Hacer la cosas bien, para y por el pueblo
- Por Lourdes Pichs Rodríguez
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Fotos: Página de Facebook del Hospital Lenin
A pocos días de cerrar el 2024 existe consenso que este ha sido, si no el peor, sí uno de los años más embarazosos de todos los vividos en los últimos tiempos.
Si en lo particular se pregunta a un directivo o trabajador del sistema sanitario, responderá que en el orden asistencial “este será recordado como el más tenso, engorroso por la escasez o falta de recursos imprescindibles, lo cual lacera no pocas veces la atención de los pacientes”.
Para la doctora Sara Liz Ricardo Suárez, especialista en Medicina Interna y subdirectora de urgencia y atención al grave del hospital universitario general Vladimir Ilich Lenin, estos 12 meses son de los de mayores dificultades en las casi seis décadas de esa institución, para así sobrepasar cualquier categoría de tensión y envergadura afrontados, ni comparables con el traumático tiempo de la pandemia de COVID-19.
“Es así, porque sostener un hospital y brindar una asistencia médica de calidad requiere de muchos recursos y como fundamentalmente de los humanos, que deben estar debidamente calificados, pues ésta es una institución del tercer nivel y de las más importantes de la provincia, al tiempo que se requiere de un grupo de insumos indispensables para llevar a cabo la labor diaria.
“Ciertamente, desde los inicios de 2024 hemos carecido de tantas cosas que, a veces, nosotros mismos dentro de la institución nos preguntamos cómo pudimos terminar la jornada de trabajo si habíamos comenzado sin los más elementales insumos o instrumentales, como las jeringuillas, algo que parece tan pequeño e insignificante; sin embargo, resulta determinante para sostener un centro asistencial de este tipo.
“Pero no solo hablamos de los materiales gastables, también nos referimos a otros de mayor envergadura, como los citostáticos, antibióticos o de equipos ineludibles para sostener la vida de personas, entre ellos el de Radioterapia.
“Estamos atravesando un año durante el cual afrontamos dificultades para atender a pacientes requeridos de ese tratamiento en el Centro Oncológico Territorial, adscrito al Lenin y con cobertura para varias provincias, porque son aparatos costosos y su reparación cuesta mucho, incluso vienen técnicos de otros países a reparar este equipamiento y esto nos ha llevado a determinadas limitaciones, incluso a que exista lista de espera para el tratamiento radiante”, describió.
Con alto sentido de pertenencia y amor hacia el “Lenin”, donde se formó y labora hace años, la doctora Sara Liz significó: “Además sufrimos el embate de la migración de personas hacia otros sectores en los que reciben una retribución económica salarial mucho mayor a la percibida en este sector. Pero, no hablamos solo de médicos y personal de enfermería, sino de los del área de servicios, como auxiliares generales, mensajeros, camilleros, técnicos, situación que la sufrimos nosotros, pero es en sentido general. Esto tiene una incidencia muy negativa en lo que hacemos todos los días”.
Insistió en las particularidades del “Lenin”, donde hay tres hospitales en uno, aunque algunos afirman que son más. “Aquí se sostiene el Programa de Atención Materno Infantil (Pami) de la provincia, con toda la repercusión que entraña, pues es en esta institución donde más partos ocurren en el país. Es la "maternidad" más grande de Cuba y está consideraba de igual manera la mayor de Latinoamérica, pues como promedio en un día nace casi un aula de primaria, 20, 25 niños, pero hay ocasiones que sobrepasamos los 30 nacimientos, aunque el fenómeno del decrecimiento de la natalidad en el país y aumento del envejecimiento poblacional tiene sus efectos en las estadísticas”.
Destacó que “vamos a concluir este año con menos de mil 300 partos que en el 2023 y aún así, cerraremos con tasa de mortalidad infantil, hasta ahora, de 2,2 por cada mil nacidos vivos y decir esa cifra en estos momentos es casi de asombroso, pues es un número soñado por muchos hospitales no solo en Cuba, sino del mundo, donde instituciones de naciones desarrolladas no llegarían jamás a ese número”.
“Asimismo, terminaremos 2024 con más de 10 mil cirugías y se preguntarán cómo las hacen si apenas disponen de jeringuillas, pero estrategias introducidas nos han permitido que el número de recursos que entra al centro, dispongan de un mayor control y establecer prioridades”, aseveró.
Otra prioridad para los directivos y trabajadores del Coloso de la Salud en Holguín son los pacientes oncológicos. “De momento cada recurso recibido va dirigido, de manera expedita, a la cirugía oncológica, porque sabemos que el tiempo para acceder a este tratamiento son años de vida que estamos proporcionando a la persona”.
“También con los donativos, algunos de gran cuantía, pero a veces pequeños en una maleta o bolso de mano, con un determinado número de insumos, nos permiten abrir a la mañana siguiente la actividad quirúrgica con los casos pospuestos o más apremiantes”, destacó.
Por ejemplo, señaló que a veces unas sondas que les consiguen marcan la diferencia a la atención dispensada a un paciente grave. “Gracias a las maniobras definidas en la institución y a la ayuda solidaria recibida de muchos cubanos residentes en el exterior, incluso algunos han sido trabajadores del centro, también de amigos de Cuba, de EE.UU, Canadá, Alemania y de los lugares menos imaginados llegan con su aporte”, a ellos agradeció el gesto en nombre del colectivo.
De forma muy particular hizo un aparte para reconocer la labor “de nuestra gente, que amanece en apagón y con las mismas vicisitudes del resto de la población que sale a luchar su balita de gas, la comida y demás detalles apremiantes del día a día, viene en su gran mayoría con el compromiso de que más allá de los problemas tenemos una misión, una tarea muy importante, la de dar salud y salvar vidas”.
“Trabajar en un hospital y ser trabajador de la Salud es una especie de fe de vida, de actitud ante la vida. Ninguna cosa puede afectar tu desempeño que se trate del bienestar de la gente, entonces gracias a eso vamos a cerrar un año con indicadores de lujo.
“Los meses de enfrentamiento a la COVID-19 nos dejaron el entrenamiento que no significa hacer más con menos, sino que dentro de nosotros mismos hay potencialidades, para concebir las cosas un poco mejor.
“Existen procedimientos, cosas que están marcados por un protocolo un manual, por ejemplo si son cinco jeringuillas y debe procurarse estén todas; que el paciente que vaya al salón sea el señalado, quien lo necesita. Ahí está la esencia. Nuestro triunfo sigue siendo la capacidad de los cubanos de sobreponernos a tantos escollos y sobre todo creernos que somos capaces de hacer tantas cosas”.
La doctora Sara Liz se siente optimista y ese estado lo trasmite a su colectivo y a cuantas personas conversan con ella, porque dice que las adversidades los fortalecen cada vez más. “En noviembre cuando celebramos la jornada por el aniversario 59 del "Lenin" y reparé en los indicadores sentí un sano y enorme orgullo. Por eso al llegar todos los días a este hospital, y no solo yo, todos, lo hacemos con el mismo deseo de hacer las cosas bien, de superar lo hecho el día anterior y para y por el pueblo”.
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