Educación, formación de valores y nuevas generaciones
- Por Hilda Pupo Salazar
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El inicio del curso escolar 2022-2023 en Cuba, este 28 de noviembre, hasta el 22 de julio, es decisivo en el proceso de socialización de las nuevas generaciones en la consolidación de valores comunes para que, cada vez más, la instrucción y la educación sean el mejor binomio desde los primeros grados, con el fin de garantizar los más puros sueños y aspiraciones en nuestra sociedad.
Muy importante para tal propósito constituye lograr la formación exhaustiva de las nuevas generaciones en las mejores reglas de conductas y actitudes, que llevan a niños y niñas a la comprensión de conceptos como: patriotismo, fidelidad, tolerancia, paz, respeto, derechos humanos, inclusión, honestidad, sinceridad, comunicación, perseverancia, amistad, paciencia, unidad, libertad, felicidad, cooperación, amor, humildad, tolerancia…
Es la escuela el núcleo central y primordial de la educación, que nace en la cuna, con la participación activa de la comunidad, todo lo cual consolida la cultura de una nación. Por eso, en Cuba debe constituir el centro más importante de cada comunidad, que lamentablemente, muchas veces, queda solo en un enunciado.
De ahí que el alcance de la educación no debe limitarse a la enseñanza y el aprendizaje de materias, habilidades y temarios, sino metas para el ámbito moral y el civismo, que formen ciudadanos integrales, capaces de actuar con plenos derechos y deberes para integrarse, participar y mejorar la sociedad en su conjunto, con total proactividad y lealtad a su país, en todos los momentos y circunstancias.

Hay que aprovechar cada momento para formar valores desde la complejidad de cada ser humano, que requiere una formación adecuada y de acuerdo con las características individuales, con el total compromiso de: familia, escuela y sociedad.
Es una absoluta responsabilidad hacerlo siempre, desde el ejemplo personal de progenitores, educadores y vecinos, sin enmarcarlo en determinados períodos; desde la importancia de conocer motivaciones, saber reflexionar sobre respuestas emocionales, inculcar los principios básicos del humanismo, con mucha importancia en saber convivir en lo individual y colectivo, con equidad y la utilización razonable de la libertad de cada quien.
Debe reinar una atmósfera de cooperación y trabajar conjuntamente en armonía en la diversidad, producir una variedad unificada, con la más perfecta alianza para conseguir los mismos propósitos y, al mismo tiempo, promover optimismo y confianza ante las múltiples características de los actuales desafíos en la Cuba de hoy.
Es enfatizar en el honor de cumplir las obligaciones de cada quien, saber defender sus criterios sin lacerar a nadie, ayudar a los demás, ser muy responsables al desplegar sus derechos con sus deberes, con responsabilidad, en colectividad y con el mayor respeto como la base del sustento de la moral y de la ética de cada quien.
Fidel ya lo dijo: “… el magisterio, más que una profesión, es en realidad una vocación; porque con lo que ha cobrado el maestro, con el estándar de vida que ha tenido el maestro, se puede ser maestro por vocación, más no por profesión… A todos nosotros, sin excepción, nos corresponde el papel de enseñar; a todos nosotros, sin excepción, nos corresponde el papel de maestros...”
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