La desobediencia
- Por Hilda Pupo Salazar
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El presidente cubano Díaz- Canel, en su cuenta en twitter, dijo: “Estados Unidos, en medio de la pandemia, recrudeció de manera brutal el bloqueo a Cuba y financió y apoyó peligrosos actos de violencia y desacato a la ley para promover inestabilidad social y política en nuestro país.
Y añadió: “La legitimidad de un gobierno emana de la voluntad expresa y soberana de su pueblo, no del reconocimiento de potencias extranjeras”.
El sentir el apoyo del Imperio despierta motivaciones en lacayos, apátridas y quienes ven comodidades o ganancias en un posible río revuelto y, “envalentonados” hasta faltan el respeto a autoridades, acción que ni los yanquis permiten y, quien se atreve, arriesga la vida, con total facilidad.
Para violadores el desacato —o resistencia a la autoridad— es, en algunos ordenamientos, un delito que se comete al calumniar, injuriar, insultar o amenazar a una autoridad en el ejercicio de sus funciones o en ocasión de ellas, ya sea de hecho o de palabra.
Con tal antecedente el desacato va contra el orden social y si es promovido por una potencia extranjera, es claramente contrarrevolución interna, en acción mercenaria por otros.
La desobediencia es una omisión, que se concreta simplemente con la falta de acatamiento a una orden; por lo tanto, es indispensable que exista.
Mientras la resistencia requiere una acción, mediante la cual una persona intenta evitar que otra realice determinado acto; por ejemplo, consideramos el hecho de la actuación de un funcionario público en ejercicio de sus funciones.
Además, para que el delito penal se conforme, es necesario la existencia de dicho ordenamiento (un pedido no es suficiente), ya sea el poder de algunos para emitir un dictamen y mantener la disciplina, la disposición puede ser impartida en ejercicio de sus funciones.
En algunas legislaciones, cuando existe una transgresión cometida, el derecho penal asimila a un funcionario público a la persona que intenta detener al delincuente. Por lo tanto, la resistencia o desobediencia de este tipifica también el delito de resistencia contra la autoridad.
Se trata de un delito intencional, sin que exista la modalidad culposa o por negligencia del mismo. Hay una obligación moral, política y jurídica de obedecer a la ley.
Esas personas quieren violentar la legitimidad de un Gobierno, dañar a su pueblo que ama lo justo y luego se sienten ofendidos ante la pujanza de la justicia revolucionaria.
Hoy cuando las fuerzas extremistas anticubanas en Miami apuestan nuevamente al terrorismo contra Cuba, con sus golpes blandos, violencia desde las redes sociales, para provocar el caos o un estallido social, aquí hay un pueblo soberano en pie de lucha.
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