Que no se expanda la indiferencia

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indiferencia

Si la indiferencia se irradia es nocivo para todo tipo de relaciones y fatal al florecer en la familia, así como en hechos y circunstancias en la sociedad, al endurecerse los sentimientos, acorazar el corazón sin importar los padecimientos, necesidades y dolor de los demás.

Las personas endurecen psicológicamente, sin importarles las emociones ajenas, establecen distancia con las potencialidades de afecto y compasión, fortificando el yo que conduce al aislamiento interior.

Con la apatía afectiva acaece la soledad, inestabilidad, carencia de valores morales, complicidad en acciones incorrectas, desobediencia hasta de las autoridades, ignoran las iniciativas sociales, carencia de bondad, sentimiento de soledad, inseguridad personal, que dañan en todos los planos de la vida.

Al ser insensible produce pésimas reacciones entre los otros, como total rechazo, aunque a veces algunos de esos individuos, en lo exterior, aparenta sociabilidad e incluso hasta simpatía, pero realmente llevan un pobre autoconcepto, baja autoestima, sin control emocional y echan en cara no sentirse amados ni valorados.

Esta actitud es peligrosa a cualquier progresión por su nefasto destrozo tanto en lo individual, en grupo, a pequeña o a gran escala y es muy importante ser visualizada a tiempo, como la mala hierba, porque su daño es irreversible.

La indiferencia no suele dejar nada bueno, ni para quienes la reciben ni para quienes la ejercen, los entendidos la definen como un estado afectivo neutro, porque “ni sienten, ni padecen”, sin embargo, sus arañazos producen contusiones punzantes.

Sus acciones son indiscutiblemente opuestas a la condición humana, al distinguirse por la excesiva insensibilidad, desapego a todo, frialdad e ignorar la trascendencia de relacionarnos unos con otros, al nada importarles y terminan alejándose de todo.

Mostrarse indiferente ante alguien implica que estás retirando todos tus sentimientos, que no existen para ti. ¿Hay algo más cruel?, que hacer gala de esa actitud una de las más agresivas y dolorosas que alguien pueda proyectar.
Por eso tenemos que fomentar el amor, respeto, cortesía, pasión, solidaridad, o sea entre la familia y la escuela todos los valores humanos, para tener en los diferentes escenarios el mejor comportamiento, con total ética, para ser capaces de sentir como propio el dolor ajeno y de defender la felicidad.
Como ilustra el rumano Elie Wiesel, Premio Nobel de la Paz en 1986 y sobreviviente de los campos de concentración nazis: “Lo contrario del amor no es el odio, es la indiferencia. Lo contrario de la belleza no es la fealdad, es la indiferencia. Lo contrario de la fe no es herejía, es la indiferencia. Y lo contrario de la vida no es la muerte, sino la indiferencia entre la vida y la muerte”.

Para JK Rowling, escritora, productora de cine y guionista británica: “A veces, la indiferencia y la frialdad hacen más daño que la aversión declarada”, mientras para George Bernard Shaw, dramaturgo, crítico y polemista irlandés: “No duelen tanto las palabras agresivas. Duelen más los silencios prolongados” y “El peor pecado hacia nuestros semejantes no es odiarlos, sino tratarlos con indiferencia: esa es la esencia de la inhumanidad”, Anónimo.

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 Hilda Pupo Salazar
Author: Hilda Pupo Salazar
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Periodista especializada en temas de educación y valores. Autora de las columnas Página 8 y Trincheras de ideas.

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Comentarios  

# Guest 20-01-2024 19:21
El asunto no es tan sencillo. No es de pedir que no se expanda y por exhortación erradicarlo.

Eso es DESIDIA. En mi criterio un valor moral negativo, ni siquiera un denominado anti valor.

La DESIDIA es una creencia compartida. Se construye en la subjetividad similar a como se construye la LABORIOSIDAD, la PROFESIONALIDAD, la LEALTAD AL CLIENTE, etc.

He escrito sobre ese tema y ha sido publicado en el Grupo Amigos del Periódico !ahora!

Eso es un señor trastorno social cuyos sustratos son los éxitos económicos y sicológicos.

Gracias.

Gonzalo Rubio Mejías.
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