Perfiles Falsos
- Por Alejandro Rodríguez Pérez / Estudiante de Periodismo
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“Te gustó la foto entonces… pero hay un problema necesito saldo para seguir comunicándonos y poder enviarte más, tal vez tu pudieras hacerme una recarga”, escribió Julio, un joven estudiante de preuniversitario.
Él, mediante una cuenta falsa a nombre de“Mónica”, engaña de manera frecuente a extranjeros deseosos de ver lindas muchachas con poca ropa. Toma las fotos de Internet, pues ninguna de sus amigas accedió a cederle este tipo de contenido a cambio de “una recarguita”.
Julio desea una motocicleta eléctrica (motorina). Como sus padres no lo pueden complacer, acudió a algo que había escuchado entre los socios del barrio: las cuentas falsas con perfiles femeninos para engañar a internautas residentes en el exterior que desean ver a chicas cubanas sin ropa.
Actualmente, algunos jóvenes cubanos acuden a formas inapropiadas para ganar dinero, una de ellas es las cuentas falsas a nombre de mujeres, con el propósito de lograr transferencias desde el exterior. Todo comienza cuando descargan de Instagram u otra red social fotos de modelo poco conocidas, eligen un nombre usual y se crean una cuenta en Facebook.

Varios jóvenes, que solicitaron no revelar su identidad, nos han referido el procedimiento estándar. Primeramente, eligen una chica bonita y con fotos provocativas, cubana o con rasgos similares. Luego, dan rienda suelta a su imaginación y crean el perfil. Inventan una persona con edad, profesión, metas, familia, gustos, aficiones, sin que falten la fecha de nacimiento y el signo zodiacal, para hacerla más creíble.
Una vez creada la cuenta, se envían solicitudes de amistad, al azar, a extranjeros del sexo masculino. De aceptar, comienzan a recibir mensajes excitantes, que responden con prontitud, generalmente. No tardan en solicitar fotos hot (calientes) y son complacidos. Así se crea una rutina sensual entre el ingenuo y el estafador, hasta lograr “engancharlos” … Es el momento propicio para solicitar: “Ay, papi, lo siento, pero no tengo megas para seguir enviándote fotos; necesito que me recargues”. Y se inicia un modelo que se reproduce cíclicamente. Tampoco es raro que el estafador cuente con varias fuentes de financiamiento.

La pandemia de la COVID-19 y, con ella, el aislamiento domiciliario propició el auge de este tipo de ciberestafas. Luego de la vuelta a la normalidad, el negocio ha decaído un poco; sin embargo, sigue siendo común escuchar: “Hay promoción de Etecsa, tengo que escribirle al yuma”. Aunque algunas de las víctimas han sido alertadas o constataron el timo, siguen apareciendo ilusos que son esquilmados a costa de su vulnerabilidad y deseos carnales.
Esta situación se escapa al control de las entidades encargadas de la tecnología y el uso seguro de la informática, debido a que los servidores de las redes sociales y las aplicaciones de mensajería utilizadas para el engaño no son cubanos, tal es el caso de WhatsApp, Facebook, Messenger, Instagram y Telegram.
Según otro de los entrevistados, suelen tener cartas bajo la manga, como fotos y videos explícitos, para cuando el cliente los pida. El truco para mantener a “la gallina de los huevos de oro” es enviarle fotos que lo exciten, prometerle una relación, crear confianza y, hasta cierto punto, complicidad. Obviamente, se evitan las videollamadas, alegando que se desea que la relación funcione, se solicita tiempo para intimar o se advierte que no son de ese tipo de chicas, siempre dejando claro que cuentan con escasos o ningún recurso económico para salir adelante.

Otra arista del problema es la responsabilidad legal que conlleva. Consultada para este trabajo, Gardelis Rodríguez Figueredo, jueza de la sala 3era del Tribunal Provincial, refiere que la utilización de cuentas falsas con objetivos lucrativos se encuentra regulado en el Título IX, del Código Penal vigente, y se puede incurrir en una serie de delitos, desde la usurpación de identidad (poco demandado en este tipo de ciberestafas) hasta violación de la integridad informática y de la seguridad de las telecomunicaciones, cuyos delitos contemplan penas que discurren desde 6 meses a 3 años de privación de libertado de multas de hasta mil cuotas o ambas.
Los jóvenes valen más que una recarga, mucho más que un audio con falsos gemidos de placer y que unas imágenes sin alma, solo deseo carnal. No es correcto degradarse con este tipo de acciones que marcan su vida y de quienes los rodean; estudien, trabajen, busquen solvencia económica, pero siempre desde el respeto y dentro de las leyes.
La realidad es que, a lo largo de más de tres años, numerosas personas han sufrido de ciberestafa por esta vía. Promesas al aire, fotos falsas, personas que buscan amor en el lugar menos indicado… Quizá sea hora de volver a los métodos tradicionales para “ligar”, cara a cara, conociendo poco a poco sus intenciones, sin apresurarse y disfrutando cada momento de compañía real.
Sal de las redes sociales, la vida no está dentro la pantalla de un celular, laptop o Tablet, sino afuera, esperando porque la vivas y experimentes, de la mano de tu pareja, un amor sin perfiles falsos.