Gihilan hila el futuro
- Por Jorge Fernández Pérez
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La Empresa Hilandería Inejiro Asanuma, ubicada en el municipio holguinero de Gibara, es una entidad clave en la industria textil cubana, respaldada por demostrados indicadores de calidad, gracias a la entrega de su equipo de trabajo.
El algodón es el principal ingrediente de la fórmula que les garantiza el éxito y el cumplimiento de su encargo social, enfocado en la producción de hilaza, sin embargo, la codiciada fibra textil vegetal no es propia de la Isla y puede prolongar su arribo, por lo que diversificar su campo de acción se convirtió en tarea esencial.
“Hace unos años, el equipo de dirección entendió la importancia de buscar otras alternativas para garantizar el desempeño esperado. En ese sentido, contamos con siete talleres, que nos han permitido ampliar nuestras ofertas”, explicó Javier Pérez Balmaseda, su director general.

El taller de fabricación de hilaza es el principal de la Empresa y cuenta con maquinarias automáticas que disminuyen los tiempos y, por tanto, aumentan la eficiencia.
“Tenemos como meta en el 2023 lograr la certificación del Sistema de Gestión de la Calidad, avalada por la norma correspondiente, de nuestros hilos cardados. Diariamente constatamos la calidad de todo lo que generamos”, destacó Dianne Claro Infante, especialista en Gestión de Calidad.
Bajo el sello comercial de Gihilan Producciones, unión de Gibara e Hilandería, esa institución holguinera constituye el primer eslabón en la cadena de valores de la industria textil nacional.
Diversificación necesaria

Sólidos vínculos mantienen todos los talleres entre sí, pues uno se nutre de otro. Además del antes mencionado, se encuentran los talleres de género no tejido, enfocado en la fabricación de frazadas de piso; producciones plásticas, considerado un proyecto de desarrollo local; confecciones textiles; producción de paños multiusos; colchones y guata regenerada.
La amplia variedad de producciones, basadas en el aprovechamiento de desperdicios y el empleo de materias primas nacionales, ha permitido disminuir las importaciones y, en consecuencia, abaratar costos.
“Por ejemplo: con los desechos del taller de hilazas fabricamos frazadas de piso, con los desechos textiles del turismo y la tela que nos facilita materia prima obtenemos la guata regenerada, y logramos incorporar la fibra de coco a los colchones, por sus múltiples propiedades”, apuntó el director.

Acceder a materiales disponibles en Cuba, como la propia fibra de coco o las telas que se ocupan en el taller de confecciones, ha favorecido dar cumplimento a las medidas promulgadas por la dirección del país, para el óptimo funcionamiento empresarial, ante la difícil situación económica.
Los encadenamientos productivos con nuevos actores económicos posibilitan sobrellevar determinadas ausencias: en el caso del taller de colchones, se manifiesta en la fabricación de los muellajes, que constituían una limitante.

El rescate de máquinas de otras industrias forma parte de las estrategias que ha seguido la entidad, con el compromiso de su movimiento anirista para hacer de las soluciones certezas e innovar en pos del desarrollo colectivo.
“Hemos recuperado varios equipos, fabricado piezas destinadas a diversos procesos, valiéndonos de plásticos y otros materiales reciclados, gracias al ingenio de nuestros compañeros”, dijo Norge Caballero Tamayo, jefe del taller de producciones plásticas.
Sus productos, como resultado de la gestión propia, son comercializados en diferentes partes de la Isla, de acuerdo con los compromisos empresariales, y se trabaja por hacer sostenible un punto de venta en las inmediaciones de la Hilandería.
La hilaza de algodón, por su parte, se distribuye por todo el país y se emplea en la fabricación de módulos de canastilla, gasas sanitarias, sábanas para el sistema de Educación, entre otros destinos.
“También contamos con un taller de maquinado, que presta servicios a la población, como: soldaduras, reparaciones y fabricación de piezas; de esa forma, el taller genera recursos”, señaló Pérez Balmaseda.

Labor que no se detiene
Debido a la acción conjunta, la Empresa no tiene pérdidas, es sistemática en el cumplimiento de sus planes de venta, produce por encima de su encargo estatal y, a pesar de las limitantes del contexto, generó al cierre del primer semestre del año alrededor de 54 millones de pesos.
“Trabajo aquí hace más de 40 años, en la realización de conos de hilo. Me gusta mi trabajo y le he dedicado mi vida, porque es mi segunda casa”, reconoce José Manuel Olamendi Oro, devanador del taller de fabricación de hilaza.

¿Qué sería de una Empresa que no prepara su futuro?, y, en correspondencia con esa máxima, existen dos aulas anexas, pertenecientes a la enseñanza Técnica y Profesional, donde se contribuye a la formación de los futuros obreros y su vinculación estrecha con la práctica.
Hoy, el trabajo no se detiene. Continuar la ampliación de su mercado comercial, apostar por la innovación ante las carencias y materializar nuevos productos, son algunas de las muchas metas que la “Inejiro Asanuma” proyecta cumplir, con el personal que da vida a sus extensas áreas como principal fortaleza.
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