La comunicación no es un gasto
- Por Flabio Gutiérrez Delgado
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El deporte siempre ha tenido un lugar de preferencia en las diferentes etapas de mi vida, motivación que con los años y la superación ha desplazado a un segundo plano a hobbies y gustos que antes ocupaban la mayor parte de mi tiempo.
Mi profesión llegó sin una planificación previa, porque la estomatología estaba en el primer orden del listado preferencial, sin embargo, opté por una carrera que apenas conocía e ignoraba la importancia de la Comunicación Social.
Ambas se fusionaron en mi vida en el segundo año de la carrera, cuando incliné mi futuro hacia el periodismo, no obstante, seguía ajeno al impacto que tiene la Comunicación en el deporte y otras esferas, pues en el año 2012 muchas empresas y entidades cubanas veían esta especialidad como un gasto y no como una inversión.
Lamentablemente en 2021 varias instituciones continúan dejando a un lado la comunicación organizacional, porque monopolizan los mercados, no tienen competencia o simplemente porque el presupuesto viene por una canal, qué importa cinco o seis, si el servicio es bueno o malo.
Se avecinan tiempos donde los rentables subsistirán y los parásitos, por llamarlos de algún modo, desaparecerán, porque no actualizaron su antivirus, ese que les permite respirar en medio de una pandemia con secuelas severas en el ámbito social y económico.
El deporte revolucionario es uno de los logros de este proceso que gestó Martí y concretó Fidel, pero con el transcurso de los años ha evolucionado para convertirse de un pasa tiempos a un negocio, de esos que influyen en la economía de un país, como sucede en República Dominicana.
La Comunicación en el organismo deportivo cubano quizás no tenga el carácter mercantilista de otras naciones, pero debe enfocar sus ideales hacia un autofinanciamiento que le permita desarrollar la actividad atlética, sin depender de un presupuesto asignado.
Más temprano que tarde debe implementarse la Ley del deporte cubano, decreto que busca regir muchos procesos legales del gremio, que permitan marchar al ritmo del deporte mundial y buscar una defensa ante la creciente fuga de talentos que lacera tanto este sector.
La comunicación en el deporte no se circunscribe solamente a la publicidad, patrocinios o el marketing, sino que debe llevar a punta de lápiz, las Relaciones Públicas, para mantener un estrecho vínculo con los diferentes públicos, entre ellos la prensa especializada.
Los medios de prensa no son enemigos de nadie, por lo menos en Cuba, sino los responsables de informar, viabilizar problemas y estimular los buenos resultados, sin embargo, en aquellas entidades donde las dificultades reinan, la prensa no es la mejor aliada.
No pierdo la esperanza de ver en los estadios de Cuba las gradas y vallas animadas con firmas de empresas como Ciego Montero, Rexona o Bucanero, que más allá de brindar diversidad de colores en la instalación, implique beneficios para la economía de una de las esferas más afectadas por un cruel bloqueo, que se dispone a darnos el golpe donde nos duele y el deporte es un punto fuerte para clavar la lanza.
Llegue esta reflexión a personas receptivas y preparémonos para una nueva etapa que nos exige un enfoque científico y debemos visualizar con catalejos inversos, para mirarnos por dentro y pensando en el futuro.