Desde el consultorio médico hay batalla contra la COVID-19
- Por Lourdes Pichs Rodríguez
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Foto: Escambray
Una fortaleza del sistema de Salud Pública cubano, es sin dudas, el Programa del Médico y la Enfermera de la Familia, que desde la comunidad actúa en todos los niveles de intervención, desde la promoción de salud, prevención de enfermedades, diagnóstico precoz, tratamiento oportuno hasta en la rehabilitación de los pacientes.
Es por ello que en la Atención Primaria de Salud (APS) se requiere que cada uno de esos servicios sean óptimos, para lograr que en su escenario la población encuentre solución entre el 70 al 80 por ciento de sus necesidades asistenciales.
Hoy, esta provincia, de las más pobladas del país, para asegurar esa asistencia médica comunitaria dispone de mil 115 consultorios, distribuidos en 42 policlínicos, con cobertura médica y de enfermería en su totalidad, así como salas de rehabilitación, espacios todos desde donde se deben implementar distintos programas, cuyo cumplimiento decidirá en los resultados de importantes indicadores relacionados con el bienestar, la salud y vida de la población, como el materno infantil o del adulto mayor.
Así, en medio de un proceso de rescate de los fundamentos del Programa del Médico y la Enfermera de la Familia, con el fin de alcanzar de nuevo el liderazgo que tuvieron esos profesionales en las comunidades, los consultorios y policlínicos asumieron acciones esenciales en la prevención y enfrentamiento de la COVID-19 desde 2020, como eslabón fundamental en la contención de la epidemia en la provincia.
Por eso, además de sus funciones habituales y de gran peso en el sistema sanitario “hace un año identifican a través de la pesquisa a pacientes con signos y síntomas sugestivos de la COVID-19 (coriza, secreción nasal, obstrucción nasal, tos, fiebre, dolor de garganta, decaimiento, malestar general, dolores óseos y musculares, pérdida del gusto y el olfato, diarreas, vómitos, entre otros).
La doctora Elizabeth Bichara Bauzá, jefa de Atención Primaria de Salud (APS), significó que “esta búsqueda casa a casa se hace a toda la población en un período establecido, teniendo en cuenta la fase en que se encuentre el municipio y área de salud correspondiente, la cual puede ejecutarse, además, de por el equipo básico de salud por estudiantes, trabajadores del sector, brigadistas sanitarias y líderes de la comunidad, previamente, preparados para la actividad”.
Dentro de la pesquisa se vigila con mayor intención a pacientes con determinada vulnerabilidad a contraer la enfermedad, como lactantes, embarazadas, alcohólicos, deambulantes, pacientes con enfermedades crónicas descompensadas, ancianos solos, postrados, entre otros.
La especialista en APS señaló que “una vez detectados los casos subjetivos de COVID-19 son evaluados por un equipo de respuesta rápida del policlínico y por la Comisión Médica Evaluadora Multidisciplinaria, de ser necesario, para definir cada caso y qué conducta adoptar. A partir del resultado del test rápido de antígeno, de ser positivo, se procede a informar a la persona como sospechosa y se remite de forma inmediata hacia los centros definidos en la provincia para la atención a este grupo”.
En esos centros, según los protocolos establecidos, se prosiguen los estudios que confirmarían la enfermedad (PCR) y se aplicaría el tratamiento correspondiente. “Ante cada caso sospechoso se procede a identificar los posibles contactos intra y extra domiciliarios para proceder a su aislamiento”. Asimismo, para el control de cada foco se realizan otras acciones, entre ellas la desinfección de la vivienda del caso positivo, labores educativas encaminadas a elevar la percepción del riesgo y la necesidad del cumplimiento de las medidas higiénicas para evitar la trasmisión de la enfermedad”.
Bichara argumentó que en cada policlínico existe en Cuerpo de Guardia una consulta especializada para atender a todos los pacientes con sintomatología respiratoria y otros signos subjetivos de la enfermedad infecciosa.
“Le corresponde, además, a la APS una vez que el paciente es diagnosticado y tratado en el hospital y regresa con su alta clínica a la comunidad garantizar su seguimiento por 10 días, para la vigilancia de signos y síntomas que hablen de secuelas de la enfermedad, se realiza también el seguimiento por los especialistas que requiera en su convalecencia”, detalló.
Sin embargo, aún cuando en la APS, en estos meses, se haya logrado mantener los principales indicadores de Salud, en programas tan decisivos como el materno infantil o el de las enfermedades no trasmisibles, que también afectan hoy a la población holguinera, y dado batalla al coronavirus SARS-CoV-2, en todos los lugares el trabajo no ha sido parejo, de ahí determinadas insatisfacciones en lo referido, fundamentalmente, a la eficacia de la pesquisa clínica del médico y enfermera de la familia con la participación de los estudiantes y trabajadores de las ciencias médicas y otro personal; inconsistencia en el seguimiento a algunos aislados en el domicilio, a muchos de los cuales se les demora o nunca les llega el resultado del PCR; atrasos en la intervención de los equipos de respuesta rápida y otros problemas que pasan por la falta de comunicación o control sobre su universo desde el policlínico hasta el consultorio y viceversa.
No dudar nunca, que la APS es la esencia de todo lo que pasa en el sistema sanitario y rectora de distintos programas a implementar y cumplir en el escenario comunitario, entre ellos el de promoción de salud y prevención de enfermedades, hoy de extraordinaria importancia en la labor de control a la propagación de la COVID-19.
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