Freddy Figueredo, la satisfacción del deber cumplido
- Por Yanela Ruiz González
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Poco más de veinticuatro años atrás Freddy Figueredo Domínguez ejercía como técnico agrónomo integral en su natal localidad de Maceo, en el municipio de Cacocum, cuando decidió presentarse a la convocatoria del Ministerio del Interior en el territorio para formarse en el curso de Agente de orden público.
Entonces vio la posibilidad de ser como su primo, al que admiraba desde pequeño cuando llegaba a la casa del abuelo con aquel uniforme azul impecable, y botas lustradas muy relucientes. Lo dice sin exageración, pues enfatiza que así debe lucir la imagen de un policía.
Freddy es un hombre de carácter serio y rectitud en su andar, poco elocuente, por lo que cuando habla es certero y preciso en sus palabras, una cualidad que distingue su forma directa y segura de proyectarse y decir lo que piensa.
Tenía unos 22 años cuando por primera vez vistió el anhelado uniforme azul, como su primo el policía. Ellos dos fueron los únicos en la familia que se inclinaron por esta profesión, asegura el hoy Primer suboficial Freddy, querido y respetado en su colectivo de trabajo de la Unidad de Vigilancia y Patrullaje y en cualquier escenario en el que esté.

Sobre cómo se ha ganado esa consideración, afirma que, ante todo, están los valores y cualidades que deben caracterizar a una persona con una responsabilidad social tan sobresaliente como la que entraña su profesión.
Habla de la honradez, honestidad, sensibilidad y solidaridad como los ingredientes fundamentales que aderezan la conducta intachable, y de la sabiduría para diferenciar a cada ciudadano de acuerdo con su comportamiento, aunque todos deben ser tratados bien, sin excepción.
“El que use este uniforme sabe, conscientemente, que el trabajo es fuerte, no hay fines de semana, ni fiestas familiares ni fechas conmemorativas si el deber llama”, explica con profunda convicción quien se ha forjado y consagrado en estas filas.
“El trabajo lo mismo de día que de noche es siempre complejo. Nuestra labor se basa fundamentalmente en el cuidado del orden y la tranquilidad ciudadana, es nuestra principal misión. En ese sentido varios han sido los servicios en los que he tenido que hacer frente a situaciones de emergencia.
Cada vez que llaman al 106 tenemos que acudir prestos a socorrer al que pide el auxilio ante una amenaza, un asalto o cualquier alteración del orden”, afirma.
Estar en la caliente, como se dice en el argot popular cuando nos referimos a situaciones en extremo complejas, no es nada que lo sorprenda luego de casi un cuarto de siglo en estos menesteres.
Ante la elección de sus superiores para encargarle misiones de alta seguridad, aclara Freddy el orgullo que se siente, pero solo de manera sana, despojado de vanaglorias.
“Cuando salgo a cumplir mi servicio voy a trabajar, a dar lo mejor de mí y eso hace que logre resultados, que a lo largo de los años han enriquecido la confianza para encomendarme tareas de primer nivel y de mayor envergadura”, apunta.

Cuenta entonces de la variedad de situaciones en las que ha tenido que estar, como la dolorosa tarea de acompañar el arribo de los cadáveres de las víctimas del accidente aéreo ocurrido en la capital cubana en el 2018, una de las más sensibles que ha asumido, como también al traslado de oxígeno a los hospitales cuando la pandemia estaba en su punto más crítico en la provincia el pasado año.
La experiencia de lo vivido el 11 de julio de 2021 ha sido de las más impactantes, subraya, cuando tuvo que enfrentar las agresiones de quienes intentaron crear un caos en el territorio.
Ante la exposición a la que constantemente está sometido un policía, debido a sus funciones, Freddy responde: “Nos caracteriza la valentía, pero por sobre todo, recibimos preparación física, ideológica y política y nos informan la situación operativa de la provincia para actuar ante cada hecho en la salida al terreno de trabajo.
“Cuando me ha tocado hacer una detención hablo de frente con la persona, sin miedo. Trato de persuadir, si ofrece resistencia entonces aplico otras técnicas para conseguir el objetivo y proceder, pero nunca nada que suponga un daño a su integridad física”.
Aunque Freddy no está permanentemente al tanto de las redes sociales, conoce cuanto han intentado manipular y denigrar a la autoridad policial mediante campañas bien organizadas que corren de grupo en grupo.
“Cuando todos duermen la policía anda trabajando para velarles y cuidarles el sueño. Proteger a la ciudadanía y sus bienes ante cualquier daño es parte de la misión.

Entonces cuando actuamos en con ese fin. Hay mucha tergiversación de nuestra labor y actuación ante un determinado hecho o ciudadano que ha cometido una infracción de la ley o pone en riesgo la tranquilidad del pueblo, tan solo por mellar la imagen de la Revolución cubana. Quienes tanto insisten en manchar nuestra imagen se olvidan que somos parte de ese pueblo también”, dice.
Con la satisfacción del deber cumplido, este experimentado oficial de la Patrulla holguinera además de haber recibido la distinción Servicio Distinguido y la Condición Elogio a la virtud, que otorga el Ministerio del Interior a quienes sobresalen en su actuación, resultó también Personalidad destacada de la provincia en el año 2018.
Entre las tantas anécdotas que avalan estos resultados y su alto sentido de la honestidad, probada en sus años de servicio en las filas de la policía, pudiera contarnos sobre su participación en la detención de comisores de delitos y crímenes y la entrega de una mochila con más de 500 mil pesos considerada un hallazgo de un caso.
Sin embargo, el primer suboficial que desde niño se enamoró de esta profesión, prefiere no presumir de lo que ha ganado como estímulo, mas sí de la perspicacia y el olfato adquiridos en todo este tiempo que lo distinguen y le permiten contribuir con la garantía de mantener la soberanía y paz en su territorio.
A bordo del carro de patrulla 482, el cual comanda, Freddy continúa velando por la tranquilidad de las calles holguineras, dejando una estela de su conducta ejemplar para los nuevos que llegan a las filas, a los que exhorta a cumplir con lo reglamentado, ser disciplinados y patriotas firmes en su convicción, y muy importante, a nunca dejarse corroer por la arrogancia.
Aquel joven que soñó desde “Maceo” en convertirse en policía, reafirma que si tuviera que volver a escoger una profesión, sin dudas, sería esta, la del uniforme azul y botas lustradas impecablemente, que roba horas al sueño y muchas veces hace exponer hasta la vida, pero deja una satisfacción única cuando se cumple con el deber, asegura.
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