Puertas abiertas a la nueva empresa

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Asoman, como sauces llorones en cementerios, las “observaciones” sobre la economía cubana en varias plataformas de comunicación digital a propósito de la apertura a nuevos modelos de gestión, en especial las micro, pequeñas y medianas empresas (Mipymes), de las cuales 35 (de todo el país) ya “vieron la luz” el pasado miércoles.


Hay agoreros de todo tipo, de los que ya saben a ultranza el resultado, no faltan los agnósticos, incrédulos de cuanto proyecto acomete el país e incluso hay excesivamente optimistas, que “apuestan duro” al florecer de los negocios pequeños como única vía de salida a nuestros problemas económicos y disminuyen así el papel primordial de la empresa estatal socialista.


Incluso encontré nostálgicos trasnochados, como alguien llamado Victor59, quien refería: “para eso no hubieran intervenido los negocios pequeños en los primeros años de la Revolución, si viene siendo lo mismo, pero con otro nombre”, pensamiento que olvida que sentido del momento histórico es, precisamente, hacer lo que hay que hacer, en la bendita hora que le corresponde.


Es cierto que para los nacidos después de 1959 es este uno de los asuntos más novedosos dentro del escenario socioeconómico de la Isla y nos causa, en la mayoría de los casos, curiosidad por ver cómo les va, cómo funcionan y si todos los actores económicos, en especial aquellos que “se mueven por debajo del telón”, van a presentar sus credenciales y a legalizar lo que ya funciona desde hace tiempo.


Y me refiero, por ejemplo, a las reconocidas concertaciones entre cuentapropistas, que nacen de redes colaborativas entre ellos o por la ubicación geográfica (barrio, municipio etc.) para solucionar problemas comunes como la adquisición de insumos o equipos, entre otros, que luego se reflejan, automáticamente, en los precios minoristas.


O aquellos casos en los cuales el padre tiene la tierra, los hijos cultivan las flores, la madre, la hija y la nuera confeccionan las coronas y los nietos llevan la contabilidad, pero no habían encontrado la forma de hacer legal su negocio y ahora si tienen la posibilidad, entre otras importantes variantes y opciones.

 

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Hace falta que no se frustre la iniciativa de los emprendedores holguineros entre un abultado rollo de papeles, firmas, cuños y autorizaciones, que suben y bajan en cadena infinita y terminan por cansar a cualquiera, aunque este asunto tiene como muy positivo, esta vez, el uso de las nuevas tecnologías de la información para la capacitación de los actores y la posterior legalización de las empresas.


Hasta la fecha Holguín ha trabajado con 14 propuestas, pero de ellas solo una se aprobó este miércoles a nivel de país, un privado que comercializará eventos y fiestas. Actualmente se revisan todos los detalles con el fin de lograr que sean reconocidas y aprobadas todas las propuestas, no obstante, de acuerdo a las características y potencialidades comerciales de esta provincia, 14 es un número demasiado conservador.


Sin embargo, desde mi punto de vista, aún es alto el número de actividades no autorizadas a la creación de Mipymes, cuyas regulaciones fueron explicadas en el Decreto-Ley 46, suscrito por el presidente de la Asamblea Nacional del Poder Popular, Juan Esteban Lazo Hernández, y que fue publicado ya por la Gaceta Oficial.


No tengo la respuesta definitiva a si, en algún momento, se moverá o no ese listado de actividades, de acuerdo a los resultados de este primer acercamiento, la experiencia, las necesidades de cada localidad o de cada actor económico, solo sé que, en nuestra economía bloqueada y extenuada, no existen atajos, pero nada está escrito, definitivamente, sobre la piedra.


Sobre todo, si tenemos en cuenta lo explicado por el experto Oscar Fernández Estrada, en el artículo Cinco desafíos y una oportunidad, del periodista Ariel Terrero, donde se señaló: “un sector privado en Cuba, de pequeña y mediana escala económica, financiado por instituciones bancarias estatales, sin vínculos estructurados con el gran capital, y encauzado a través de las instituciones políticas domésticas, más que representar una amenaza para el socialismo cubano, constituye una pieza importante en su estrategia actual de salvación”.


Mientras espero con fe los resultados, comulgo con el pensamiento, menos académico pero muy real, de un usuario de Facebook que dijo: “el desarrollo del pequeño comercio será, si no se enreda y se aplica bien, una escapatoria a problemas económicos a nivel local, y por consiguiente a nivel nacional pero no es la única, la empresa estatal cubana ha tenido muchas oportunidades y debe responder, de una vez y por todas”. Hay puertas abiertas para todos y con ello, por supuesto, muchas salidas.

 

 


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