Soldado de la Patria
- Por Yanela Ruiz González
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Fotos: Carlos Rafael
Con apenas siete años de edad comenzó a admirar el uniforme verde olivo en sus andanzas por el barrio de Cupey, del municipio de Moa, donde visitaba el Punto de Tropas Guardafronteras, ubicado a pocos metros de su casa.
Era lo más grande que existía para el hijo de campesino humilde, parte de una prole de ocho hermanos, con tíos y primos vinculados al Ministerio del Interior como auxiliares del frente costero en aquellos años de gran efervescencia revolucionaria.
Como otros muchachos del barrio pasaba las tardes al lado de aquellos militares, a quienes veía “como símbolos por su porte y aspecto, el uniforme, y sobre todo, porque eran muy educados y transmitían confianza”.
El ambiente familiar y de crianza unido a la coincidencia de haber nacido 22 días después de la fundación del glorioso Ministerio del Interior pudieran parecer una conspiración del universo o una fuerte influencia para destinarle un futuro uniformado al muchacho, que soñaba con ser sargento y dirigir aquel Punto de Guardafronteras.
Pero esa quimera fue superada. Aquel niño, curtido del andar de punta a cabo la zona costera de su pueblo, se convirtió en el Teniente Coronel Pedro González Maresma, del Ministerio del Interior, el que hoy exhibe varios reconocimientos, como el de Personalidad Destacada del año 2017, algo que asumió como un estímulo para su institución y colectivo de trabajo, pues “hay muchos holguineros brillantes que lo merecen”.
Aparecer en estas líneas justo en la conmemoración del aniversario 60 del Minint, al que llegó desde muy joven, no es pura casualidad. El Teniente Coronel Maresma es uno de los orgullo de esta sexagenaria institución en la provincia de Holguín, que ha contribuido a mantener la seguridad y protección de los bienes del Estado y la tranquilidad ciudadana desde la dirección de las actividades relacionadas con la preparación para la defensa.
Decir su grado militar y segundo apellido son elementos suficientes para que muchos reconozcan al oficial de mando exigente, alto grado de confiabilidad y de humildad incalculable, siempre apegado a sus raíces. Con tono pausado y modestia previsible frente a una grabadora “desclasifica” algunos pasajes que revelan poco más de cuarenta años dedicados a estas lides, de grandes sacrificios, abnegación y entrega, pero también de crecimiento profesional, personal y familiar.
“Me había graduado de electricista automotriz cuando me llamaron para cumplir el Servicio Militar Activo. Cursé entonces la especialidad de Mando Táctico de Tropas de Infantería Motorizada, y por vez primera y durante cuatro años visto el uniforme verde olivo de las Fuerzas Armadas Revolucionarias, donde transité por varias unidades en cargos siempre ascendentes debido a mis resultados. Los militares vivimos para servir a la Patria y por decisión del Mando superior integro las filas del Minint a partir de 1983”, comenta.
Desde entonces pertenecer a esta institución le ha permitido superarse y alcanzar el título de Licenciado en Historia y Marxismo en el antiguo Instituto Superior Pedagógico de Holguín, conocimientos que comparte en su labor cotidiana.
“Una gran parte de mis años de servicio la he dedicado a la preparación de los combatientes. Me gusta intercambiar con las nuevas generaciones y contribuir a su formación. Les recomiendo siempre que lean y se mantengan informados con la prensa. Hoy los jóvenes en el Minint cumplen las misiones fundamentales, son los que están en la base y línea de enfrentamiento en la calle y en las fronteras, en el cuidado y protección de centros comerciales, de aislamiento y zonas en cuarentena.
“Por eso su preparación es clave en estos tiempos de compleja situación epidemiológica y fuertes campañas subversivas, de las que no escapan nuestros órganos. Alistar y fortalecer la cohesión de nuestras fuerzas y darles claramente los modelos de actuación de cómo y qué hacer en cada situación es una manera de garantizar el éxito en el cumplimiento de las misiones”, precisa.
Conocido también entre dirigentes y cuadros de organismos que han recibido cursos de defensa territorial en todos los niveles, el oficial Maresma ha asumido otras tareas más complejas, demandantes de preparación y táctica, operatividad y sobre todo, perspicacia.
“De conjunto con otros compañeros me ha correspondido elaborar, coordinar y organizar los planes de aseguramiento operativo de las visitas de primer nivel desde el año ‘94 hasta acá, entre estas las del Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz, cuando se celebró la tribuna abierta en reclamo del regreso del niño Elián y la inauguración de la batería de grupos electrógenos, ubicada en la zona industrial, y la del Sumo Pontífice de la Iglesia Católica El Papa Francisco”.
Ante la relevancia de tales acontecimientos el oficial Maresma deja entrever el sano orgullo que le propicia haber cumplido sin dificultad estas misiones, que “no dejan de tener una presión psicológica muy fuerte, pues cuando se asegura la protección de un alto dirigente, de un líder de la Revolución, hay que hacerlo con el compromiso y la convicción de que se está cuidando a la historia de la nación y en eso está la confianza del pueblo.
“Cualquier actividad que se asegure lleva días intensos de trabajo mucho antes de que se ejecute, por ejemplo cuando se convoca a la población holguinera para el desfile del Primero de Mayo, los carnavales holguineros, eventos de fin de año, actos por el 26 de Julio y todas las fechas históricas que en la provincia se celebran.
“No hay un manual para cada línea de aseguramiento, pues el escenario no es el mismo, como tampoco la situación operativa. El Holguín de hoy difiere mucho, incluso de hace un año”, agrega.
Velar también porque sus compañeros permanezcan seguros es parte de esta labor y agradece los resultados positivos en cada una de las tareas, porque significa que se han cumplido las orientaciones cabalmente. Ante el respeto que eso implica Maresma confiesa:
“Persistencia, ejemplo personal, honestidad y el trato sin arrogancia son elementos claves. Se gana más con humildad y compañerismo, pues cuando hay respeto no es necesario anteponer los escalones de mando. Lo mismo sucede en el vecindario, cuando uno se muestra solidario y preocupado con los vecinos y les ofrece la ayuda posible te da cierta autoridad y reconocimiento, algo que también experimento con los asociados de la delegación de base de la ACRC, que dirijo en el Reparto Plaza, de la cabecera provincial”.
Así piensa el hombre que alimenta sus esencias con los programas de “Palmas y Cañas” y se considera un fruto de la Revolución, debate respetuosamente sobre cualquier tema y siempre está presto para aclarar dudas. Prefiere mantenerse informado y solo después de sus deberes oficiales dedica los pocos ratos libres a la lectura sobre la Historia, escuchar música de la Década prodigiosa, y conversar con sus hijos, dos de ellos oficiales de las FAR y una estudiante de Licenciatura en Enfermería, a los que educa con total libertad de pensamiento, pero apegados a la razón siempre.
Son arraigos que bien aprehendió cuando zapateaba por Cupey, el añorado barrio que le despertó la vocación de soldado de la Patria, dispuesto siempre a cumplir las misiones que el Minint y la dirección del país le encomienden.
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