Con sabor a mela´o
- Por Isis Sánchez Galano y María Caridad Martínez Peregrín
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Mario Antonio González, director de la Empresa Azucarera de Holguín, explica que la provincia posee cinco centrales, Fernando de Dios y López Peña (Báguano), Loynaz Hechavarría (Cueto), Cristino Naranjo en Cacocum, y Urbano Noris en el municipio de igual nombre.

“A partir de entonces -agrega el directivo-, la estrategia fue alargar las jornadas laborales en aras de lograr molidas más altas por encima del 80 por ciento de su norma potencial. En febrero se produjo más de 18 mil toneladas de azúcar, y en este mes, al no llover más, los niveles de humedad bajan y podemos tener buenos resultados, aunque es válido destacar que, a pesar de las pérdidas, no se ha afectado a la población”.

Mas el esfuerzo y dedicación que reina entre los azucareros cacocumenses y holguineros para resarcir progresivamente los atrasos, se evidencia desde las Unidades Básicas de Producción Cooperativas (UBPC) que siembran la gramínea, los frentes de corte, los centros de acopio, unidades de apoyo y todos los que dentro del coloso, trabajan con la misma dulzura de la caña de azúcar.
Del surco al ingenio
Un total de 16 UBPC y tres Cooperativas de Producción Agropecuaria (CPA) tienen a su cargo el cultivo de la caña en este municipio holguinero, “territorio que se ha caracterizado en los últimos años por el crecimiento en la producción cañera, a partir de las nuevas tecnologías incorporadas y las alternativas que tiene el grupo Azcuba”, comenta José Alberto Osorio, jefe de zafra de la zona de Cristino Naranjo.
Entre las maquinarias agrícolas recibidas destacan las cosechadoras CASE 8800, dos combinadas CCA 5000, 21 máquinas KTP, 12 carros chinos de nueva tecnología, que transportan alrededor de 60 toneladas (t) en cada viaje y un parque de camiones Kamaz, que se encargan de abastecer el ingenio.

Henry Revé, a cargo del Frente, dice que este es un colectivo aguerrido, que completa de 40 a 50 bultos diarios, equivalentes a más de 30 t de caña “molible”. “Aspiramos a la misma meta del año pasado. Tenemos 14 obreros, que se rotan en tres turnos de trabajo ininterrumpidos y máquinas de nueva tecnología, que aseguran mayor calidad en las acciones. Nosotros vamos pa´lante”, testifica.
Para el operador Alejandro Peña, sus 37 años de trabajo en combinadas tienen el sabor del azúcar, y esta molienda no será la excepción, porque “por más difíciles que fueran los tiempos, los azucareros en esta provincia, y en Cuba, son de ley”.
En las “fauces” del central
El reloj marca las 10:00 pm. Desde el “cruce de Cristino”, a orillas de la carretera central Holguín-Bayamo, se advierte el ánimo y los bríos de cientos de obreros. En medio del ajetreo característico, destaca el ir y venir de vagones con caña, el hollín que penetra la epidermis y el poblado estremecido ante la sirena del coloso.
Paso a paso nos adentramos en las “fauces” de un “monstruo” que no para “sus muelas”. Usted puede sentirse vigilado porque allí todos laboran bajo la mirada de “señoras” chimeneas. No obstante, a un año de cumplir medio siglo de fundado, el central Cristino Naranjo, abre sus puertas.
10:30 pm. El primer escenario es la recepción de la gramínea. “El trabajo es descargar los carros en línea, arrancar las bombas de cada viradero de camiones y garantizar que la estera lleve un colchón alto y estable para las diferentes áreas”, expresa Rosel Pérez, de 34 años, operador de equipo basculador que lleva trabajando en el Cristino 13 zafras. “El central es mi vida, empecé aquí los 17 años y sigo contando”, sonríe, pues en este puesto comienza “la aventura”.
Cinco molinos “esperan” la caña. Luego, el bagazo excedente alimenta a tres calderas, cuyo vapor da energía al ingenio. Rilder Batista, al frente de la brigada de generación de vapor, advierte que aquí se encuentra el corazón del central. “Si esta área se para, se para todo, por ello hay que estar siempre pendiente; además de los riesgos que conlleva trabajar con fuego, ruido y calor. Llevo 21 años en el ingenio y para mí esta es mi casa. Estoy seguro que saldremos del bache, y si la lluvia no los permite, cumpliremos el plan. Tesón es lo que nos sobra”, añade.
11:00 pm. Tres turbos generadores de energía nos reciben en la Planta Eléctrica, área beneficiada por nuevas tecnologías, como un variador de velocidad y ocho bancos capacitores que contribuyen a que el proceso sea más eficiente y entregar más energía a la red nacional.
La fábrica de azúcar es el último proceso. Nuevas centrífugas purgan alrededor de 40 t por hora, cuando en años anteriores a lo sumo se llegaba a 24 o 25 t. Raúl Reyes, operador con 32 años de experiencia, explica que la función de las centrífugas es separar los cristales de azúcar de la miel y agradece la oportunidad de forjarse en un oficio directo en la producción.
11:30 pm. “El año pasado el ingenio produjo 58 mil t de azúcar para exportación, 900 t más de lo planificado, y se entregaron a la red nacional 255 MW por encima del plan. Son indicadores de los que hoy sienten orgullo sus trabajadores porque le ha dado la posibilidad de percibir un bien social que es factible”, manifiesta José Alberto Osorio, jefe de zafra de la zona.
“En el presente -añade el directivo-, estamos produciendo alrededor de 50 mil t y la idea es producir más en el futuro. La planta moledora se ha beneficiado con las inversiones, también la parte energética.
“Asimismo, el ingenio produce alimento animal como la miel urea bagacillo, cuyo plan duplicamos en 2017, primero por la calidad del producto y la cantidad de clientes. Contamos, también, con un trasbordador de caña, para tratar de disminuir los cuellos de botella que tenemos en el centro de limpieza y el ingenio pueda moler más caña en el menor tiempo posible”, destacó Osorio.
Desde el surco hasta el proceso industrial, se expande un espíritu animoso, con visión de progreso. Los hombres y mujeres del azúcar tienen la certeza -de que amén de los malos augurios-, los rendimientos obtenidos, a partir de sus manos, tiene el sabor irredento del mela´o de las plantaciones de caña, y también el de su esfuerzo.
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