Nunca pierdas el optimismo

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Vivimos momentos muy difíciles, pero nunca podemos perder el optimismo de épocas mejores para nuestra existencia, recuérdese: “Por muy larga que sea la tormenta, el sol siempre vuelve a brillar entre las nubes”.
 
La esperanza es un estado de ánimo. Es para las personas una nueva posibilidad en su vida, basado en la expectativa de resultados favorables relacionados con eventos o circunstancias de la propia objetividad.

Se espera algo bueno para el futuro; quien tiene expectativa, siente que algo positivo está por venir. Ese sentimiento, favorable, nos permite resolver nuestros problemas con la convicción de que lo haremos satisfactoriamente.

Significa la aspiración de cumplir lo deseado. Se suele decir –no sin razón– que el presente es lo único real, puesto que el pasado ya deja de existir y el futuro es incierto. Aún así, lo actual perdería buena parte de su sentido –cuando no todo– si no llevara implícito el combustible de futuro que representa la esperanza.

La fe es una inversión de ilusiones y expectativas que debe trabajarse desde el presente. Solo así adquiere significado y sus frutos llegan después.

Y esos años venideros, a pesar de lo incierto, se convierte en una necesidad en la que debemos creer. Tal y como decía Martin Luther King: “Si supiera que el mundo se acaba mañana, yo, hoy todavía, plantaría un árbol”.

Reflexionemos con este cuento japonés o fábula oriental es fantástico para leer y releer cuando apreciemos que la vida no nos sonríe: Un día decidí darme por vencido: renuncié a mi trabajo, a mi relación y a mi vida. Fui al bosque para hablar con un anciano muy sabio y le pregunté. ¿Podría darme una buena razón para no darme por vencido?

-Mira a tu alrededor, -me respondió- ¿ves el helecho y el bambú?

-Cuando sembré las semillas del helecho y el bambú, las cuidé muy bien. El helecho rápidamente creció. . Pero nada salió de la semilla de bambú. Sin embargo, no renuncié a él.

Un año, dos, tres, cuatro y cinco. En el quinto año un pequeño brote de bambú se asomó en la tierra. El sexto año, el bambú creció más de 20 metros de altura. Habían pasado ya cinco años echando raíces que lo sostuvieran. Aquellas raíces lo hicieron fuerte y le dieron lo que necesitaba para sobrevivir.

Moraleja: Nunca te arrepientas de un día en tu vida. Los buenos te dan felicidad. Los malos, experiencia. Ambos son esenciales para la vida. La felicidad te mantiene dulce, los intentos fuertes, las penas humanas, las caída humilde y el éxito, brillante…
 Hilda Pupo Salazar
Author: Hilda Pupo Salazar
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Periodista especializada en temas de educación y valores. Autora de las columnas Página 8 y Trincheras de ideas.

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