Para más Adelanto de las cubanas
- Por Maribel Flamand Sánchez
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Un caso de violencia extrema contra dos mujeres estremeció a la opinión pública cubana hace pocos días. Y aunque no son comunes los hechos de sangre contra las féminas en esta isla, algunos intentaron mostrarlo como paradigma de la desprotección gubernamental que padecen las cubanas. Casualmente por estos días la emisión televisiva Mesa Redonda analizó el Programa Nacional para el Adelanto de las Mujeres, aprobado recientemente por el Consejo de Ministros, y que desvaneció la cruzada infundiosa de quienes optan por convertir nuestras manchas en nubarrones de odio y desidia.
Teresa Amarelle Boué, secretaria general de la Federación de Mujeres Cubanas (FMC), ratificó durante su comparecencia en el espacio la tolerancia cero ante las situaciones de violencia contra la mujer en el país. Refrendó también que un solo caso de esta índole es motivo de preocupación, investigación, seguimiento y solución de la situación. Igualmente reconoció que aunque no es poco el camino transitado en materia de igualdad plena para las mujeres cubanas, todavía quedan desafíos relacionados con manifestaciones de discriminación y violencia de género, así como con comportamientos sexistas, que confirman la necesidad de contar con una estrategia de esta índole.
No se trata de un programa nuevo, sino que amplía el impacto decisivo de la Revolución que desde su triunfo ha ido desbrozando y construyendo las sendas de la emancipación, con el propósito de lograr una participación consciente de las mujeres en la vida económica, política y social del país.
Con la impronta de una histórica lucha por los derechos de las cubanas, con Fidel y Vilma al frente, el proyecto centra su atención en los desafíos actuales y pretende, como objetivo fundamental, continuar promoviendo el avance de las cubanas en medio de todas las transformaciones sin que se produzcan retrocesos en lo logrado hasta ahora, y busca, específicamente, lograr mayor sistematicidad por parte de los Organismos de la Administración Central del Estado y las instituciones en el seguimiento a todos los asuntos, que involucran el desarrollo de las mujeres en la sociedad.
Recoge la necesidad de intensificar el desarrollo de políticas públicas y para fomentar la educación con enfoques de género en las familias y las comunidades y capacitar a los servidores públicos para que se proyecten en esta dirección. La violencia de género y las formas de discriminación también tienen un apartado esencial dentro de las acciones y medidas que lo conforman, además de transversalizar todos los objetivos, pues si bien Cuba no tiene manifestaciones significativas de esta naturaleza, respecto a otros países del mundo, continúan ocurriendo.
Entre las áreas que abarca el plan de acción, con 44 medidas en total, aparece la relacionada con el empoderamiento económico de las mujeres. Otros asuntos que refiere guardan estrecha relación con la legislación y el derecho con enfoques de género, el reto de fomentar una educación y práctica sobre la salud sexual y reproductiva en un país donde las familias son cada vez más diversas, entre otras, como la ampliación de las casas infantiles, como una alternativa de los círculos infantiles estatales que, ante el aumento de la cantidad de mujeres trabajadoras, no logran cubrir toda la demanda.
La estrategia también constituye un mecanismo imprescindible para promover la igualdad de género y estar en correspondencia con la Constitución de la República, los Objetivos de Desarrollo Sostenible y la Agenda 2030, unido a la Plataforma de Beijing, y establece el compromiso de evaluar sistemáticamente el cumplimiento de lo que se propone, desde los órganos locales del Poder Popular hasta la más alta dirección del país, con la FMC como protagonista y asesora en todo este proceso.
Una de sus fortalezas es que define un área de trabajo relacionada con la legislación y el derecho, además de concebir también la importancia de un marco regulatorio contra la violencia de género. Contiene un grupo de acciones, y una de las principales es garantizar que exista un lenguaje inclusivo, con perspectiva de género desde el momento en que se elaboran las normas hasta su publicación. Se trata de un documento vivo que no mira de soslayo la situación de las mujeres en el resto del mundo, sino que incluye pronunciamientos en pro de una emancipación y protección globales.
En materia de legalidad prevé la capacitación de los estudiantes y profesionales del Derecho en estos temas, que permita tener los instrumentos en el ejercicio para asegurar su cumplimiento, perfeccionar la legislación vigente, así como garantizar el enfrentamiento y seguimiento a las formas de violencia. El fortalecimiento de una cultura jurídica en la sociedad cubana sobre estas temáticas también es medular, pues, con la legislación solamente no se resuelve este problema.
De acuerdo con Amarelle Boué, estamos en un momento superior en la agenda de género que nos permite actualizar y contextualizar estos temas en el plan de desarrollo económico y social del país, teniendo en cuenta que las mujeres somos una fuerza importante en ese desarrollo. Este Programa resume, en medidas y acciones, el sentir de la voluntad política del Estado cubano sobre los temas de igualdad de género, la eliminación de estereotipos y legitima una práctica que en Cuba se ha venido haciendo desde el triunfo de la Revolución, en aras de darle el protagonismo que siempre ha tenido la mujer en la sociedad.
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