Una porción de inmortalidad

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AnidoprofesorAnido Vidal. Foto: Álvaro Sánchez

Una voz pausada, pero firme, es capaz de recordar las reflexiones de una profesión que cambia continuamente con el pasar de los años. El hecho de querer convertirse en maestro ya impone un desafío, pero hacerlo por el compromiso imperante de ofrecerle a la Revolución nuevas generaciones de profesionales exige un sacrificio inquebrantable. El futuro es incierto, por lo que resulta inevitable no sentir el constante miedo de fracasar en la construcción del mismo.

Hablar con el profesor Antonio Anido Vidal es asomarse a la historia viva de una vocación que entrelaza la ética, el sacrificio y la constancia. Maestro de generaciones y visionario de las palabras, Anido no solo impartió clases, también construyó caminos.

Ha sido testigo y protagonista de la formación y evolución de la comunicación en Holguín. Su impecable trayectoria profesional constituye brújula para quienes encontraron, no solo un oficio, sino un compromiso con la sociedad.

La trayectoria de este docente invita a entender su eterno legado, no desde la distancia de los homenajes, sino desde la cercanía de una conversación que promete revivir las reflexiones sobre la enseñanza del periodismo, los desafíos de la profesión y los recuerdos de una vida dedicada no solo a enseñar, sino a formar periodistas con criterio y ética.

Revivir su historia profesional implica confirmar que el verdadero impacto de un educador no se mide solo en lo que construye, sino en las vidas que transforma. Más allá de los reconocimientos, los títulos y los años de experiencia, queda la huella de alguien que supo abrir caminos e inspirar a quienes tuvieron la dicha de aprender de él. Lo que realmente trasciende no es solo lo que enseña, sino la pasión con la que se vive.

¿Qué lo motivó a convertirse en maestro?

Una necesidad del país. Mi padre quería que yo fuera ingeniero eléctrico, pero, a principios del triunfo de la Revolución, el Comandante en Jefe, Fidel Castro Ruz, hizo un llamado a los jóvenes estudiantes para que se incorporaran al ejercicio de la docencia con previa preparación, por supuesto. En el año 1960 yo di el primer paso para colaborar con la necesidad que había en el país, pues existía escasez de maestros.

Además, desde pequeño me gustaba la idea de convertirme en maestro, a partir de la propia experiencia vital y el contacto que toda persona va recibiendo por parte de los educadores. Todos los niños quieren ser maestros.

 ¿Cómo fueron sus inicios en la docencia?

Posterior a graduarme, me ubicaron en una escuela llamada, en ese entonces, Multígrada, centro donde se encontraban niños de todos los grados escolares que necesitaban atención docente. Ocasionaba un poco de gracia el hecho de ver a alguien tan joven como yo, que iniciaba como profesor, ante un grupo de niños con diferentes niveles de aprendizaje.

Recuerdo que cuando me presenté por primera vez ante el aula me pregunté: ¿qué yo hago aquí?, pues me cuestionaba a mí mismo y me consideraba incapaz de dirigir un proceso tan complicado como lo es la docencia. En un principio, tuve la obligación de ser maestro de estudiantes desde primero hasta quinto grado. Comenzó la Campaña de Alfabetización, en el año 1961, y tuve la responsabilidad de dirigir junto a más de 30 alfabetizadores.

¿Cómo llega a la Universidad de Holguín?

Al comenzar mis estudios universitarios mantuve contacto directo con la docencia, llegando a ser lo que actualmente recibe el nombre de alumno ayudante. Ser profesor de las escuelas vocacionales para maestros me preparó indiscutiblemente, pues ya comenzaba a ejercer un perfil profesional de mayor envergadura. Desde mi puesto laboral en la Dirección Municipal de Educación, recibí la propuesta de vincularme al Instituto Superior Pedagógico, que fue mi primer paso a formar parte de la Educación Superior.

¿Cómo llegó a formar parte del colectivo fundador de la Carrera de Periodismo en Holguín?

Fue una etapa bastante interesante, pues al retirarme del Instituto Superior Pedagógico tuve la oportunidad de incorporarme a la recién inaugurada Carrera de Periodismo en la provincia. Me fascinaba ese mundo de la comunicación; por tanto, ingresé al primer año del estudio de la misma. Se convirtió en mi pasión y actualmente puedo decir que me hubiera encantado ser periodista.

Me desempeñé como profesor, donde tuve que abarcar las disímiles responsabilidades que requiere la educación superior, pues estamos hablando de futuros profesionales. Llegué a ejercer el cargo de coordinador de la carrera, responsabilidad que mantuve durante algunos años.

¿Qué significa para usted la Carrera de Periodismo?

Es una carrera extremadamente importante, la cual necesita de mucha motivación, orientación profesional y un gran sacrificio. Ser periodista implica sacrificio porque ellos son la voz del pueblo. Se puede llegar a pensar que es una tarea fácil, pero me atrevo a asegurar que no lo es, pues debe enfrentarse con sentido de responsabilidad, de identificación y amor por la profesión.

Un periodista debe ser un hombre culto. Admiro el esfuerzo de aquellos que demuestran el amplio conocimiento que poseen en el momento de realizar algún trabajo periodístico.

¿Cuánto le ha aportado contribuir a la formación de profesionales de la prensa cubana?

Es una profunda satisfacción el hecho de pensar que todos los egresados de la carrera, desde su fundación, hayan sido mis estudiantes. Ver mis enseñanzas reflejadas en ellos como buenos profesionales y excelentes personas.

Actualmente soy el coordinador de la maestría en Comunicación Social y me complace apreciar las ganas de superarse que tienen. En noviembre de 2024 comenzó la quinta edición de la maestría y he tenido la oportunidad de ser tutor de muchos, lo cual me enorgullece.

¿Qué opina sobre las nuevas y futuras generaciones de estudiantes universitarios?

A medida que pasa el tiempo, las generaciones van cambiando. Debemos estar conscientes del desarrollo de la ciencia y su influencia en la juventud. A pesar de lo convulso que se encuentra el mundo y las condiciones que atraviesa nuestro país, admiro a los estudiantes que hoy están dentro de un aula. Ante los sacrificios y carencias aún existen jóvenes que eligen preparase y superarse, eso implica mucho esfuerzo.

La juventud responde a sus intereses y su autopreparación, lo veo diariamente en mis alumnos. Evidencian la seriedad y la responsabilidad con la que defienden su ideología, que mantienen más adelante en la práctica de la profesión. Me parece lógico que las diferentes generaciones de estudiantes se atemperen a su tiempo, a sus condiciones.

¿Cuál ha sido el momento más satisfactorio de su trayectoria?

Fui seleccionado como Premio del Ministro de Educación Nacional, que tuve el placer de recibir en la gala de premiación realizada en La Habana. Fue una satisfacción enorme el hecho de que fuera nuestro Comandante en Jefe, Fidel Castro Ruz, quien dirigiera el evento.

La fidelidad hacia uno mismo es un valor clave que debe poseer todo docente, ser fiel a lo que profesamos para transmitirle al estudiante la seguridad necesaria, capaz de forjar valores como la honestidad y la veracidad.

Presenciar a mis estudiantes en sus defensas de tesis también me resulta satisfactorio, el hecho de ver los excelentes resultados que alcanzan demuestran el fruto de mi trabajo y el de mis colegas, lo que me llena de orgullo.

El regalo que un jardinero hace al futuro es el jardín que ha cultivado; un escritor deja sus libros a la posteridad; un pintor lega sus cuadros. Cada persona busca plasmar un recuerdo. Un maestro vivirá por siempre en el pensamiento de su alumno y en cada acción que requiera hacer uso de lo aprendido. Esa es la obra de la vida del maestro, su pequeña porción de inmortalidad.


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Comentarios  

# Darelia 13-05-2025 16:12
Merecido reconocimiento para el profe Anido, toda una cátedra en el universo de la literatura. Agradecida con todas sus lecciones durante aquel lustro universitario en la Carrera de Periodismo. Se le quiere y admira. Un abrazo inmenso.
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