Aprender a convivir
- Por Hilda Pupo Salazar
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Muchos hablan de la educación y su importancia para cualquier instante de la existencia humana, desde las primeras edades hasta el final, sobre la base de cuatro cimientos: aprender a conocer, hacer, vivir juntos y saber ser.
Por eso, es definitorio enseñar la importancia del autoconocimiento, autoestima, capacidad de ponerse en el lugar del otro, solventar conflictos sin violencia, practicar la cooperación, tolerancia a las diferencias, el respeto, la cortesía y la decencia.
Además de insistir en saber negociar y ceder, tener paciencia en las relaciones hacia los demás, incluso frente a cualesquiera de las diferencias interpersonales.
Según estudiosos de estos temas tan complejos para las familias, escuelas y las sociedades, los nueve valores humanos más importantes para la mejor educación formal en las relaciones humanas son: bondad, sinceridad, virtud, empatía, amor, paciencia, gratitud, perdón y humildad.
Para ello hay que lograr poder vivir y relacionarnos sin intenciones ocultas desde nuestros actos o palabras, que impliquen conocernos más para tratar de encontrar puntos de unión y acuerdos, aceptarnos como seres únicos y no juzgar con nocivas intenciones.
Es importante aprovechar cada espacio para enseñar y aprender a convivir, como el hogar, barrio y escuela. En esta última confluyen escenarios importantes como el aula, el recreo, la práctica de deportes, la biblioteca, los momentos de entradas y salidas de los centros escolares, que son idóneos para instruirse en el sano propósito de saber estar juntos.
Todo esto favorece la armonía para la convivencia, al mejorar los vínculos afectivos, la autoestima de cada quien desde el respeto y la bondad, potencia el desarrollo global, el permanente aprendizaje, evita el estrés, favorece la comunicación y contribuyen a la felicidad..
Es muy importante cultivar y aprender, entre todos, el comunicarse adecuadamente, para evitar cualquier conflicto, con la mejor claridad para escuchar, para que la persona se sienta comprendida, a favor de la coexistencia pacífica y armoniosa tanto en familias y escuelas, como en las sociedades, con valores y normas para el buen desarrollo del estudio, trabajo y esparcimiento.
Debe promoverse el autoanálisis de conciencia sobre cómo me comporto, para valorar y reforzar mis actitudes, a favor de la tranquilidad de los demás, con conductas amables, dominio del límite para jamás sobrepasar y con total franqueza en mis desempeños, desde un comportamiento civilizado y digno.
Siempre hay que evitar la violencia, defender la paz, la igualdad, la generosidad, el compromiso y contribuir a la superación de las personas para que cada día sean mejores en cuanto a sus actitudes, estilo de vida, cortesía, amabilidad, respeto, elegancia, delicadeza, urbanidad, tacto y puntualidad, que distingan su educación formal.
Como defiende la organización, Cabildo Verde, de Colombia: “… el descubrimiento del otro pasa forzosamente por el descubrimiento de uno mismo…”
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