Un tema que tiene “cola”
- Por Yenny Torres
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El tema está en el top tem de estos días, porque se habla de él, se sufre, preocupa, afecta, porque lacera socialmente. Se maneja en los pasillos, reuniones, la casa, el chat. Se exige control, disciplina, se cuestiona lo que se hace o se deja de hacer.
No hay mejor termómetro para medir el trabajo que la propia opinión del pueblo. La previa publicación en nuestro sitio www.ahora.cu de la información sobre la creación del grupo de enfrentamiento a coleros y revendedores en la provincia generó muchos comentarios; incluso alguien decidió compartirlo y pedir criterios en las páginas de venta para nuestro territorio creadas en redes sociales.
Las personas proponen ideas atinadas, otras no tanto, pero “participan”. Y es justo en esta última palabra que quisiera detenerme. No voy a eximir de responsabilidad a quienes por mandato constitucional la tienen, ni de obligación a quienes el poder popular le ha conferido su confianza; pero reflexionemos acerca de cómo solemos decir lo que otros deben realizar, y no pensamos en el papel que cada quien puede jugar en esta batalla, en otro tipo de participación.
A veces, aún las autoridades conociendo quién es el revendedor no logra reunir todas las pruebas para procesarlo. La colaboración del pueblo, tanto en la no aceptación de actividades ilegales y antiéticas como en la denuncia es decisiva; aunque se debe proteger el nombre de quien informa, si así lo desea.
Hay una realidad en todo esto: la gente no quiere verse implicada en situaciones así; le molesta que en la calle el pomo de aceite o champú cueste 10 cuc, los pamper, 30; el desodorante, 4; pero a la hora de identificar al vendedor o de servir de testigo en un juicio, cambia. Compra un turno o producto con precio superlativo, pero no quiere decir quién se lo vendió.
Sin pruebas o testigos no pueden proceder los órganos fiscalizadores, de ahí su llamado a que cada quien se sienta una autoridad. Casi todos pertenecemos a organizaciones de masas y eso es algo a tener en cuenta.
Se sabe que coleros y revendedores tienen múltiples estrategias para obtener lo que llega a mercados y centros comerciales. Suelen manejar información de cuándo abastecen y venden en los establecimientos.
Muchos no tienen vínculo laboral y sí antecedentes penales. Algunos revenden ellos mismos, otros compran para surtir a alguien más. Y aunque son repudiados por la mayoría por el abuso en el sobreprecio, existe quien apoya la idea de obtener lo que necesita sin salir de su casa o sin hacer cola. Son protegidos y defendidos por varias personas en los barrios.
Uno de estos defensores me comentó -Que te traigan las cosas a la casa por un poco más de dinero existe en todo el mundo. –Puede ser, en ese caso se cobraría el servicio, pero en la realidad cubana de hoy sabemos que no funciona así; el mecanismo busca ganar por partida triple, cuádruple, quíntuple.
Que -todo esto acabará cuando haya abastecimiento- es así, pero por el bloqueo, la crisis… y todo lo que conocemos, ahora lo que queda es producir e intentar que ello llegue a la mayoría.
Una caracterización realizada por la Fiscalía en Holguín sobre el contexto actual demuestra que los modos de proceder varían y hasta se actualizan según conocen de la situación operativa de cada lugar; no obstante, es común que revendedores guarden la mercancía adquirida en casas y centros de trabajo cercanos a las tiendas para luego trasladarlas y evadir la acción policial. En la venta de turnos se incluyen hasta integrantes de los sistemas de protección de entidades estatales ubicadas en las cercanías de los centros comerciales.
Compran productos de alta demanda y poca disponibilidad en las tiendas en MLC para revenderlos, incluso, por redes sociales. Dentro de este fenómeno también ocurre la implicación de directivos, funcionarios y empleados estatales, por actuar en contubernio con coleros y revendedores.
Tampoco es secreto que algunos usan los logros sociales de dar prioridad a embarazadas, padres con niños pequeños, discapacitados, ancianos... como medio de acaparamiento.
Entonces usted pensará que pasa como con “el agua tibia”, pero no es solo a la identificación de los problemas a lo que me refiero; sino a que todo esto no está pasando en un mundo paralelo en stop, sino a la vista de muchos.
Ciertamente las autoridades encargadas de mantener el orden deberán tomar medidas para acabar con la impunidad de los que sacan una silla al portal con detergente, jabón… como si fuera lo más normal; de los que en internet se anuncian como cualquier tienda virtual; de los revendedores “patentados”, sí, esos que se autorizaron a vender zapatos artesanales, por ejemplo, y van a la tienda, compran cuanto calzado haya y luego lo expiden en su local al doble.
Además, se debe analizar la forma en que el trabajador puede adquirir los recursos, pues su horario laboral no permite ausentarse todo el día para estar en cola. De igual modo está la mirada sobre el que controla, para que las propias necesidades personales no conduzcan a la corrupción.
Todo eso es esencial, como la no tolerancia del pueblo sobre estas cuestiones, sentirse no solo como el afectado, sino como el que puede colaborar y enfrentar, para acabar el mal de raíz. Así también se participa, aunque su comentario siempre se agradece.