El derecho de llorar
- Por Rubén Rodríguez González
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Un día como hoy, de 1976, falleció en La Habana, a los 86 años, el cubano que más lágrimas hizo derramar mientras vivió. Lo había definido de este modo: “La gente quiere llorar y yo le doy el motivo”. No hubo alevosía en su afirmación, sino habilidad profesional y conocimiento de la naturaleza humana. Se llamaba Félix Benjamín Caignet Salomón.
Nacido en 1892, en un cafetal de las lomas de San Luis, en el actual territorio de Santiago de Cuba, fue un multifacético artista que cultivó, además, la poesía, la pintura, la actuación y la composición musical, y cuyo estilo se nutrió de la riqueza de las tradiciones populares y la oralidad.
Caignet ejerció el periodismo e innovó en la técnica dramática radial desde la emisora CMKC santiaguera, donde fue de los primeros en crear espacios para los niños, como Buenas tardes, muchachitos, con narraciones propias, y Chilín, Bebita y el enanito Coliflor, al estilo de los viejos cuenteros.

El origen de sus populares dramatizados radiales, como declaró, estuvo en los folletines o novelas por entregas que se publicaban en periódicos y revistas y arrancó con el estreno, en 1936, de La serpiente roja, donde aparecería su detective Chan Li Po.
Allí realizó otro de sus aportes: la introducción del narrador radial, así como la utilización del suspenso y el falso suspenso para crear expectativas y mantener la atención, lo que fue clave en todas sus series radiales.
Otras de sus series exitosas fueron Aladino y la lámpara maravillosa, El ladrón de Bagdad, El precio de una vida, Ángeles de la calle, Pobre juventud y La madre de todos, algunas llevadas al cine.

Sin embargo, se le recuerda por ser el responsable de un fenómeno mediático que revolucionó la radio en América: haber escrito la radionovela El derecho de nacer, trasmitida por la cadena CMQ y que pronto desbancó a sus rivales en el éter.
Tuvo elenco de lujo, contó con 314 capítulos de 20 minutos, se transmitió entre el 1 de abril de 1948 y mayo de 1949, y alcanzó un récord de audiencia del 50.63, inédito en el mundo.
A causa de su éxito, la radionovela saltó a varios países de Latinoamérica, donde fue grabada con elencos locales en años sucesivos, con la misma acogida popular.

También conquistó el cine, con dos versiones mejicanas (1952 y 1966) y mutó a telenovela en Cuba (1952), Puerto Rico (1959), Ecuador (1960), Perú (1962), Brasil (1964, 1978, 2001), Venezuela (1965) y México (1981 y 2001), por citar algunos.

Próxima a estrenarse, la telenovela cubana El derecho de soñar, escrita por Ángel Luis Martínez y Alberto Luberta (hijo) y dirigida por este junto a Ernesto Fiallo, evoca la grabación y trasmisión de la radionovela más famosa de todos los tiempos y constituye un homenaje a la memoria del “más humano de los autores".

Caignet escribió, también, unas 200 comedias y sobre 300 obras musicales: sones, guarachas, boleros, guajiras y música infantil, entre las que destacan “Te odio”, estrenada por Rita Montaner y “Frutas del Caney”, popularizada por el Trío Matamoros.
En 1992, sus restos fueron trasladados hasta Santiago de Cuba y, cumpliendo su deseo, reposan junto a sus padres, frente a sus añoradas lomas de El Caney.
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