Guerreros de la vida
- Por Lourdes Pichs Rodríguez
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La salud, la vida es lo más preciado para el ser humano.Por garantizarlas hoy se lucha incansablemente en Cuba, en el enfrentamiento, control y tratamiento de la enfermedad infecciosa causada por el virus SARS-CoV-2, la COVID-19.
En primera línea en esta misiónestá el hospital militar Fermín Valdés Domínguez de Holguín, destinado al ingreso de casos sospechosos, contactos y pacientes positivos al nuevo coronavirus y donde profesionales del sistema sanitario escriben páginas de entrega y sabiduría,en favor de cada paciente que ingresa allí.
Al llegar este equipo de reporteros a ese centro insigne de los servicios médicos de la región oriental, este viernes en la mañana, varios motivos alegraban al colectivo, pero sobre todo dos los impulsaba a redoblar esfuerzos: uno el mensaje de reconocimiento y felicitación enviado por el General de Cuerpo de Ejército Leopoldo Cintra Frías, ministro de las Fuerzas Armadas Revolucionarias, por la pasión y disciplina con que han acogido la tarea de enfrentar y frenar esta enfermedad en el país y el otro estaba relacionado con la evolución favorable de los hospitalizados y, en específico, del italiano de 71 años de edad, que rebasara su estado crítico y hoy se encuentra con una mejoría notable.
Para confirmarlo, desde su cubículo de aislamiento y vía telefónica, Giancarlo Fusetti aseguraba,con cara sonriente y en un “chamusqueado” español, sentirse bien y daba gracias a los médicos cubanos, “que me pusieron la cura, gracias al equipo que me dio una mano. Me trajeron del Hotel Covarrubias hasta acá y aquí me devolvieron a la vida, me salvaron. Esta es una situación muy triste que vive el mundo y ustedes hasta envían médicos a mi país, donde muchos están muriendo”.

Por este sentimiento de gratitud y el de tantos otros pacientes que se han recibido en los últimos días en el “Fermín Valdés Domínguez”, es que la teniente coronel Milagros Meking Guerra, directora de la institución afirma que ese colectivo está “consciente de la misión asignada, y, sobre todo, de la responsabilidad contraída con la Máxima Dirección del país de restaurar la salud de nuestros pacientes y asegurar la protección de todos nuestros trabajadores que están vinculados con estos enfermos, dejando atrás a su familia, muchos de ellos con hijos pequeños”.
La Especialista de Segundo Grado en Medicina Natural y Tradicional informó que ahora tienen a 66 hospitalizados, entre los incorporados al sistema de vigilancia, sospechosos y los positivos. “De ellos solo hay uno en la Unidad de Cuidados Intensivos, que llegó el jueves en estado crítico, con una infección respiratoria aguda complicada, pero aún no está confirmado si tiene el virus”.
Explicó que hasta ahora han acogido a un total de 140 pacientes y 80 han salido de alta.
De verde y con nasobuco…
Protegidos hasta los “dientes”, con batas verdes, gorro y nasobuco y el lavado obligatorio de manos y su desinfección con soluciones detersivas, requisito principal para traspasar una de las barreras creadas para evitar la propagación del coronavirus, fuimos al encuentro de algunos de los protagonistas de estos resultados, bautizados por muchos, como guerreros por la vida.
Tras recorrer amplios y pulcros corredores y pasillos llegamos a algunas de las áreas,donde equipos multidisciplinarios de médicos especialistas de la parte militar y de la civil, pertenecientes a Salud Pública, trabajan juntos y trazan estrategias de atención para cada paciente, en correspondencia con los protocolos establecidos, para la asistencia de estos casos, de acuerdo con su estado, para revivir la esperanza de todos.

Entre esos que guardan hospitalización está Carlos Alberto, quien tras regresar de Uruguay no dudó de buscar asistencia médica, “porque me sentía con algunas molestias en garganta y no muy bien de salud, pero aquí no he vuelto a tener nada y en estos casos, es mejor precaver, pues nunca me perdonaría que por mi culpa mi familia afrontara un grave problema”.
En el cumplimiento de sus obligaciones como enfermera de asistencia encontramos a Lesbia Rondete, quien explicó que en su sala “tenemos pacientes sospechosos, ellos refieren sentirse bien y no presentan síntomas. En total son cinco, incluida una embarazada de 39 semanas de gravidez, la que se mantiene estable sin síntomas respiratorios y estado gestacional normal”.
Esta licenciada habló con mucha pasión; aunque no hacían faltas sus palabras, pues a simple vista se reconoce que ellos “son profesionales muy bien preparados, sacrificados y dispuestos a realizar todo lo posible para salvarle la vida a las personas”.
Ella, como todo el personal de enfermería, médico y otros trabajadores una vez que están allí en atención directa a pacientes “debemos estar 14 días sin ir a la casa, pero tranquila, porque conocemos la utilidad de nuestro trabajo para contener esa enfermedad”.
Sobre los hombros de la doctora Lisbeth Osorio de la Cruz recae una gran responsabilidad, como Epidemióloga, debe estar al tanto de que allí no se infrinja ni una medida: “Contamos con todos los medios y materiales para cumplir con lo establecido y las normas higiénicas, tanto para los médicos, enfermeras y demás personal técnico y auxiliar vinculado con la asistencia como para los hospitalizados”.
Significó que “los ingresados en vigilancia deben permanecer 14 días, se les toma una muestranasofaríngea y se les da seguimiento, además hace historial médico por haber estado en contacto con un paciente sospechosos o en un país con trasmisión de la COVID-19. “Tenemos dos salas donde permanecen los asintomáticos respiratorios, los cuales se observan y después del tiempo establecido si no desarrollan algún problema, se les da el alta y deben ser seguidos por su médico de familia por 14 días”.
Dijo que aun cuando muchas madres de las que allí están hubieran podido acogerse a la Ley 75, por tener niños pequeños, no han abandonado sus puestos de trabajo, lo cual debe ser retribuido por la población en general con su cuidado para evitar enfermar.
Si no fuera por los trajes verdes y el silencio del lugar nadie diría que allí hay pacientes, pero la Mayor Sonia Miranda Lazo, vicedirectora de asistencia del hospital, nos hace saber que en ese lugar está todo tan bien colegiado por un equipo multidisciplinario, que no hay margen para un desliz y cada cosa está en su lugar.
“Contamos con dos salas de discusiones, una de pacientes confirmados y otra de los aislados y sospechosos, y ese equipo multidisciplinario conformado por expertos de la Dirección Provincial de Salud discute caso por caso. Como nos comunicamos por un teléfono en altavoz, el médico que está en la sala presenta al paciente y se discute en colectivo, y toman decisiones del tratamiento, del cambio de categoría, se decide a cual tomarle la muestra, todo paso que vayamos a dar se colegia entre varios especialistas y expertos”.
La doctora significó que “esta enfermedad ataca, fundamentalmente, en su forma clínica más grave a los pacientes seniles, de más de 70 y 80 años, que tienen enfermedades crónicas, como la diabetes, hipertensión y asma”.
Para ejemplificar, cita al italiano, que padece una enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC), de ahí su complicación, pero gracias al tratamiento oportuno hoy él ha mejorado mucho.

Por todo lo visto y vivido allí la Mayor Sonia, madre, hija, esposa y sobre todo profesional de la salud, se encarga de trasmitir un mensaje imprescindible: “Esta batalla contra la COVID-19 se gana cumpliendo las medidas orientadas por nuestro Partido, Gobierno y el Ministerio de Salud Pública".
"Si el país determinó suspender las clases y tomar medidas para que las personas se cuiden, es para proteger a los niños, no se puede minimizar el riesgo de la enfermedad; una forma importante para acabar con el coronavirus es córtale la transmisión y una vía es el aislamiento en las casas y utilizar las formas de protección y la lavarse las manos con agua y jabón varias veces”.
Este fue un viernes, pero allíde lunes a domingo está presente la misma consagración, compromiso y responsabilidad con la salud del pueblo.