Ni un traguito más cantinero
- Por Lourdes Pichs Rodríguez
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El tractor llega desde bien temprano a la explanada con el termo. El chofer desengancha el remolcador y deja el recipiente hermético en lugar estratégico. El dependiente dispuesto sube hasta donde está el depósito con embudo y jarro de “medida” para empezar la jornada, mientras los asiduos clientes comienzan a llegar con las más increíbles vasijas y la venta de cerveza a granel rompe sin dilación.
No hace falta dar la voz de aviso. Todo funciona como un ritual a la vista de quienes deseen ver el “panorama”, y de los que no también. Así no solo sucede en la pantalla de Piedra Blanca, El Bosquecito de la Avenida Capitán Urbino o Pueblo Nuevo sino que es una práctica muy usual en otros muchos repartos de la ciudad de Holguín, sin tener presente centros educacionales o vecinos a su alrededor.
En otros sitios aparece una mesa frente a la cafetería con varias botellas de ron junto a cigarrillos o alrededor un carrito de la esquina se promueve la venta por tragos desde la mañana.
De esta manera y otras más sutiles se expenden diariamente cientos de hectolitros de cerveza o de litros de ron en horario laboral y lugares públicos obviándose acuerdos y resoluciones aprobadas hace ya algunos años por el Consejo de Ministros, pero con plena vigencia, porque ninguno ha sido derogado.
Por ejemplo, en una de esas normativas se puede leer que a partir de extenderse la “práctica de vender bebidas alcohólicas y cervezas en parques, calles y diferentes áreas de la vía pública, así como en los exteriores de los establecimientos gastronómicos, que afectan el ornato y la higiene ambiental, propiciando conductas no acordes con nuestros principios éticos y morales (…),se necesita regular estas anormalidades (…), incluyendo los horarios y formas de expendio de las bebidas alcohólicas y cervezas”.
Conforme con este principio en la Resolución Nro. 334/04 del Ministerio del Comercio Interior en su inciso Tercero se prohíbe la utilización de mesas o carros móviles en los exteriores de los establecimientos y en la vía pública para la comercialización de ron o cerveza, así como en carnicerías, unidades de productos industriales y otros.
De igual manera en el documento de marras publicado en la Gaceta Oficial el 7 de enero de 2005, se reitera “la prohibición expresa del expendio de cerveza y bebidas alcohólicas utilizando pipas, termos y otros medios, en parques, solares, calles, estadios, áreas aledañas a edificios multifamiliares, en cercanías de las instalaciones de educación en todos sus niveles de enseñanza, de la Salud, religiosas, funerarias, en áreas de recreación infantil, en las matinés bailables, discofiñes, discofiestas y actividades recreativas destinadas a niños y jóvenes y en cualquier otro lugar que pueda afectar la convivencia social. Esto significa, además, que en la vía pública no se pueden realizar estas ventas, excepto en actividades gastronómicas en carnavales y otras afines”.
De igual manera se fija no comercializar esos productos a menores de 16 años de edad en cualquier tipo de establecimiento, ya sea del sector estatal o privado, independientemente que su oferta sea en moneda nacional o en libremente convertible.
Sin embargo, contra toda lógica estos acápites y otros previstos en esa Resolución, se incumplen sistemáticamente sin que el sistema de inspección u otros organismos competentes actúen de manera inflexible y ejemplarizante contra los infractores, a sabiendas del daño a la salud humana y el riesgo de prevalencia de enfermedades crónicas no trasmisibles que el consumo de esos productos provoca.
Además de estos problemas, en el caso específico del alcohol su ingestión desproporcionada conduce a riñas callejeras y otras manifestaciones de violencia con desenlaces fatales en la mayoría de las ocasiones, a la disfuncionabilidad de la familia, así como provoca accidentes del tránsito.
Para nadie es un secreto que cuanto más asequible es el alcohol u otras bebidas, así como el cigarro-por el lugar donde se oferta o porque es bajo su precio de venta- mayor es el consumo desde edades tempranas y peores los trastornos derivados de su uso.
De ahí que la ingestión excesivsa de bebidas alcohólicas y el fácil acceso de los menores a los licores sea una constante preocupación de la Organización Mundial de la Salud y que en muchos países se adopten medidas para frenar esta problemática, como por ejemplo, en Estados Unidos está prohibido venderles a los menores de 21 años, el gobierno británico impidió la comercialización de alcohol a precios excesivamente bajos en establecimientos de Inglaterra y Gales y en Francia el cliente debe presentar prueba de mayoría de edad en los establecimientos y la persona sorprendida en estado de embriaguez en la vía pública, bares o discoteca podría ser conducida a la comisaría y multada por una cuantía de hasta 150 euros, por solo citar algunos casos.
Entonces más que benévolas aún son nuestras normativas o regulaciones contra el expendio y consumo de bebidas alcohólicas en lugares, días y horarios laborables, por eso no sería errado desempolvar lo legislado y hacer valer las leyes adoptadas, por el bien de todos.
Comentarios
¿Por qué Holguín tiene que parecer una verbena perenne? Otro problema que generan es a la hora de evacuar todo el líquido ingerido por los alegres vendedores, pues es conocida la ausencia de baños públicos y, si los hubiera, para muchos es más sencillo arrimarse a un árbol o un muro y resolver, sin recato alguno, aunque haya mujeres y niños cerca.
Creo que hay que analizar desde todos los puntos de vista el problema, que no se resolvería limitando las ventas a los fines de semana u horarios no laborables, pues se mantendrían los borrachos, el orine y otros residuos, los accidentes, las riñas y el delito