, todos nos involucramos en las actividades del centro. Hace poco realizamos el balance de la organización de 2019. Aquí se trabaja muy fuerte, siempre tratando de cumplir con cuanto plan de producción tengamos. Desde mi puesto de técnica de Gestión de la Calidad, les hago pruebas a las máquinas, haciéndoles análisis físico—mecánicos», argumenta.

Todo un veterano, Alberto González, especialista del Área Técnica—Productiva y presidente del Comité de la ANIR en el centro, manifiesta que desde 1983 trabaja en la Hilandería, donde ha ejercido muchas funciones en distintas etapas: «Mi ocupación actual comprende mantener los parámetros o especificaciones de los distintos productos que hacemos. Analizamos las materias primas que adquirimos para lograr las mezclas idóneas que favorezcan los parámetros de calidad. Valoramos todos los equipos que se introducen en los distintos procesos.

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«Participamos en la adquisición de piezas de repuesto y accesorios, materias primas y materiales, que se utilizan en los distintos procesos. Realizamos cálculos de capacidades y aprovechamiento de estas. Desde 1993, el CIR (Comité de Innovadores y Racionalizadores) nuestro es vanguardia nacional y hace alrededor de 10 años que no ocurren delitos acá».

Sin dudas, el ejemplo de Asanuma continúa vivo más allá de una placa que envió su propia viuda y que está en la entrada del edificio principal de la Hilandería. Su trayectoria no culminó en aquella herida mortal infligida por la maldad. A miles y miles de kilómetros, desde el holguinero municipio de Gibara, su Sol sigue naciendo.

 

 

Créditos:


Periodista: Nelson Rodríguez Roque

Fotografía : Alexis del Toro

Infografía: Adrián Fernández

Edición: Yani Martínez

Desarrolladora web: Yeni Nogueira

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