La masacre de Matatoro

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eddy suñolEl capitán Eddy Suñol cumplía una de las misiones más difíciles que Fidel Castro le había encomendado hasta entonces: extender la lucha a los llanos del norte de Oriente. Foto: Archivo
 
Seguramente, usted ha pasado en varias ocasiones por la comunidad de Matatoro y, sin embargo, puede que no conozca el lamentable suceso que allí ocurrió, un 30 de noviembre, hace ya más de 60 años.

Algunos abuelos sí lo recuerdan. Era 1958 y la situación política del país era insostenible para la dictadura de Fulgencio Batista. Los revolucionarios que operaban desde la clandestinidad eran más fuertes que nunca. La guerrilla de las montañas se extendía, inevitable, por el país.

En Holguín, el capitán Eddy Suñol, al frente del pelotón No.3, de la Columna 14, cumplía una de las misiones más difíciles que Fidel Castro le había encomendado hasta entonces: extender la lucha a los llanos del norte de Oriente.

Lo acontecido el 23 de noviembre es narrado por César Hidalgo Torres, en el artículo “El Ejército de Fulgencio Batista en los llanos de la cuenca del Cauto. Sosa Blanco en Holguín”, que aparece publicado en su blog Aldea Cotidiana.

“Las grandes tragedias generalmente están precedidas por una monótona cotidianidad”, así comienza el relato este radialista apasionado, que ha compilado en su blog cuanto de curioso y sorprendente tiene la historia de la provincia.

“Por lo menos así ocurrió aquel aciago día –continúa– en que una escuadra del Pelotón 3, de la Columna 14, ubicado en el tramo de carretera entre Buena Ventura y Holguín, a pocos kilómetros de esta segunda población, se aprestó a cumplir la orden de impedir el paso de vehículos que burlaban el bloqueo impuesto por los rebeldes.

“De pronto se acercó un camión cargado de ganado vacuno. Lo detuvieron y apresaron al chofer, pero en un descuido este se escapó. Luego le dieron el alto a un automóvil que viajaba rumbo a Holguín, pero el conductor no se detuvo, sino que aceleró y logró pasar”.

Los combatientes decidieron llevar a territorio rebelde el necesario alimento que había caído en sus manos de manera inesperada, pero el camino que tomaron estaba en mal estado y el camión se atascó.

Mientras intentaban sacarlo del barro, la noticia de que los barbudos andaban a cerca (a 3 kilómetros de distancia) llegó al Regimiento Militar de Holguín. La jefatura envió de inmediato al capitán Sosa Blanco, con una compañía y una tanqueta.

“Era Sosa Blanco un personaje singular. Oficial de academia de indiscutible valor personal, experiencia militar e inteligencia flexible que le permitía, hasta donde era posible en un ejército regular, adaptarse rápidamente a las nuevas condiciones que le impusiera cualquier variación en la campaña.

Avanzaba junto a sus soldados exponiéndose al fuego enemigo y eso le ganó la admiración y el respeto de ellos. Por otro lado, Sosa sentía un absoluto desprecio por la vida de quienes apoyaban a los revolucionarios”, señala César Hidalgo.

Los rebeldes fueron sorprendidos en el lodazal: zona llana, escasa vegetación, cerca de malla perle a un lado del camino. ¿Y qué pasa si Sosa pasa? Ni heridos, ni prisioneros: José Ávila, Juan Luis Hernández, Marino Morales, Fabio Delgado, Reytel Ramón Jorge, Raúl Garcés, Juan Hilario Sánchez, Felipe Vistevi, Severino Alarcón, Francisco Fuentes y Guillermo Alarcón… Todos muertos.

En la tarde, trasladaron los cadáveres y los lanzaron a la entrada del cementerio de Holguín. Algunos vecinos se acercaron a contar los cuerpos. Otros apartaron la vista, porque mirar dolía demasiado.
 

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Comentarios  

# VENTURA CARBALLIDO PUPO 23-11-2019 02:40
Muy atinado trabajo de la joven periodista Claudia Arias Espinosa. En correspodencia con el triste hecho fijo la siguinete nota: ''un día, después de terminar las ventas de pan en el reparto Las Coloradas, entré al
cementerio de la ciudad, para observar horrorizado a un grupo de personas tiradas en la
calle central del Campo Santo, cuerpos acribillados a balazos, con las vísceras fuera,
eran los mártires de Matatoros, a los que exhibían allí como forma de atemorizar a la
población. Y de esta forma mostrar así, los supuestos poderes de la tiranía. Esos
asesinos de aquella época son los que quieren desmontar la Revolución de hoy.
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# Claudia 28-11-2019 09:54
Ventura Carballido, ¡nada como vivir la historia para contarla! Gracias por el complemento, tan triste como ilustrativo. ¡Continúe leyéndonos!
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