Calixto: inmortal e insurrecto
- Por Susana Guerrero Fuentes
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Tras la intervención directa de Estados Unidos en la guerra que libraba Cuba contra España, sobrevinieron jornadas de incertidumbre y disyuntivas para la Isla. Con la misión de sentar las bases para las futuras relaciones entre el Gobierno norteamericano y la República de Cuba, resolver los términos del licenciamiento del Ejército Libertador y, ante todo, defender la soberanía cubana, el mayor general Calixto García zarpó rumbo a Estados Unidos.
Para entonces, cinco meses habían transcurrido desde la batalla de Santiago de Cuba, el desprecio a las tropas mambisas por parte del general Shafter y la dignísima respuesta del patriota holguinero. En este viaje, Calixto vislumbraba un buen destino para la tierra por la que tanto luchó y añoraba también el reencuentro con la esposa y los hijos en Nueva York.
De todos los abrazos que le esperaban, pensaba especialmente en su joven hija Mercedita, enferma de tuberculosis y ya casi en el lecho de muerte. Incluso ante aquella dolorosa encrucijada, el General antepone el deber ante su propio sufrimiento.
Muy pocos días después debe despedirse de su familia otra vez para dirigirse a Washington, donde solo recibió hostilidad e irrespeto de un Gobierno cuyas intenciones no conjugaban con los intereses de los cubanos.
Ya eran evidentes en él los síntomas de una enfermedad respiratoria y, contrario a las indicaciones médicas, Calixto no cesa en su lucha porque se reconociera la independencia y soberanía de Cuba y por esa meta no le importa exponerse cada vez más al crudo invierno norteño. Mientras, sus pulmones se resienten.
La neumonía se agrava rápidamente y el 11 de diciembre de 1898 muere, en suelo ajeno, el General de las Tres Guerras, apenas un día después de firmarse el Tratado de París, con el cual se sepultaban sin penas ni glorias las batallas y sacrificios de tantos años.
“Pocas personalidades en nuestra Historia, tuvieron una vida tan brillante y un final tan amargo como el General Calixto García…”, diría Raúl Castro 82 años después cuando, tal como deseara su madre Lucía, los restos del veterano holguinero fueron traídos a su tierra natal. La misma tierra que se vistió de luto en el lejano 1898, que asumió su nombre como pieza de identidad y desde entonces no ha dejado de rendirle honores al General, al patriota, al héroe…
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