Se aceptan sugerencias
- Por Yani Martínez Peña
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En menos de tres meses será mayo otra vez. Dos meses y tanto. La niña lo intuye, pregunta a diario ¿a cuánto estamos hoy? Y ya pidió que le cuelguen en el espejo del baño el cartel para tachar los días que faltan. Ellos también lo saben. Él le ha pedido a ella que no lo estrese todavía, que se lo recuerde cuando comience marzo. Marzo ya es un hecho.
La niña ya inició la distribución de las invitaciones. La seño, la directora y la enfermera del círculo fueron las primeras en ser incluidas en la lista. Y ya tomó las providencias para que la enfermera no vaya con ropa de enfermera, no sea que los niños más pequeños que le tienen miedo se pongan a llorar en medio de la fiesta.
En los días que corren muchos amiguitos cumplen años: Mary fue con su familia a pasarlo en un hotel con playa y piscina. El día de la fiesta una guagua con aire acondicionado llevó a todos los niños para la playa y los trajo de regreso.
Los padres de Aron alquilaron un salón enorme con un patio para poner dos castillos inflables, uno paro los niños grandes y uno para los más pequeños y una máquina de hacer coppelitas. En el cumple de Sofía no repartieron nada.No hizo falta, porque los dulces estaban en una “mesa buffet” que tenía una cascada de leche condensada y otra de chocolate…
Él y ella no han podido acompañar a la niña a casi ningún cumpleaños. Todos los segundos cuentan en la tarea de completar el dinero que falta. En su lugar han estado las abuelas que regresan de cada fiesta con los ojos desbordados, y como si no bastara la presión de la niña haciendo invitaciones y tachando días en el almanaque, tintinean en los oídos que la niña no puede ser menos que los demás,y refuerzan con escepticismo que hay que hacerlo ahora, no importa que no sea un cumpleaños cerrado (5, 10, 15 años) que nadie sabe cómo estará la cosa el año que viene.
La niña escucha todas las conversaciones y con cada frase engordan sus expectativas. Alardea entre sus amiguitos sobre su cercano cumpleaños y añade con cada marca un nuevo requisito para que la fiesta sea perfecta.
Ellos saben que 365 día más al lado de su pequeño tesoro es motivo suficiente para hacer “la fiesta perfecta”, que digo una fiesta, un fiestón, los mismísimos carnavales. Pero el tiempo se agota, los precios se disparan, quedan solo dos días cinco antes de la fecha, y se han prometido no estirar la manga más allá de donde alcance el chaleco.
La niña percibe la tensión en el ambiente, se queja de que no juegan con ella, que no la llevan a pasear. Él siempre con dolor de cabeza, ella siempre irritable. Mientras tanto el almanaque hace lo suyo, añade unasobredosis de presión y les roba, al final de cada día, la oportunidad de disfrutar de otras 24 horas juntos.
En menos de tres meses será mayo otra vez. Se aceptan sugerencias…
