“Regreso porque la pelota es mi vida”
- Por Calixto González Betancourt
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Foto: Carlos Rafael
Una década después de su última batalla beisbolera y a 19 años de coronar a los Cachorros, el 28 de junio de 2002, el buen capitán regresa a comandar su tropa, y, por supuesto, las tantas conversaciones anteriores, regresan. Esta vez, en circunstancias de pandemia, exclamó al ver el cuestionario: ¡pero esto no es una entrevista, tú quiere una radiografía! Seguidamente sonrió con amabilidad y poco tiempo después llamó para decir que todas las interrogantes estaban respondidas.
Más años en su vida, más reflexivo, pero Héctor “Tico” Hernández Martín sigue siendo el mismo, con esa sinceridad y sentido de responsabilidad que lo retratan.
¿Antecedentes beisboleros influyeron en su andar como mánager?
-De mi difunto padre, un amante del beisbol, heredé esa pasión. Cuando vivíamos en La Habana él me llevaba, con mis hermanos, a ver los juegos de la Liga Profesional en el Gran Estadio del Cerro (hoy Latinoamericano).
Ya en Holguín (vino para acá a los siete años de edad), fui un practicante de la pelota, desde muy niño, en las calles y solares yermos. Luego en la Eide y la Espa Nacional; participé en dos juegos escolares y dos juveniles. Jugué (tercera base y otras posiciones) en series provinciales y regionales, hasta que me lesioné.
Me convertí en profesor habilitado de pelota y en un estudioso de esta disciplina. Seguidamente entrenador en la Eide, con muy buenos resultados como director de equipos en escolares (dos oros, dos platas y un bronce), hasta que en el año 1985 el comisionado provincial de entonces, William Góngora, me propuso y acepté dirigir a Holguín en la Serie Nacional.
¿Lecciones y experiencias como mánager?
-Ser manager en 20 series y con diferentes generaciones de atletas proporcionó muchas experiencias y lecciones. Aprendí a lidiar, en el debut, con peloteros casi todos veteranos, formación compleja, heterogeneidad de caracteres, educación y conducta social. Pude desarrollarme y hacer la tarea, en un contexto difícil para joven de 35 años.
Tantos años dirigiendo ayudó a la moderación paulatina de mi carácter, al principio muy explosivo, también obligó a la superación académica y autodidacta, así luego me hice Licenciado en Cultura Física y Máster después. Comprendí que es posible el triunfo con un equipos modesto, pero que posea disciplina técnica, táctica y organizativa, así como “química” entre atletas, atletas –dirección, respeto y compresión.
¿Mostraste incomprensiones con las críticas de la prensa?
-En ocasiones era incapaz de leer el mensaje constructivo que las críticas pretendían, pues pensábamos que agredían, y nos defendíamos. En el decursar de los años aprendí que un rol de la prensa es hacer críticas y ayudar, aunque no todos lo logran, pues se dejan llevar con el corazón de un aficionado, decepcionado con la derrota de su equipo y con su reacción pueden ser hirientes e irreflexivos. Con el tiempo he aprendido a entender mejor a los periodistas. A todos los respeto.
¿Valoraciones del aquel triunfo del 2002, por qué no antes y por qué tanto descenso después?
El triunfo fue el resultado de un excelente trabajo de grupo y una esmerada atención de autoridades e instituciones. Por el gran apoyo de las Peñas Deportivas y la afición. Los peloteros se sintieron muy comprometidos. El éxito llegó en el momento que debía, producto del trabajo de años. En la siguiente temporada necesitábamos tres triunfos en 11 partidos para clasificar, y solo ganamos dos. Luego el equipo se debilitó; entre otras causas, varios jugadores descendieron en sus rendimientos.
¿Por qué dejó de dirigir y qué hizo en estos años?
-Me alejé de la dirección del equipo por un disgusto... cuando he dejado de dirigir siempre fue por mi determinación. En estos años laboré como Comisario Técnico y Jefe Técnico de la Comisión Nacional. Me jubilé en el 2015, aunque seguí, de alguna forma, vinculado al béisbol.
Antes no quiso volver: ¿por qué aceptó ahora?
No acepté propuestas de otras provincias. Aquí me solicitaron volver en varias ocasiones, pero me sentía incómodo ante algunas decisiones, como la mala sustitución de mi amigo Noelvis González, al que me rehusé sustituir.
Este año, a pesar de mi edad (71 años), acepté volver porque me siento bien de salud y el béisbol sigue como parte de mi vida, también muchos me lo pidieron y voy a intentar a enrumbar la nave.
¿Del próximo equipo: características, fortalezas, preocupaciones?
- Me preocupa el estado de algunos brazos de lanzadores, que debemos recuperar y a los jóvenes monticulistas de posibilidades tenemos que “acelerarlos”, particularmente en el control de sus lanzamientos y sus “emociones” en situaciones comprometidas. Hay que estabilizar un antesalista. Vamos a tener potencialidad para batear, pero debe lograrse más conexiones con hombres en posición anotadora.
¿Nuevas ideas, acciones?
-Actualmente la ofensiva predomina en el béisbol, lo cual exige una correcta preparación, no solo técnica y físicas de los lanzadores, sino, además, profundizar en la táctica y aspecto emocional. Continuaremos los estudios de los contrarios y la aplicación de la sabermetría. Pretendemos modificar el ángulo del swing de algunos bateadores de fuerza y en general aplicar diversas tácticas para construir carreras…
¿Presupuestos planteados al regresar como mánager?
Tenemos los recursos (implementos, condiciones de vida de los peloteros) imprescindibles para trabajar tan pronto sea posible. Mi línea de acción es disciplina, organización y tareas duras sobre el terreno. Yo no haré magia, pero sí habrá mucho esfuerzo y dedicación para buscar el mejor resultado.
¿Qué le parece la inserción de peloteros que están fuera del país?
- Los peloteros con quiénes “negociamos” su posible incorporación al equipo, son todos formados en nuestra provincia, por lo tanto no es ningún demérito traerlos para que aporten. Podrían Cáceres, Soler y Noel, que ahora juegan en otras ligas, completar una buena alineación junto Manduley, Edilse, Yéison, Peña, Yasiel, Aballe… Estamos gestionando también la incorporación del torpedero Luis Raúl Domínguez (miembro del equipo nacional de softbol). Con ellos y si resolvemos lo dicho del pitcheo, podríamos tener un equipo competitivo.
¿Su opinión sobre la determinación de ceder receptores?
-Yo sugerí en años anteriores mayor atención a jóvenes de perspectivas y más participaciones en competencias, entre ellos al receptor Iván Prieto. Estuvo bien ceder a ese jugador por un año a Granma, pues contribuiría a su desarrollo, pero no apruebo que lo dejaran más tiempo, como tampoco la entrega de Nelson Batista a Santiago de Cuba.
La familia
-Tengo de una maravillosa familia, donde se respira mucha paz y comprensión, no solo en mi hogar, con dos hijos. Mi hija me ha dado dos nietos. Mi esposa Madelín (45 años de matrimonio) es el amor de vida.
¿Cómo es Héctor Hernández?
-Aunque aparento un carácter fuerte, sé moldearlo según las circunstancias y momentos. Exijo respeto y soy muy respetuoso, también muy exigente, pero al que más exijo es a mi persona. Expreso lo que siento. No tolero la arrogancia, prepotencia y la mentira. Pienso que la humildad y la modestia son valores que deben acompañar a las personas de bien.
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