La mochila del Maestro
- Por Yenny Torres
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“El buen maestro hace que el mal estudiante se convierta en bueno y el buen estudiante en superior”.
Maruja Torres
El bullicio inunda la mañana. De un lado, se escucha el llanto por mamá; del otro, el parloteo, donde, por la falta de dientes, la “erre” y la “ese” se empujan como en la briza.
Después del pasillo, se dicta un texto, quien lo hace se para a preguntar a uno qué se siente, al verlo cabizbajo. Escribe en la pizarra, y mientras, otro, a sus espaldas, hace tonterías. Pareciera que su visión es panorámica, pues se gira, va al puesto del travieso, le acaricia el pelo y le susurra –No vuelvas a hacerlo.
Más adelante, un joven parece inmóvil ante las palabras de aquella que está frente al aula. Es mucho lo que sabe y la vuelve admirable, importante, le da una belleza inexplicable, más allá de la fisonomía.
La senda educacional es larga, en ella nos encontramos historias, sensaciones, casos; pero en todas, está presente el maestro, cargado de paciencia, enseñanzas, con la capacidad camaleónica de ser padre, abuelo, amigo, confidente…
Hablar de maestros es realmente difícil, por todo lo que encierra. Viene a mi mente el farol y la cartilla, la fiesta de la lectura que una maestra rural desarrollaba como nadie, la constancia en enseñar a leer y escribir, calcular y hasta amar. Los regaños que al pasar de los años se agradecen, la flor a Martí, la mano en la frente y el ángulo de 45 grados entre los pies.
El maestro carga una mochila de libros y otra de métodos. En verdad pesa bastante lo que lleva a la espalda, descubre que en casa de un niño algo no anda bien, que el otro está mal de salud, que aquel tiene potencial para las matemáticas, le cuesta relacionarse, en fin, que a cada uno debe buscarle una vía de resolución, con procedimientos distintos.
Es mucha la carga, sostiene una amplia ración de futuro.
En la enseñanza, el gatear, pararse, tambalear, dar los primeros pasos, salir seguros sobre la marcha, se resguarda bajo las manos del maestro; de quien permite que se llegue a otras profesiones, de quien hizo posible que hoy, estuviésemos aquí, escribiendo, y dando gracias por su ineludible obra, por su entrega, su ternura…
Por soportar la carga, empujarla, hacer más ligera la de otros y por estar en el bando de los imprescindibles, Gracias Maestro.