¡Yo Soy el maestro!
- Por Yanela Ruiz González
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Considerado la segunda Revolución educacional en Cuba, la constitución del Primer Destacamento pedagógico Manuel Ascunce Domenech marcó un hito en la historia de la Educacion cubana y el futuro de muchos jóvenes que encontraron en el magisterio su realización profesional.
Bajo el slogan “Yo soy el Maestro”, cientos de jóvenes holguineros dieron el paso al frente tras el llamado del Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz para que se formaran como docentes dada la creciente necesidad de profesores ante la explosión de matrícula en la enseñanza secundaria básica, generada a partir del amplio acceso que tuvo el pueblo a la Educación.
Cincuenta años han transcurrido de este acontecimiento, que tuvo lugar el 19 de mayo de 1972, y que demostró el alto compromiso de la vanguardia juvenil con las tareas de la Revolución cubana, pues en su mayoría eran muchachos y muchachas de apenas 15 años de edad que pertenecían a las filas de la UJC, y que sin dudarlo manifestaron su disposición aun cuando ello supuso renunciar a las aspiraciones personales de formarse en otras carreras soñadas.
“Yo nunca había pensado ser profesora. Estaba captada para una carrera del Minint, pero cuando escuché a Fidel en la radio haciendo la convocatoria, le dije a mis padres que iba a ser profesora, por eso siempre he dicho que a mí me captó el Comandante en Jefe”, cuenta Antonia Medina Lao, profesora de Física jubilada del IPVCE José Martí Pérez y reincorporada en la escuela pedagógica de igual nombre.
Similar le ocurrió a José Antonio Agüero Sánchez, actualmente atiende el Plan Turquino en el Gobierno provincial, quien añoraba ser Ingeniero en Minas, o el caso del profesor de Química, Arturo Oro Pérez, que tenía aptitudes para la Arquitectura, sin embargo, como sus compañeros Joaquín Tomas Ferreiro González y Ada Irma Cáceres Hernández, de Historia el primero y de Química la segunda, terminó atrapado por la magia de la tiza y la pedagogía, sin habérselo propuesto antes.
“Pusimos la aspiración colectiva por encima de la individual. Estaba presente la convocatoria de la Revolución, pero también de la militancia comunista. Yo era el secretario del Comité de la UJC de mi centro. Había un compromiso enorme en aquella generación de jóvenes en medio de una situación económica fuerte también, mediado por el incumplimiento de la zafra de los 10 millones. En ese contexto surgió la consigna de convertir el revés en victoria y el Destacamento fue una de esas victorias”, explica Agüero.
Como buen historiador, el profesor Joaquín abunda en la génesis del Destacamento, que lo arropó y enamoró más allá de sus experiencias en clases impartidas como monitor de Historia en su etapa estudiantil: “En el propio año 70 comienza en la zona occidental, sobre todo en Matanzas, el modelo de las escuelas en el campo. Durante los años ’70 y ‘71 se hace un primer ensayo con jóvenes captados en el décimo grado, que se formaron como maestros emergentes, a partir de ahí es que surge la idea de formar el Destacamento pedagógico”.
“La convocatoria se hizo efectiva en la clausura del II Congreso de la UJC, celebrado en 1972, cuyo proceso asambleario ya había abordado la necesidad de formar recursos humanos en carreras priorizadas.
“En la región Holguín, Oriente- Norte, se constituye oficialmente el Primer Destacamento con 136 estudiantes. Ese año no tuvimos vacaciones, pues culminamos nuestro curso escolar en julio y en agosto nos concentraron en el “Caney de las Mercedes”, provincia de Granma, para cumplir una etapa preparatoria y la asesoría técnico- metodológica”, apunta la profe Antonia.
Posteriormente fueron ubicados en las escuelas en el campo Mariana Grajales y Bartolomé Maso, del plan San Andrés, a donde llegaron primeramente para apoyar en las labores constructivas que aún se ejecutaban y un mes después comenzaron a impartir clases.
Muchas son las anécdotas que cada uno atesora de esta etapa, en la que no pocas veces hicieron evidente sus novatadas, sin embargo, aprendieron sobre la marcha, dando clases como dicen, bajo estrictos reglamentos, pues sus estudiantes eran de su misma edad prácticamente.
“Era bastante agitado”, coinciden. En una sesión daban clases y en la otra recibían la docencia de las asignaturas correspondientes a su formación como profesores de la Enseñanza Media Superior de la Educación General. La disciplina era muy rigurosa, lo que les imponía una organización y responsabilidad mucho mayor.
A la vuelta de cinco décadas muchos se mantienen aún en sus perfiles, otros pasaron a ocupar disimiles tareas, pero todos llevan consigo una etapa de crecimiento que sirvió de ejemplo para las nuevas generaciones que siguieron sus pasos.