La FMC ha sido mi mejor escuela

Agosto 15, 2023
Por Arnaldo Vargas Castro
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Edith Zaldívar Muñoa, una mujer que, a los 85 años, recibe amor y reconocimiento por su entrega a la FMC. Fotos: Del autor

Todas las muestras de amistad, cariño y solidaridad que recibe Edith Zaldívar Muñoa, a sus 85 años, en el barrio donde reside, responden a la meritoria labor desarrollada en la Federación de Mujeres Cubanas (FMC), otras organizaciones e instituciones, así como a su carisma, coincidente con el significado bíblico de su nombre, "alegría" o "gozo"m y que el Antiguo Testamento reconoce como "mujer sabia, que aconsejó al rey David en asuntos de gobierno".

Ideológicamente, recibió los influjos de su abuela materna, hija de mambí, que perdió tres hermanos en la Guerra Necesaria organizada por José Martí (1895) y falleció a los 102 años de edad. "Ella me crió en un ambiente sano, de confianza mutua, amor y con mucha rectitud. Era una mujer de campo, semi analfabeta, pero sus consejos eran sabios y había que tenerlos en cuenta para no tropezar demasiado en la vida, como solía decir".

Edith nació en la pequeña comunidad rural de Manacal Seis, municipalidad de Cueto, rodeada de cañaverales, donde el abuelo se desempeñaba como guardia jurado y el padre era pesador de cañas durante los tres meses que duraba la zafra azucarera y en el tiempo muerto (de inactividad), "tenía que inventar para alimentar a la familia".

Luego el abuelo propició que se mudaran cerca de él, en Sojo Tres, otro escenario cañero de la geografía cuetense, donde la pequeña continuó la enseñanza primaria, venciendo el sexto grado en Cañada Seca, cerca de Buena Ventura, Birán.

Inició su vida laboral, como voluntaria, en una granja cañera; en 1968 ocupa plaza de oficinista y funcionaria del Partido en Guaro. Pasó un curso en la escuela politécnica de Nipe y otro de administración en La Habana. A su regreso, trabajó en la Empresa Eléctrica y desde 1992, como instructora y funcionaria del PCC en el municipio de Mayarí.

Su esposo Antonio, el combatiente (fallecido), con quien compartió más de 60 años de su vida.

Conocí que, a los 23 años de edad, colaboraba con la lucha clandestina y cuatro de sus tíos pertenecieron al Ejército Rebelde, creado por Fidel. Tras el triunfo revolucionario participó activamente en movilizaciones agrícolas, figuró entre los fundadores de las Milicias Nacionales Revolucionarias (MNR); fue jefa de Compañía en las Milicias de Tropas Territoriales (MTT) en Guaro, al frente de 633 féminas.

¿Y la FMC?

Fundadora de esa querida organización femenina, integró su comité municipal en Mayarí, con un destacado y sostenido trabajo en la base, que continuó al mudarse para esta ciudad de Holguín, donde fue secretaria de un bloque con ocho delegaciones y una activa participación en diversas actividades, visitas a sitios de interés histórico y ha recibido diferentes reconocimientos, además de su ascendencia en su comunidad, donde es tan admirada y querida.

De la misma manera ha realizado un sostenido trabajo en los CDR, junto a su fallecido esposo, Antonio Suárez Fonseca, combatiente de la revolución cubana, con quien compartió su vida en total armonía.

Me comentó su hijo Antonio (Toni), encargado de su atención, que tiene que mantenerla bajo control, porque "ella, con 85 años cumplidos, quiere seguir participando en actividades, visitando delegaciones, colaborando con la escuela y haciendo otras cosas. Realmente es muy activa, mantiene el ímpetu de siempre y las federadas la siguen. Así es mi madre y eso me enorgullece", me comentó Toni mientras degustábamos un buen café.

Además de lo expresado, Edith es fundadora del Club de los 120 años, de este municipio capital; pertenece a un grupo social denominado "Las Clodomira", con fundadoras de las Milicias Nacionales Revolucionarias (MNR) y a otro conocido como "Memoria Viva", con fundadoras de la Asociación de Jóvenes Rebeldes (AJR) y la Unión de Jóvenes Comunistas (UJC).

Conociendo a personas como Edith, uno se percata de cuánta razón tenía José Martí: "Los años santifican: los años embellecen; los años, como aliento poderoso, soplan sobre el espíritu y le dejan limpio (….) Los años pasan madurando, no envejeciendo".

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