“El derecho de nacer” en imágenes
- Por Rubén Rodríguez González
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En el hogar donde crecí y vivían varias personas maduras, se rendía un culto especial a la memoria de la famosa radionovela El derecho de nacer. Mis tías abuelas eran jovencitas cuando su primera trasmisión en Cuba y evocaban nostálgicamente el más notable suceso radiofónico de todos los tiempos.
Se desgranaban anécdotas: lo que pasó con María Valero, el secreto del silencio de don Rafael del Junco, de cómo la gente se juntaba en aquellas casas donde poseían un aparato de radio. También repasaban las fotografías de las estrellas, que coleccionaron como suvenires y que habían llegado por correo décadas atrás, todas con su inevitable dedicatoria.

Mi tía Bella atesoraba un suvenir publicado al efecto y que todavía conservo: el “Álbum de Oro de El derecho de nacer”, un folleto donde se reseña la historia y sus protagonistas: anunciantes, personal técnico y, por supuesto, el rutilante elenco.
Próximo al estreno de la telenovela El derecho de soñar, que le rendirá homenaje y cuenta con libreto de Ángel Luis Martínez y Alberto Luberta, quien es su director junto a Ernesto Fiallo, vale recordar este fenómeno mediático, que revolucionó la radio en América.

Sucedió en el contexto de la llamada “guerra del aire”, cuando dos cadenas de radio se disputaron ferozmente las audiencias y para competir con “La novela del aire” de RHC Cadena Azul, del empresario Amado Trinidad, la competidora CMQ, que dirigía el magnate Goar Mestre, le solicitó al escritor Félix B. Caignet escribir un radioteatro destinado al mismo horario.
El también locutor, actor, periodista y compositor santiaguero aceptó el reto y superó las expectativas: su radionovela alcanzó un rating de audiencia del 50.63 por ciento, considerado récord mundial en ese momento.

El derecho de nacer se trasmitió, desde La Habana, entre el mes de abril de 1948 y febrero de 1949 y contó con 314 episodios, de 20 minutos cada uno. Su trama se basaba en los arquetipos del melodrama: seducción, embarazo, rechazo al recién nacido por prejuicios, su desaparición y búsqueda, así como la identidad perdida y recobrada, en una efectiva mixtura de pasiones desbordadas y contrapuestas, con edificante final feliz.
Apuntaba, no obstante, la crítica a la sociedad racista y prejuiciosa que engendraba tales situaciones. No en vano se le llamó a Caignet “el más humano de los autores”.

Con dirección de Emilio Medrano y narración de Luis López Puente, el elenco juntó a famosos actores de la época, como Carlos Badías, en el rol protagónico del doctor Alberto Limonta; Lupe Suárez, como su salvadora y madre de crianza, la humilde lavandera negra Mamá Dolores; María Valero y, luego, Minín Bujones en el papel de Isabel Cristina, la novia de Limonta; José Goula, como don Rafael del Junco, el orgulloso abuelo que expulsó al recién nacido; Pilar Mata, como doña Clemencia, su esposa, y Martha Casañas, encarnando a la seducida y abandonada María Elena del Junco.

También integraron el cuadro dramático, los conocidos Enrique Santiesteban, Idalberto Delgado (los caballeros criollos protectores de Albertico), Carlos Paulín (como el vil seductor de María Elena), Orlando Rodríguez (su hijo y también seductor inescrupuloso), Nenita Viera (haciendo de Rosario Orozco, una de los villanos), Piry Pérez y Nidia Sarol (en los roles de Ricardo y Matildita, los padres de Isabel Cristina).

Además, actuaron Asunción del Peso y Ángel Espasande (los padres de Amelita, el primer amor de Limonta), Margarita Prieto y Xiomara Fernández (como Amelita Montero y Graciela del Busto, respectivamente). Además de encarnar a “la otra” en la historia de Alberto e Isabel Cristina, Fernández interpretaba la canción tema de la radionovela, el bolero “En silencio”, de la autoría de Caignet.

Otros actores fueron María Brenes (la condesa del Monte), Emilio del Mármol (Ramón, fiel criado de Alfredo), Alejandro Lugo (el mulato Anselmo), Pedro Segarra (el padre de Graciela), Mercy Lara (la mulatica Engracia), Magali Boix, Lilia Lazo y Miguel Ángel Herrera (Octavio, chofer de don Rafael).

En el colectivo que protagonizó el suceso, se señala a su productor Jorge Vaillant, perteneciente al departamento de radio de la agencia de publicidad Mestre y Co., al locutor oficial del programa Fernando Núñez de Villavicencio y a los técnicos Delfín Fernández y Carlos Sosa.

Las páginas del álbum incluyen también a tres ejecutivos: Omar Vaillant, administrador del Departamento de programas del circuito CMQ, a quien se debió la entrada de Caignet al staff de autores de la emisora; Manolo Cores, supervisor de trasmisiones, y Glauco Vaillant, jefe de ventas y propaganda del patrocinador, la Beslov Products S.A.

Se dice que durante el año que duró la trasmisión, el país se paralizaba a las 8 y 30 de la noche y que por su causa se aplazaron sesiones del Senado, se interrumpían las funciones de cine y se cambió el horario de oficios religiosos.
A causa de su éxito despampanante, El derecho de nacer saltó de un país a otro de Latinoamérica, donde se grabaría con elencos locales. Venezuela la trasmitió entre 1949 y 1950 y, en formato de miniserie, en 2010; México tuvo su versión en 1950, y Perú, en 1955.
También conquistó el cine, con dos versiones mexicanas (1952 y 1966) y mutó a telenovela en Cuba (1952), Puerto Rico (1959), Ecuador (1960), Perú (1962), Brasil (1964, 1978, 2001), Venezuela (1965) y México (1966, 1981 y 2001) En total, se cuentan 18 versiones.
Caignet recibió críticas a lo largo de su carrera; por su recurrencia al melodrama se le llamó ridículo y cursi, asunto al que respondía con una aseveración: había llegado a dónde quería, al corazón de las masas. Atribuía el rotundo éxito de sus obras a una causa básica: “La gente quiere llorar y yo le doy el motivo”.
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