El concurso de “niñazos”

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Si algo aprendí en las salas de espera de hospitales y centros de genética médica durante mis embarazos es que no hay nada que le guste más a las madres que hablar de sus hijos, incluso de los aún por nacer.
 

Pareciera que no tienen, tenemos, perdón, para cuándo acabar. Enseguida nos aprendemos cada término médico como obstetras tituladas. Así se hace común oír hablar de amniocentesis, circunferencia cefálica, contracciones de braxton hicks o episiotomía, si no saben de qué hablo, averigüen, dicen que lo último duele un mundo.

Foto: vistazo.comFoto: vistazo.comPrimigestas que me leen, no se asusten, pero la verdad es que las madres podemos volvernos muy competitivas y llegamos a mirar con roña a esa flaca que se come una tonelada y está, como diría el nutriólogo, normopeso, o sea, con el peso ideal, y tú que no puedes comerte ni las uñas, que solo de leer las etiquetas de las galleticas ya aumentas un kilo y llevas meses pasando el hambre más grande de tu vida, comiendo por dos y engordando por tres.

El principal certamen en esta competición lo llevan a cabo las gestantes especialistas en una práctica a la que un amigo llama “caerse a niñazos”. Tranquilos, es lenguaje figurado, el niño no sufre. casi siempre en esta competencia se emplea una famosa técnica conocida como y-el-mío: para ello la embarazada del equipo rojo dice: mi niño da patadas, a lo que responde la del equipo azul: y-el-mío la mortal para atrás; en la riposta la roja dice: mi niño pesó dos mil gramos en la primer biometría, a lo que más rápida que lanceta de glucómetro, responde la del bando celeste: y-el-mío es un macrofeto; la primera espeta y-el-mío ya está cefálico.

La segunda, con aires de victoria, dice y-el-mío ya está en el canal de parto. Como imaginarán la lid se suspende por esta urgencia médica.

Pero no es que las madres nos volvamos locas, o las hormonas nos tornen competitivas, es el amor, amigos, cada cual tiene la certeza de que el suyo es el niño más perfecto de este universo y sus respectivos universos paralelos y es inevitable y hasta natural este intercambio, pues quién mejor para entender tu experiencia que esa que la vive al mismo tiempo, a la que, como a ti, no le dieron el asiento en el ómnibus; se siente incomprendida porque el futuro papá no quiere reencarnar en un caballito de mar; hace tiempo que dejó de verse…los tobillos; orina 10 o 12 veces al día; anhela y teme que llegue por fin el momento del parto, y no importa si es del bando rojo o azul, ella sí que sabe lo que es andar con tus zapatos y los pies hinchados, aunque a veces se le vaya la mano con los niñazos.
Liset Prego Díaz
Author: Liset Prego Díaz
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Yo vivo de preguntar… porque saber no puede ser lujo. Esta periodista muestra la cotidiana realidad, como la percibe o la siente, trastocada quizá por un vicio de graficar las vivencias como vistas con unos particulares lentes

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