Vegas más allá de fronteras
- Por Nelson Rodríguez Roque
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Si alguien duda de lo persistentes que son los cubanos, se le puede poner el ejemplo de los hermanos Quiroga en Mayarí, productores de tabaco que sembraron tres veces en la pasada campaña, a causa del impacto de las lluvias.
Unas 80 mil posturas perdieron por causas naturales, pero pudo más el empeño de prosperar: hasta limpiaron con las manos la invasión de hierbas en determinado momento. Su apellido no será Robaina, ni nacieron en Pinar del Río, mas estos tres hombres y sus ayudantes contribuyen a la economía cubana, desde la producción tabacalera hacia otros parajes.
Y es que el tabaco tapado es uno de los frentes exportadores de la agricultura holguinera, cuya contienda 2015-2016 retomó tres hectáreas para ese fin y en la 2018-2019 proyecta sembrar 40, de ellas 32 en áreas mayariceras –las restantes en Sagua de Tánamo–, donde puede darse un rendimiento de 1,4 toneladas y un porciento de capas alto, factores que redundarían en 45 toneladas por obtener.
De un productor que tenía contrato en 2012 en Mayarí, ya son 32 quienes dedican al menos una hectárea a cosechar con objetivos exportables.
Aunque Darlin Lobaina, director de la Unidad Empresarial de Base (UEB) Agrícola de Tabaco de ese municipio holguinero, plantea que los rendimientos los da el esfuerzo del campesino, no menosprecia los siete túneles tradicionales y uno importado que producen hoy, con tres en construcción entre los dos tipos.

Informa que la semilla está garantizada y el paquete tecnológico, compuesto por productos químicos, fertilizantes, sistemas de riego, recursos para la construcción de casas de cura, diésel y otras facilidades, se ha entregado en fecha.
Adrián Suárez, uno de los 10 productores de tabaco tapado de la zona de El Guayabo, adyacente al río Mayarí, subraya los totales productivos, y la resistencia al clima y a las enfermedades de las variedades Criollo 2010 y Corojo 2012. Es partidario de los túneles tradicionales, a su entender, más fuertes ante la llegada de huracanes.
Este asociado a la cooperativa Niceto Pérez comenzará a cosechar en enero o febrero venideros, pues en marzo su tabaco será acopiado en almacenes y otras estructuras de la UEB de Acopio, Beneficio y Despalillo, del territorio.
Los Neyra, otros hermanos consagrados al tabaco tapado en una finca usufructuaria, tienen hectáreas de tierra que se benefician de la expansión del Trasvase Este-Oeste. Luego de sacarles plantaciones a los viveros, los dedicarán a otro tipo de posturas, como habichuelas, pimientos, pepino, entre otras.
Su principal preocupación son los hongos, aunque confían en la efectividad del paquete tecnológico, en pos de erradicar cualquier plaga. Además, cumplen con el principio de integralidad, al concentrarse, igualmente, en las modalidades porcina, ganadera y cultivos varios, práctica muy común entre el campesinado mayaricero que cultiva tabaco.

Un almacén de escogida fortalecerá desde finales de este año el panorama tabacalero, al decir de Lobaina. Después de construido el mismo, en la UEB de Acopio, Beneficio y Despalillo, se crecerá en 300 toneladas de almacenamiento en rama y producción terminada. Serán dos plantas amplias que, en conjunto, representan 350 mil pesos invertidos por el Ministerio de la Agricultura, solamente en obra civil.
El tabaco tapado, cuya tonelada se paga entre 400 mil y 500 mil pesos (en dependencia de la calidad), ha encontrado terreno fértil en Mayarí, porque la humedad alta y los suelos bajos facilitan el sembrado, en algunos lugares, hasta febrero o marzo del segundo año de la campaña.
Ello facilitaría aspiraciones ambiciosas hasta 2021, cuando planean acumular 70 hectáreas, y en 2030, más de 100.
Las exportaciones tabacaleras provinciales existieron en los año noventa, recuerda Lourdes Colón, directora agrícola de la Empresa de Acopio, Beneficio, Torcido de Tabaco Holguín. Hoy, vuelven a desprender humo, ahora en mayor abundancia.
De las hojas de los Quiroga, Suárez y los Neyra habrá quienes fumen un buen puro en Tokio o Madrid.