Ejercicio pleno de la democracia cubana

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elecciones Holguin

Hace una semana inició en la provincia el proceso de nominación de candidatos a las Asambleas municipales del Poder Popular, acto al que no solo es importante asistir, sino también aprovechar para ejercer con total responsabilidad, transparencia y seriedad un derecho constitucional que tendrá su máxima expresión en los derroteros de la gestión gubernamental en las comunidades, municipios, provincia y nación.

 Dicho esto último sería oportuno detenerse unos minutos en reflexionar acerca de la trascendencia que implica este paso en el proceso eleccionario, pues de nosotros mismos depende que las diferentes instancias del Poder Popular se fortalezcan y cuenten entre sus filas con los más genuinos representantes del pueblo.

Si aún lo duda haga su propio ejercicio y revise en su memoria. Cuando se ha hecho una nominación sensata, y las mayorías apoyan, emiten su criterio sincero y ofrecen argumentos reales, palpables, despojados de chovinismos, es muy poco probable que el propuesto no sea luego un digno representante y se preocupe por tramitar las necesidades sentidas de su barrio.

Asistir y nominar al más capaz no puede ser solo lema o coletilla de campañas comunicativas, tiene que penetrar la epidermis de cada elector para que sienta suyo el encargo de proponer a quienes por sus condiciones y fuerza moral, en virtud de la trayectoria mostrada en las diferentes esferas de la sociedad donde se desempeñan, puedan formar parte de la candidatura, para que el mejor sea el elegido mediante voto secreto y directo.

Nominar y ser nominados, esa voluntad que se concreta desde que alzamos la mano, es un derecho que no debe ser mellado bajo ningún motivo, ni las más difíciles circunstancias, pues precisamente es la oportunidad de hacer valer el pleno ejercicio democrático que defendemos en nuestro sistema político social.

Desechar el momento de proponer a quién o quiénes consideramos la persona correcta para que sea nuestra voz ante los órganos de Gobierno, o llegar a este proceso con desgano, sería atentar contra nuestros propios intereses como nación y principios de soberanía, colaboración, cooperación, imparcialidad, y participación popular, por solo mencionar algunos de los que rigen el proceso electoral.

Quienes sean nombrados para integrar la candidatura deben ver en esa propuesta el reconocimiento de sus conciudadanos, el respeto a su persona, y la confianza que depositan en sus aptitudes y actitudes, para ser un posible servidor público en los próximos cinco años de legislación.

Que la asamblea de nominación sea un espacio donde el pueblo sea el protagonista constituye el real símbolo de democracia imperante en Cuba, y de la calidad con que seamos capaces de desarrollarla será el resultado, la cosecha a futuro, ese que todos queremos construir con mayor seguridad y firmeza, próspero y sustentable.

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Yanela Ruiz González
Author: Yanela Ruiz González
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Lic. en Estudios Socioculturales, periodista de la Casa editora ¡Ahora! Especializada en temas de Educación y Educación Superior Fan de las redes sociales

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