To Dūråkø…
- Por Jorge Suñol Robles
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Para mis durakitos, esto va sin faltas de ortografía. Sé que desentono, porque ellos tienen como ley escribir como les da la gana, uno de sus mandamientos así lo señala: La hortografía está zovrebalorada. Sí, no se vayan a pensar que la frase queda en una hashtag viral. Detrás, hay todo un discurso, una moda, una actitud, unas bocinas enormes, hay violencia (de distintas naturalezas).
Ponte unas gafas triangulares, cara de criminal convicto, posa, posa, y hazte una foto duraka, que hace Poh. Postea, emplea caracteres raros, de esos que no aparecen en tu teclado. Vayamos por parte mi gente.
Ponte unas gafas triangulares, cara de criminal convicto, posa, posa, y hazte una foto duraka, que hace Poh. Postea, emplea caracteres raros, de esos que no aparecen en tu teclado. Vayamos por parte mi gente.

Iluso eres si crees que si pones en el buscador de Google la frase que da título a este comentario saldrá el clásico cartel: “No se han encontrado resultados”. Lo primero que te puede aparecer es el enlace al video de los reguetoneros Yomil y El Dany, que han hecho más “intensa” la que es hoy una de las tendencias más populares en las redes sociales, un explosión en la juventud “traptera”, que les puede faltar de todo, menos el bafle que viaja de guagua en guagua, de calle en calle. Así se les exige, como movimiento fuerte y cultural. Llamémosle así.
Si tienes cuenta en Facebook, o en Instagram, podrás percatarte de algunos nombres “creativos” en los perfiles, con caracteres especiales, o espaciales, tildes donde no van, diéresis, muchas diéresis, y otras variantes, todos nombres con complejo de durako. Y acompañado de esta “violencia” al lenguaje, va una foto, casi siempre casual, así como que no me doy cuenta, pero siempre con una “pinta” estipulada, una cara fuerte.
Pero si estás “desconectado”, le explico ahora, para que identifique bien a la tribu, que cualquiera no puede ser durako, debes ser adicto al trap, andar con la bocina a cuestas y feminizarlo todos los términos posibles, como dijera el “profeta” Chocolate Mc, en su bajanda, acabanda, inflanda… Esto sigue caballero.

Y bueno, tenga cuidado, que te pueden hacer Poh, por donde quiera que estés, y “matarte” instantáneamente con su peculiar acento, que suele, casi siempre, llegar a la chabacanería, la vulgaridad. “Toy duro, papi…” (lleva una postura específica)
El fenómeno durako traspasa las fronteras de las redes sociales e invade a la sociedad como una forma de expresar un tipo de moda, una actitud, un tipo de música. Lo criticable no es la ropa qué me pongo, la música que escucho, y ya lo he dicho en otras ocasiones, lo criticable es aferrarse algo superfluo, algo que no te puede aportar como persona, sentirme “top” y en realidad no serlo, lo criticable siempre será los personajes que monto.
El fenómeno durako traspasa las fronteras de las redes sociales e invade a la sociedad como una forma de expresar un tipo de moda, una actitud, un tipo de música. Lo criticable no es la ropa qué me pongo, la música que escucho, y ya lo he dicho en otras ocasiones, lo criticable es aferrarse algo superfluo, algo que no te puede aportar como persona, sentirme “top” y en realidad no serlo, lo criticable siempre será los personajes que monto.
La música ha sido siempre determinante en marcar las tendencias. Que hable el pop de los 80, el rock metal, la rica trova cubana. Que hable ahora también el trap, y saldrán miles de durakos escondidos, que han dejado atrás su carnet de Identidad y se han cambiado su nombre (solo en redes ) para formar parte de este espectáculo, que cae muchas veces en la ridiculez y el enorme disparate de encajar, de estar “en talla”.
Entonces publico una foto. En broma, uso el término en la descripción. Y alcanza casi 500 me gusta. Esos durakos, está probado, se han convertido en fiebre, en locura, se han vuelto populares. Pero en la vida, todo en exceso hace daño. Me indigné al ver un perfil con una foto de Martí convertido un héroe to Tizza, to Gucci. Pongamos límites, que esto es una falta de respeto a la historia, a la Isla.
Lo que al principio parecía una broma de chiquillos y “jueguito” con la jerga, hoy parece un asunto que amerita debates, desde el punto de vista sociológico, psicológico, y cultural. Tú puedes ser rapero, reguetonero, jazzista, trovador, adicto a la música que sea, pero preocúpate por hablar correctamente, demostrar una actitud coherente y decente ante la vida. Para que tú, durakito que me lees, no solo hables de sexo y violencia, no “metas velocidad” a quien sea, y te dejes de tanta guapería.
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