Virtudes humanas
- Por Hilda Pupo Salazar
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Con tantas guerras, violencias, saqueos y prepotencias de los más fuertes contra los más débiles, lamentablemente, prima en este mundo el odio, más que el amor.
Debemos convencernos que para vivir mejor nos hace falta el cariño, es como una respuesta positiva a lo que pasa en el universo, porque el amor alienta, sonríe, atrae, confía, enternece, edifica, siembra, consuela, perdona, aclara, vivifica, es pacífico, humilde, veraz, dúctil y a la vez luminoso.
Mientras el odio rechaza, provoca, altera, vocifera, destruye, exaspera, irrita, confunde, intriga, desune, mata, es explosivo, tenebroso, lleno de amargura, altanero, jactancioso, amoral y sin principios.
Por eso debemos evitar el odio, como el rey de los malos sentimientos y entre los más oscuros del mundo. Quienes tienen deseos perversos, nunca se les ocurrirá un gesto noble y mucho menos a su lado hay paz.
Hablo de los que poseen un carácter de mil demonios, provocan discordia y alimentan la rabia, los ambiciosos, amigos solo de la riqueza y el poder o del egoísmo, la indiferencia y la frialdad.
Las fuerzas positivas deben cultivarse, siempre, pensando en la sociedad. Con ese tipo de personas malignas es imposible construir el futuro, porque ellas fabrican artimañas, mentiras, abatimiento, turbación y niegan lo mejor del ser humano: Sus positivas pasiones.
Su único propósito es lastimar a los demás y no parar hasta humillarlos, por eso cuando la máxima dirección del país llama a la sensibilidad está pensando en el amor, como requisito indispensable del desarrollo de nuestra nación.
Se torna complejo avanzar en medio de gentes inservibles y apáticas, aquellos que son como el azadón: solo para ellos.
El mal trato, irrespetos y groserías solo cultivan el odio, utilizados por algunos, que tratan de introducir el caos, en ya una situación bastante difícil.
Tratemos de sembrar lo bueno, tanto en el importante nivel de lo social, como en el hogar, porque añadimos tranquilidad en la vida y eliminamos nocividad en el camino.
Ser personas correctas nos da confiabilidad y nuestro alrededor irradia calidad. Los valores son virtudes humanas, que nos hacen grandes.
Havelock Ellis, médico británico dijo: “Cuando el amor se reprime, el odio ocupa su lugar”. Martin Luther King, activista estadounidense, expresó: Apostar por el amor, porque el odio es una carga pesada.
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