Memorias de un domingo lamentable en Holguín
- Por Darianna Mendoza Lobaina
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“La piedra rebotó y me dio en el tobillo. Yo nunca había vivido un acto tan vandálico como el que sucedió en la tarde del domingo 11 de julio frente a la sede del Comité Provincial del Partido, en la ciudad de Holguín. Eran unos jóvenes fuertes, robustos, llenos de odio, de maldad. ¡Pero cómo va a ser eso, si somos cubanos!”, refirió a ¡ahora! digital Nancy Santiesteban, quien forma parte de los destacamentos de respuesta rápida, activados ante situaciones de este tipo.
Desde su casa, con las piernas alzadas para cumplir con el reposo médico y, a ratos, con un gesto en el rostro que denotaba dolor, Nancy aseguró: “Eso estuvo muy bien organizado, planificado. En los 70 años que tengo nunca había visto una situación de tanta violencia. Nosotros llegamos cuando se activó el grupo de respuesta rápida y nos organizamos.
Ellos habían pasado ya la Universidad, gritando y diciendo barbaridades. Cuando se acercaron a la rotonda, las personas de las primeras hileras empezaron a hablar y a decir que solo querían paz y conversar, pero cuando ellos se callaron, los de atrás comenzaron a arrojar las piedras. Era una lluvia de piedras, las traían encima, porque no se agachaban a cogerlas”.
Como ella, otros holguineros resultaron golpeados y abatidos en la sede del PCC, en la cabecera provincial, cuando intentaban impedir que los atacantes entraran al edificio.
El Coronel (r) Rodolfo Polanco Hechavarría, jefe de protección física del Comité Provincial del Partido, explicó: “Aproximadamente a las 4-:40 de la tarde llegó el destacamento de refuerzos del Ministerio del Interior (Minint) con más de 130 efectivos y se desplegaron aquí para reforzar”.
“Hubo una situación simultánea en el parque San José y se trasladaron hacia allá. Entonces los revoltosos aprovecharon para avanzar hacia acá. De inmediato nos concentramos al frente de la rotonda en la Fuente de la lluvia e hicimos un cordón con banderas y con los bastones, pero éramos cerca de 40 personas.
“Ellos eran demasiados. Se abalanzaron contra nosotros con piedras y rompieron el cordón que organizamos. Nos dieron golpes, nos atropellaron, nos dieron con piedras. Nosotros tumbamos algunas motos, dimos algunos golpes, pero lograron adelantar.
“Cogieron piezas de hormigón de la carretera, las impactaron contra el piso para fragmentarlas y luego lanzaron esas piezas hacia el edificio, dañaron el teatro Calixto García y más de 12 cristales. Rompieron dos vallas con consignas, varios compañeros resultaron dañados. Cuando ellos estaban bien agitados con intención de entrar regresó el destacamento del Minint y se logró controlar el evento”.
Teresa Zaldívar, funcionaria del Comité Provincial del Partido. Fotos: Carlos Rafael.
A Teresa Zaldívar, funcionaria del Comité Provincial del Partido, en cuya pierna es visible el hematoma por el impacto de un pedrusco contó, conmocionada: “Nos llamó la atención su violencia, el no calcular la consecuencia de los actos. No les preocupaba contra qué se iban a impactar ni a quién iban a dañar. A mí me dolía la pierna y en ese momento estaba sangrando, pero lo que más me dolía era vivir aquello.
“Fue muy triste todo lo que aconteció. Nos asombra también ese odio contra nosotros, que somos comunistas con orgullo. Puede que no todos los trabajadores del Partido sean militantes, pero son revolucionarios, son patriotas”, aseveró.
Por su parte, Miguel Pedro Salcedo Díaz, asesor jurídico del Partido, agregó que “ellos no llegaron con ánimo de conversar, no venían por la vía pacífica y nos pasaron por arriba. Fue una bronca a palazos, ellos eran muchos más, en su mayoría jóvenes. A mí me golpearon, caí y perdí el conocimiento, tengo golpes en varias partes del cuerpo”.
Mientras tanto, el Teniente Coronel (r) Ramón Salazar Consuegra, jefe de equipo de autoconsumo de la provincia, aclara que no quiere entrevista, que no le gusta, pero le agradece a Tomás Batista Palomino, quien lo ayudó en medio del conflicto cuando lo estaban golpeando sin piedad en el suelo.
“Nunca había visto nada como eso. Estaban esas dos avenidas llenas desde aquí hasta la universidad, era una concentración grande y con malas intenciones. Tiraron a matar, no era un juego de muchachos. Me rodearon, me empujaron, caí al suelo y me dieron con todo”, añadió.
En la jornada hubo disturbios similares en otros lugares del país. Pero ignorar el complejo escenario epidemiológico en el que se encuentra el país, y de manera particular el municipio de Holguín, para orquestar acciones como estas e incluso agredir sin reservas a otros seres humanos, es una actitud que dista mucho de la personalidad que distingue a los cubanos.
En medio de este contexto difícil para todos, resulta imprescindible obrar con mesura, con humanismo, con empatía, con solidaridad, con respeto, porque Cuba no es pueblo bárbaro que olvida sus buenas memorias y sus logros, para incitar al desasosiego como en etapas pasadas.
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