El Amado profesor de Historia
- Por Rosana Rivero Ricardo
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“¿Qué sucedió en Las Clavellinas? ¿Y en San Lorenzo?”. Los alumnos deben responder “Velozmente”, como en aquel programa infantil que transmitía la Televisión Cubana. ¡Hasta los pone en la Lavadora de Ideas para moverle las neuronas! Ellos sí le devuelven las respuestas rápido; pero a modo de pregunta: “Profe, ¿para qué nos sirve esto?”.
Les muestra que esas son las respuestas a algunas preguntas de pruebas de ingresos de años anteriores. Ellos le ponen más asunto a la clase y admiran al profesor Amado Vega Gutiérrez que, por generaciones de ipeveceros, se ha vuelto a una leyenda.
Dicen que se sabe los libros de textos de Historia de memoria. Se para frente a la clase y, como si poema fuese, recita que en libro tal, página tal, segunda columna, tercer párrafo dice… No obvia ni comas ni puntos.
Y es verdad que tiene una memoria prodigiosa. A sus 70 años recuerda perfectamente el 1ro de septiembre de 1977, cuando Fidel vino a inaugurar la Vocacional en la que puso el futuro de la Patria. Y también cuando en el Departamento eran 16 profesores y jugaban a preguntarse, por ejemplo, en qué pagina está la foto de Fulano de Tal o en cuál aparece tal frase.
Incluso, tiene recuerdos anteriores, de cuando tenía 14 años y vino -desde su natal La Habana- a Floro Pérez.
“Allí me crié con mis abuelos, con mi mamá y los tíos. Tuve una educación en la que el estudio era algo fundamental. Pasé varios años becados, una facilidad que nos dio la Revolución. Antes, las escuelas eran privadas.
“En aquellos ’70 el movimiento de monitores era muy fuerte. Fui monitor de varias asignaturas. Con esta experiencia y con el embullo de varios compañeros que me incentivaron a incorporarme a trabajar en el Plan de Escuelas en el Campo que recién abría, me fui a San Andrés. Paralelamente, me gradué de maestro de secundaria, luego del Pedagógico e hice la maestría establecida para este sistema de enseñanza”.
Esta vez los pájaros le tiran a la escopeta. La exalumna, devenida periodista, le pide que argumente cómo fueron los primeros años de la escuela:
“Cuando se creó la Vocacional, vine para acá. La escuela tenía un plan de estudio muy bueno. Amén de los programas establecidos para todos los centros, había cursos facultativos, de resolución de problemas específicos y comunes. Se incentivaba mucho la actividad investigativa. Fue un error descargarlo. Después llegó la conversión a IPVCE.
“Una de las misiones más importantes de los profesores de guardia en aquel entonces era despertar a los alumnos que querían levantarse temprano a estudiar. Cuando dábamos el de pie a las 6 de la mañana, ya había un promedio de 15 alumnos en las aulas.
“Existía además un sistema de encuentros de conocimientos que se hacían cuatro veces en el año, a lo largo del país, con la Copa Lenin, en La Habana; Patria, en la zona oriental, una en Camagüey y otra en Pinar del Río. Esto creaba un incentivo para que los alumnos se prepararan.
“Sin temor a equivocarme, en aquellos tiempos de fines de los 70 y principios de los 80, la Vocacional de Holguín era la de mejores resultados del país. Representar al centro era un orgullo. Más recientemente, participamos en el programa de Televisión Encuentro con Clío, donde siempre la Vocacional José Martí resultó ganadora en la emisión final de la competencia.
“Creo que deberían rescatarse este tipo de encuentros, al menos con vocacionales cercanas, como una vía para que el alumno sienta que el conocimiento es un deporte, en cuyo buen rendimiento se sustenta su futuro”.
El profe de Historia bien podría impartir Español al valorar su metáfora de que “el alumno es la escultura en la que trabaja el maestro. Pero esta es una escultura viva que piensa, actúa y es capaz de arribar a conclusiones que el profesor no encuentra en ningún libro. He descubierto que la mejor preparación la logro frente a mis alumnos”.
Mucho ha llovido tras aquella mojada bautismal de la escuela con Fidel. La vocacional no es la misma. Lo revelan los edificios transformados, los deshabitados o los ocupados por otros centros. Los alumnos tampoco son como antes y, mucho menos los métodos y medios de enseñanza.
Antes tiza, pizarra y borrador eran los mejores aliados. Amado ha ordenado cronológicamente su docencia con estas clases. Aprovecha el móvil de los alumnos con la misma espontaneidad con que ha usado, desde siempre, el resumen y los esquemas como recursos nemotécnicos.
“Si se me va la corriente, mis alumnos ya tienen en sus teléfonos el contenido que yo voy a impartir, la teleclase, hasta el libro de texto”.
Hoy -como lo fue antes- la exposición del profesor es importante para la ubicación espacio tiempo. No obstante, Amado incentiva al alumno a que exponga el contenido para que desarrolle habilidades y le enseña trucos para aprobar el examen, incluso, si no se sabe la respuesta.
También recuerda cómo era el joven Amado a los 16 o 18 años. Lo extrapola a estos tiempos y brinda una enseñanza de la Historia atemperada a las condiciones actuales de la nación y a las inquietudes propias de quienes ocupan hoy el puesto de estudiantes.
Si a cualquiera de sus exalumnos le pidiesen caracterizar con dos elementos al profe Amado”, uno sería: no debe estudiar, porque se sabe todos los libros de memorias. Dos, le gustan los cargos de dirección; porque fue director docente de la Unidad 3 y subdirector docente del resto, menos la 4. Entonces tendríamos una evaluación de cero puntos.
“Estudio todas las noches y pienso cómo voy a desarrollar la clase al día siguiente. Yo me siento satisfecho de la labor que desarrollo. Pensarán que es mentira; pero el escenario donde mejor me siento es en el aula; aunque a mis 70 años, ya jubilado y reincorporado por la necesidad de docentes, deba de impartir seis turnos o más al día.
“Mi mayor orgullo es ver que mis antiguos alumnos triunfan profesionalmente y conservan los conocimientos y las normas educativas que aprendieron en la escuela”.
Amado lleva casi siempre sus manos detrás de la espalda. Adopta la postura para caminar y también, a veces, para iniciar sus clases. Las libera para colocar el tema de la clase en la pizarra. Un día, con un toque de humor, pero con un objetivo muy serio escribió: Asunto: “Demostrar que no saben nada”.
“Es mejor emplear dos minutos de la clase para mostrarles que tienen que estudiar, porque no dominan el contenido, que pasarse el turno entero peleando con ellos. Hay que encontrar las vías para hacer las clases de Historia más atractivas, incluso con el humor”.
Tal y como ha pedido tantas veces en los exámenes, ahora le toca “valorar”, no un hecho o personalidad, sino el presente y futuro de la Vocacional:
“Iniciamos un proceso para tratar de recuperar los conceptos fundacionales de la escuela. Es una tarea difícil; pero nada es imposible. Hay que trabajar por elevar los niveles de exigencia para la entrada y permanencia en el centro. Los alumnos deben sentir el rigor en las evaluaciones para que tengan la necesidad de aprender. Los padres son un eslabón fundamental en este proceso para inculcar principios, el amor al estudio y la lectura”.
Los días de clases el profe realiza el recorrido de más de un kilómetro de su casa a la escuela y, por las tardes, a la inversa. Dice que debe mantener activo el cuerpo tanto como la mente. Ha enlazado, según ha correspondido a sus sueños, su vida a la Vocacional. El Amado profe de Historia aún tiene que escribir mucho de la suya personal entre los muros de esta escuela.
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Comentarios
Muchas felicitaciones a un docente que ha dedicado su vida ,no sólo a enseñar,sino también a sembrar alegría y recuerdos inolvidables a sus estudiantes ,prendido en la memoria de cada uno de los que ,como yo,tuvimos el privilegio de recibir sus excelentes clases siempre acompañadas de lecciones morales y por supuesto algo de humor,siempre he admirado su capacidad para bromear ,jaranear y reír con el estudiantado y aún así inspirar el más profundo respeto,gracias por todo profe,muchos profesionales y futuros profesionales recordamos con amor a nuestro Amado profesor de historia .
Decía: De lejos parece que no saben nada. Pero de cerca comprobamos que sí, efectivamente no saben nada. Jajajaja